Tras más de un año de paralización, Boeing se encontraría cerca de retomar las entregas de los B787 a sus clientes. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés de los Estados Unidos) aprueba la propuesta de inspección y modificación del fabricante para verificar que las condiciones de la aeronave cumplan con todos los requisitos.
Tanto la FAA como Boeing no emiten comentarios al respecto. Sin embargo, se espera que la aprobación de las medidas de inspección adicionales permita que las entregas se reanuden durante el transcurso de agosto. A mediados de julio, el fabricante expresa que se encuentra “muy cerca” de reanudar las entregas después de su paralización en mayo de 2021.
Desde 2020, Boeing enfrenta problemas en la producción del B787. En septiembre de ese año, la FAA indica que está realizando una investigación en fallas de fabricación, además de manifestar su preocupación por el método de inspección propuesto.
Como consecuencia, Boeing suspende las entregas del Dreamliner en mayo de 2021. Previamente, la autoridad aeronáutica estadounidense emite dos directivas de aeronavegabilidad para abordar problemas de producción para los aviones en servicios e identifica un problema adicional en julio de ese mismo año.
Según declaraciones a la prensa, Boeing asegura que seguirá trabajando de manera transparente con la FAA y sus clientes para reanudar las entregas del B787. Sin embargo, no realiza mayores comentarios respecto a certificaciones en curso.
La paralización en las entregas de los B787 genera complicaciones para la programación de las líneas aéreas. Si bien en un comienzo la medida no representa mayor inconveniente por la reducción de capacidad ante la vigencia de muchas restricciones a los viajes impuestas por la pandemia, el rápido retorno de la demanda vuelve la situación en un problema complejo, especialmente para programar vuelos adicionales con material más moderno y eficiente en consumo de combustible.
Como consecuencia, muchos operadores del Dreamliner se ven en la obligación de reducir capacidad en vuelos de larga distancia o recurrir a aviones en servicio de otras rutas menos rentables para ser ocupadas en tramos de mayor demanda o que cuentan con un retorno financiero superior. También recurren a la reactivación de flota más antigua y menos eficiente.
Un ejemplo de lo anterior es el impacto que tienen algunas rutas de American Airlines a América Latina. Por no contar con los B787 planificados, la línea aérea se ve en la obligación de reducir frecuencias y suspender temporalmente rutas a varios destinos como Buenos Aires (EZE) o Santiago de Chile. Con la reanudación de las entregas a partir de agosto, esta compañía sería una de las beneficiadas permitiendo la normalización de sus operaciones para los próximos meses. American Airlines espera recibir al menos nueve B787 este mes.
Tras los accidentes de los B737 MAX en 2018 y 2019, la FAA está comprometida a intensificar las inspecciones y delegar menos responsabilidades a Boeing para la certificación de las aeronaves que produce. No está claro si la aprobación del plan de control y verificación del B787 implique un retorno de la facultad de auto certificación.
Fotografía portada – Boeing