Sin duda, la agenda aeronáutica de la semana que termina se concentra en el Reino Unido con la feria aeronáutica de Farnborough 2022 (FIA22). Después de dos años de interrupciones, producto de decisiones políticas de confinamientos y cierres de fronteras, vuelven en gran escala los eventos aeronáuticos que en esta oportunidad incluyen al Royal International Air Tattoo (RIAT) para las exhibiciones de defensa.
Al término de esta nueva versión de FIA22, las opiniones parecen ser encontradas. Por un lado, está la satisfacción de lograr un buen evento con todas las características de las verdaderas grandes ferias aeronáuticas: buenas instalaciones, una verdadera muestra con lo último de tecnología aeronáutica y un show de alto nivel que congrega a toda la industria en un evento de clase mundial.
Para otros, es un evento pobre o realizado en la medida de lo posible. La ausencia de grandes pedidos de aeronaves o de anuncios novedosos se hace notar. Sin embargo, es la oportunidad para reafirmar el compromiso de la aviación por la innovación y el tema de la sostenibilidad. Uno de los grandes anuncios precisamente está en ese enfoque con el compromiso firmado por nueve grupos aeronáuticos y Airbus para la captura de CO2.
Después de dos años de restricciones y distintas crisis en curso a nivel global, con un sector que comienza a reactivarse con dificultadas financieras arrastradas y problemas operacionales importantes, es difícil de esperar ferias como las de años anteriores. Bajo el escenario actual, FIA consigue su propósito.
Entre los fabricantes, sin dudas Boeing saca cuentas más alegres para su programa B737 MAX. Las nuevas órdenes y la confirmación de otras le imponen presión a las autoridades estadounidenses y a la propia fábrica para atender los desafíos de certificación que tiene el modelo MAX 10.
Airbus muestra conformidad con los pedidos conseguidos como los de LATAM o easyJet. Al realizar un balance de la industria aérea, las expectativas para esta feria no estaban altas como en otras ocasiones mostrando conformismo con la cartera de pedidos que poseen.
Algo similar podría esperarse de Embraer con los pedidos recibidos desde Porter Airlines, Alaska Airlines. Sin embargo, el fabricante brasilero logra colocar en agenda innovaciones con sus nuevos aviones híbridos o las futuras aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL).
La falta de grandes pedidos responde a la coyuntura de la industria aérea. La crisis financiera derivada del COVID-19, la incertidumbre económica, el alto precio del combustible y las consecuencias y amenazas que genera la guerra en Ucrania, mantienen a los actores en espera hasta que los escenarios se esclarezcan. Quizás la que saca más cuentas alegres es la industria de defensa con los pedidos de aviones y equipamientos que está recibiendo con el contexto bélico en Europa y las nuevas amenazas a la seguridad que le permiten sostener toda una “economía de guerra”.
Lo sucedido en FIA22 sin duda marcará a las ferias aeronáuticas que restan. Si las perspectivas están más claras, probablemente el Salón Aeronáutico de París sea una instancia más apropiada para regresar a la actividad tradicional de los eventos, aunque todo estará condicionado a la evolución de los acontecimientos en curso y la aparición de otros nuevos.
Fotografía portada - Farnborough International Airshow