Como parte de la reorganización bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos, SAS llega a un acuerdo con Apollo Global Management por US$700 millones. El aporte es considerado estratégico para mejorar su estado financiero actual y cuya aprobación por parte de la Corte se espera para septiembre.
SAS ingresa al Capítulo 11 en julio como consecuencia de una delicada situación financiera arrastrada por años y agravada por una huelga de pilotos de 15 días, más el caos operacional generado en Europa por la falta de personal. Las pérdidas de la huelga están estimadas en US$145 millones. La línea aérea espera completar el proceso de reestructuración en un plazo de nueve a 12 meses.
El panorama más claro respecto a las restricciones de viaje por temas COVID-19 ya inexistentes en muchos países donde opera, le favorece en comparación con otras líneas aéreas que se someten con anterioridad a la protección judicial. Sin embargo, el escenario sigue siendo altamente desafiante con el alza del precio del combustible y las variaciones cambiarias.
El aporte de Apollo es considerado como significativo para salir de la actual situación. Sin embargo, la compañía espera más inversionistas. En ese contexto, todavía falta tiempo para aclarar quienes conformarán el nuevo capital de SAS.
“No se debe especular quién se convertirá en propietario al final, pero es una posibilidad, absolutamente”, dice Louise Bergström, vicepresidente de Relaciones con Inversionistas de SAS.
La línea aérea de los países escandinavos viene reportando pérdidas desde hace años, agravadas por una falta de capacidad de transformación para enfrentar el auge de la competencia de las compañías de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés). La crisis del COVID-19 con las restricciones de viaje impuestas por los Gobiernos agrava aún más la situación, especialmente, en rutas claves como Asia, cuyos países permanecen largo tiempo cerrados.
Con unos estados financieros delicados, SAS señala que necesita reducir aún más los costos y recaudar más capital para retomar el camino de la sostenibilidad financiera. Por lo mismo, considera que la reestructuración a través del Capítulo 11 es necesaria para reorganizar la deuda.
“Necesitamos convertir la deuda vieja e incorporar capital nuevo, por lo que todavía hay muchas partes que deben encajar. Ahora tenemos una oportunidad mucho mejor”, agrega Bergström.
Suecia decide no invertir y Dinamarca busca mantener influencia
A pesar de que posee el 21,8% del actual capital de SAS, el Gobierno de Suecia decide en mayo que no colocará más inversiones en la línea aérea. Según el Estado sueco, la situación por la que atraviesa la empresa es consecuencia de un arrastre por años y que durante la crisis del COVID-19 aporta alrededor de US$803 millones (€783 millones) distribuidos en partes para ayudar en su estructuración financiera.
Ante situación, Suecia señala que SAS debe buscar otros mecanismos para salir de la crisis. Sin embargo, no descarta convertir su deuda en futuras acciones lo que llevaría a aumentar su participación o al menos no reducirla con la llegada de nuevos propietarios.
Con una participación similar, Dinamarca tiene una opinión distinta. Señala que podría estar dispuesto a cancelar la deuda que mantiene SAS e inyectar nuevos fondos si la empresa logra buscar nuevos inversionistas privados.
Dicha propuesta es confirmada por el gobierno danés el 15 de agosto, tras tomar conocimiento del financiamiento de Apollo. Para Dinamarca, SAS es un actor fundamental para la economía del país por la conectividad que brinda al país y por el empleo que genera, tanto de manera directa como indirecta.
El Gobierno de Dinamarca considera que una pérdida de participación e influencia en SAS puede representar que su directorio tome decisiones que no son favorables para la economía local. Una de estas es la operación en muchos aeropuertos daneses.
Fotografía portada - SAS