Si hay algo que destaca a la aviación latinoamericana son sus pioneros. Impulsados por la pasión, de las modestas aeronaves a los modernos aparatos de hoy, cientos de hombres y mujeres contribuyen al desarrollo de esta industria. Uno de estos, es sin duda el peruano Jorge Chávez Dartnell, quien un 23 de septiembre realiza el primer cruce aéreo de los Alpes.
Se dice que Chávez es hijo de la audacia y de la aventura. Probablemente, sea una herencia de su familia al ser bisnieto del almirante Martin Guisse, marino inglés nombrado contraalmirante de la naciente Marina de Guerra del Perú por el libertador José de San Martín. Si bien nace en París un 13 de junio de 1887, Jorge Chávez es inscrito junto con sus hermanos en el Consulado del Perú por sus padres don Manuel Gaspar Chávez Moreyra y doña Rosa Dartnell y Guisse.
Como muchas familias de recursos y buena posición social, el joven Chávez aprovecha la ventaja de estar en Europa. Allí, accede a buena educación, deporte y arte, que más tarde aprovecha para aplicarla en la aviación. Como Alberto Santos Dumont, sus primeras incursiones con la industria de los motores y la física están ligados al automovilismo. De hecho, se gradúa de ingeniero en la Escuela Violet de Electricidad y Mecánica Industrial de París (Ecóle d’ Electricité et de Méchanique Industrielle).
A la aviación llega de la mano de Louis Paulhan cuando participa en una competencia aérea en la ciudad francesa de Reims. Es él quien le da al peruano la oportunidad de familiarizarse con los aviones por su pasión por los motores y por el hecho de ser ingeniero. Le encarga el armado de los motores, los mecanismos de control de las aeronaves y la revisión de sus estructuras.
Poco a poco el “bichito aeronáutico” va ocupando lugar en el corazón de Jorge Chávez. Siguiendo el espíritu de su ancestro y su pasión por la nueva tecnología, ingresa a la escuela Farman de París un 07 de febrero 1910. A los pocos días logra su vuelo solo y obtiene su licencia en el Aeroclub de Francia. En los
Inicia su instrucción de vuelo ingresando a la Escuela Farman de París, el 7 de febrero de 1910 realiza su primer vuelo solo y el día 13 del mismo mes obtiene su licencia de piloto Nº 32, otorgada por el Aeroclub de Francia. Durante los próximos ocho meses desarrolla una carrera exitosa como aviador hasta convertirse el 23 de septiembre el primer hombre en el mundo en cruzar los Alpes en un avión.
A pesar de estar lejos de su país, lleva siempre en alto al Perú. En todas las competencias aéreas que participa en Francia, Inglaterra e Italia se identifica como peruano. Según los registros históricos, declara en cada oportunidad: “Yo soy peruano” frente a las multitudes que se aglomeran para ver surcar los aparatos voladores.
Cruce de los Alpes
Las carreras aeronáuticas se toman por esos años los cielos de Europa y Norteamérica. También apreciamos algunos eventos en América Latina. En 1910, el pionero aeronáutico y del automovilismo italiano Arturo Mercanti, propone un atrevido concurso en la reunión del Circuito Aéreo de Milán: una travesía aérea través de los Alpes. Toda una locura para los primeros aviadores que surcaban los cielos de las ciudades y campos aéreos en pequeños y frágiles máquinas voladoras.
El objetivo es poner fin al debate entre el aeroplano y aerostato (globos) y afianzar el desarrollo de la aviación. Para ello, se fija un cruce por las montañas alpinas partiendo en Briga (Suiza) hasta llegar a Milán en un recorrido de 150 kilómetros. Se incluye una escala en Domodossola (Italia) para reabastecimiento y descanso. Antes de que comience el invierno, se fija la prueba entre el 18 y 24 de septiembre de 1910. Un total de nueve pilotos se inscriben, incluyendo a Jorge Chávez.
El aviador peruano llega a Briga en la quincena de septiembre. Su primera intención es conocer la ruta. Para tal efecto, realiza varios viajes en automóvil por el sector de las montañas y las llanuras para explorar los pasos por donde debía volar en su Blériot XI.
El 19 de septiembre las adversas condiciones meteorológicas hacen desistir a la mayoría de los participantes. Sólo quedan Charles Weymann y Jorge Chávez.
Decidido a enfrentar la adversidad, la mañana del 23 de septiembre, Jorge Chávez efectúa un último reconocimiento en su automóvil desde Briga. Tras constatar las condiciones determina que es el momento de emprender el vuelo.
En Briga, alista al Blériot XI para la salida. De acuerdo con los registros, a las 13:29 se produce el despegue. El ascenso es normal y las condiciones favorables de la mañana lo llevan a adentrarse por los Alpes suizos. La dirección es Domodossola sobrevolando el valle del Simplón.
El vuelo transcurre con normalidad. Sin embargo, al adentrarse en la montaña los fuertes vientos golpean las frágiles alas del aeroplano. Pese a esto, el vuelo continúa y logra llegar a la localidad italiana.
Tras divisar el aeroplano, la población local se aglomera en el prado designado para el aterrizaje. Chávez y su Blériot se aproxima en vuelo lento, pero los vientos tienen debilitada la estructura del aparato. Cuando sólo quedan 20 metros para aterrizar, las alas se pliegan hacia arriba haciendo que el avión caiga.
La multitud es la primera en socorrer al aviador quien es extraído de los restos del aparato y llevado al hospital de San Biagio. Las heridas en su cuerpo no le permiten resistir más, falleciendo cuatro días después de la caída.
El diario Corriere de Milano relata con pesar la pérdida del aviador, pero destacando la hazaña. “Se ha destruido al hombre y a la máquina, pero el hecho prodigioso queda como recuerdo que no se destruirá nunca. Su nombre quedará para siempre entre los grandes triunfadores”, publican. Relatando el lugar de la cumbre, sentencian: “Por ahí pasó Chávez volando!”
Pionero de la aviación peruana y del mundo
Jorge Chávez Dartnell se convierte en el primer hombre en cruzar los Alpes. Su hazaña hace que ocupe el lugar de pionero de la aviación mundial. En el Perú, su logro hace que el país celebre cada 23 de septiembre el Día de la Aviación Peruana en su homenaje. Para los peruanos, el cruce de los Alpes marca el inicio de su aviación.
El Perú ve en la gesta aérea de Chávez las bases para desarrollar la aviación en el país. El cruce de los Alpes demuestra que el ser humano es capaz de vencer a las montañas y que pese a la una adversa geografía es posible conectar al país por la vía aérea.
“No pierdo vista los servicios que la aviación prestará a la patria”, escribe Jorge Chávez en sus respuestas a las felicitaciones que recibía desde el Perú por sus participaciones en las competencias aéreas. “¡Arriba, más arriba todavía!”, prosigue, en un probable aliento a muchos para que persigan sus sueños y lleven el nombre del Perú en lo alto.
Fotografía portada – Dominio Público