Confirmando el carácter político de las medidas impuestas bajo justificación del COVID-19, el Ministerio de Salud de Chile simplifica que las restricciones de ingreso al país para ciudadanos extranjeros. Se trata de una reacción extremadamente tardía que busca impulsar la demanda internacional y el turismo receptivo con miras para la temporada alta de verano 2022-2023.
A partir del próximo 01 de septiembre, los ciudadanos extranjeros que deseen visitar Chile no necesitan el proceso de homologación de vacunas ni completar el formulario c19. Sólo podrán ingresar al país cumpliendo los requisitos de ingreso habituales para cada país y mostrar su certificado internacional de vacunación contra el COVID-19. Las personas que no están vacunadas deberán presentar una prueba PCR con 48 horas antes del embarque en el último punto al país.
Para acceder al cuestionado “Pase de Movilidad”, documento al que están sometidos los ciudadanos chilenos supuestamente para realizar distintas actividades en público como asistencia a restaurantes, ferias, espectáculos, gimnasios, entre otras, los extranjeros podrán presentar el mismo certificado internacional de vacunación como prueba. También debiera ser válido para que los extranjeros accedan vuelos domésticos.
No se eliminan la toma de PCR aleatoria en el aeropuerto de Santiago. Por consiguiente, los pasajeros chilenos y extranjeros siguen con la incertidumbre de que al ingresar a Chile puedan quedar sometidos a una cuarentena en caso de dar positivo, aspecto adverso para los visitantes quienes verán perjudicados todos sus planes.
Medidas esperadas por el sector turístico
El fin de la homologación de las vacunas y el trámite del c19 es uno de los trámites más esperados por el sector de los viajes y el turismo. De acuerdo con la Subsecretaría de Turismo, la intención del anuncio permitirá impulsar la demanda de cara a los próximos meses.
“Este anuncio que actualiza las medidas para el ingreso de turistas extranjeros, permitirá hacer más competitivo a Chile como destino turístico en el ámbito internacional, sustentado además por la alta tasa de vacunación en la población”, señala Verónica Kunze, subsecretaria de Turismo.
Desde la Federación de Turismo de Chile (FEDETUR) también destacan el anuncio del Gobierno de Chile. Una de sus principales demandas precisamente era la eliminación de la homologación de vacunas, por ser un trámite burocrático y único en el mundo.
“Valoramos el anuncio efectuado por el gobierno respecto al fin de la homologación de vacunas para los turistas extranjeros que llegan al país. Es un impulso muy importante en la reactivación del sector turístico, especialmente receptivo, y de las regiones que se benefician del turismo extranjero como son la Región de Magallanes, Aysén y destinos icónicos como San Pedro de Atacama, además de la Región Metropolitana, por nombrar algunos”, dice Helen Kouyoumdjian, vicepresidente de FEDETUR.
Por su parte, la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (ACHILA) también valora la nueva flexibilización. Sin embargo, consideran que se deben eliminar todas las restricciones para que Chile vuelva a ser realmente competitivo en la región.
“Valoramos los anuncios del gobierno pero creemos que es necesario avanzar hacia una eliminación total de restricciones de cara a la temporada alta”, señalan a través de su perfil en LinkedIn. En específico se refieren a la eliminación de la PCR aleatoria al ingreso al país y el “Pase de Movilidad” para vuelos. “De esta manera estaremos en las mismas condiciones que el resto de nuestros vecinos para atraer turistas a lo largo de todo Chile y así seguir levantando al turismo”.
Medidas políticas tardías que siguen restando competitividad
Si bien la flexibilización de las restricciones es un avance significativo, confirma el carácter político de las supuestas medidas sanitarias contra el COVID-19. Como ocurre en otros países, las restricciones se sacan sin una base científica y en los tiempos en que las autoridades políticas lo consideran. Además, las diferencias internas, así como entre los países, confirman nuevamente la arbitrariedad de las decisiones tomadas desde marzo 2020.
Chile sigue siendo un país altamente sometido a las restricciones político-sanitarias. Con una población vacunadas en un 91% y la aplicación de cuatro dosis de vacunas COVID-19, las autoridades siguen imponiendo a la población una serie de restricciones que dificultan su vida diaria como uso de mascarillas, aforos, vacunación obligatoria coaccionada por el “Pase de Movilidad” y su exigencia para distintas actividades. La realidad contrasta con muchos países del mundo y de la región, donde la vida es normal tal como lo es antes de la pandemia.
La flexibilización informada tendrá su impacto hacia el cuarto trimestre y la temporada de verano 2022-2023. La razón responde a la temporalidad con la que se informa y el periodo que consideran las personas para planificar sus viajes. En el caso de un viaje al extranjero, una planificación varía entre 60 días (destinos cercanos) hasta más de seis meses (viajes desde más lejos).
Sin embargo, por la tardanza y limitada reacción de Chile, el país sigue quedando atrás respecto a otros países de la región. Viajar a Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y el Perú, es sencillo ya que prácticamente no tienen restricciones de ningún tipo o al menos sólo cuentan con la necesidad de probar su vacunación contra el COVID-19.
Chile se presenta al mundo con limitantes y sigue mostrándose al mundo como un país restringido. Por ejemplo, la toma aleatoria de PCR sigue siendo un desincentivo a viajar ya que el riesgo de quedarse sometido a una cuarentena. Sólo con ese antecedente, invita a los turistas a visitar otros países, especialmente si estos cuentan con una oferta turística superior e incluso de menor costo. Además de esta traba, el país todavía tiene el desafío de volver habilitar más aeropuertos regionales para vuelos internacionales y las exigencias de “Pase de Movilidad” en vuelos domésticos para ciudadanos chilenos.
Las burocráticas medidas y control político-sanitario son herencia de la administración de Sebastián Piñera. Después de que Chile logra posicionarse en el mundo como un destino turístico atractivo por su oferta y estabilidad política, la gestión Piñera rompe con esa imagen al imponer una serie de restricciones desde un extenso cierre de fronteras hasta un “Pase de Movilidad”. Además, una incapacidad de gestión política termina también con la imagen de país estable. La violencia política, las protestas en las ciudades, el daño urbano y el aumento de la delincuencia desde octubre 2019, trastoca distintas actividades en la ciudad y afectan la experiencia turística que los viajeros esperan conseguir.
Fotografía portada – Ricardo Delpiano