Alza del dólar e inflación amenazan la recuperación de la demanda de viajes en Chile

La devaluación del peso chileno frente al dólar y el aumento de la inflación está complicado el diario vivir de los chilenos. Como muchas otras actividades de compras de bienes y servicios, los precios de los viajes se están encareciendo, afectando principalmente a los sectores menos favorecidos o aquellos más sensibles a los cambios tarifarios.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Chile, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanza en junio un alza de 0,9% para un acumulado de 7,1% en lo que va de 2022 y de 12,5% en los últimos doce meses. El sector transporte es uno de los ítems que más está incidiendo en el alza con aumentos mensuales en ocho de sus diez clases. De estas, el transporte aéreo registra un alza del 13,4% para un acumulado de 43,1% en el primer semestre y de 131,1% para los últimos doce meses.

Producto de las eficiencias y los nuevos modelos de negocio de estímulos permanentes a la demanda que las líneas aéreas están realizando, las ofertas no se detienen. Sin embargo, no están ajenas a los factores internos y externos como el alto precio del combustible y el tipo de cambio, por lo que los precios de los viajes son más altos.

Hasta no hace mucho, el tipo de cambio no es un tema de preocupación en Chile para efectos de la demanda como lo es en Argentina ante las continuas devaluaciones de su moneda. Hoy, en cambio, si lo es y se entiende como parte de la “argentinización de la realidad chilena”.

El alza del dólar golpeará a todos, aunque con distinto grado. Aquellos que consiguen pagar sus pasajes y todos los gastos asociados a los viajes con antelación se benefician de un cambio más favorable y menores precios. Sin embargo, deben esperar para sus viajes más próximos mayores gastos para los mismos servicios que pretenden adquirir, ya sea de manera directa o través del uso del crédito. Los más afectados son sin dudas aquellos que planean comprar pasajes, paquetes turísticos o por distintos motivos deben viajar. Son los que sufrirán con un tipo de cambio “verdaderamente histórico”.

En su última Asamblea General, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) indica que el tipo de cambio y la inflación son parte de las nuevas amenazas a la industria aérea post COVID-19. En su informe señalan que el alza de la divisa estadounidense respecto a las monedas locales generará un impacto negativo en el crecimiento del transporte de pasajeros. La organización indica al respecto que aumenta el precio en moneda local de toda la deuda en dólares y la carga al pagar las importaciones de combustibles que también están en esa moneda.

Lo anterior, se asume con el ejercicio que realizarán las líneas aéreas -y también las empresas de turismo y asociados- por mantener una demanda suficientemente alta. No obstante, cualquier aumento de los costos lo pagarán los pasajeros, independiente por la empresa por la que compren sus pasajes, paseos o alojamientos.

IATA también menciona el problema de la inflación. Tanto en Chile como en todo el mundo las tasas de interés están aumentando a medida que los Bancos Centrales buscan combatir la inflación. Al igual que los principios básicos de economía, precisa que la inflación es dañina porque reduce el poder adquisitivo de las personas y promueve la desaceleración de la economía.

En Chile, la inflación está impulsada desde la pandemia por el exceso de circulante provocado por las ayudas económicas gubernamentales y los retiros de los fondos de pensiones impulsados de manera populista por los parlamentarios. Otro ejemplo más de que las medidas políticas colocadas por el COVID-19 terminan haciendo más daño que el propio virus.

El panorama local y mundial está amenazando la recuperación de la aviación. Su impacto todavía está oculto por una alta demanda reprimida de viajes que se registra en todos los países, tanto a nivel doméstico como internacional. Después de dos años de encierros innecesarios, la gente quiere viajar a toda costa. No obstante, para los próximos meses se espera un cierto golpe y no se descarta una desaceleración combinada con un entorno de precios altos.

Las perspectivas para la demanda de viajes en Chile acompañan la realidad presente en los países del hemisferio Norte. Probablemente, a corto plazo no existan impactos significativos en la cantidad de pasajeros viajeros e incluso pueden que continúen, pero en el mediano plazo los horizontes son menos favorables. En la industria ven esta situación como parte de la alta volatilidad de los escenarios, asociado también a una incertidumbre política existente, especialmente para los próximos dos o tres meses.

Con viajes más caros, probablemente los destinos que más se favorezcan sean los domésticos y dentro de la región. También a aquellos países en los cuales el tipo de cambio sea favorable para los extranjeros. Por ahora, la mejor alternativa para combatir los altos precios es sin duda la anticipación de la compra, aspecto que vuelve a cobrar importancia a medida que los países eliminan las restricciones sanitarias impuestas por el COVID-19.

Para la Federación de Turismo de Chile (FEDETUR) las proyecciones para las vacaciones de invierno no son muy alentadoras. Estiman alrededor de 3,4 millones de viajes con una disminución del 3,0% respecto a 2021, considerando que el año pasado los viajes están restringidos por las llamadas “medidas sanitarias”. La proyección es inferior a los más de 4 millones de viajes que estima el Gobierno de Chile a través de la Subsecretaría de Turismo. En ambos casos, se consideran todo tipo de viajes por lo que la demanda aérea es significativamente inferior.

Como en Argentina, la devaluación del peso chileno podría crear un escenario propicio para el turismo receptivo. Sin embargo, eso tampoco estará presente por la alta burocracia que el Gobierno de Chile continúa colocando con sus políticas COVID-19, tanto con la homologación de vacunas, la obtención y uso del cuestionado “Pase de Movilidad”. Las “medidas sanitarias” con aforos, restricciones y el “Pase de Movilidad” son desincentivo a los viajes y al turismo, especialmente cuando otros países están abiertos, sin restricciones y cuentan con más oferta y servicios turísticos, incluso a mejores precios. FEDETUR estima una baja de 60% de extranjeros visitando Chile respecto a 2019.

En consecuencia, menor demanda impacta en la recuperación y especialmente en la creación de nuevos empleos. Cabe recordar que por los beneficios derivados de la aviación, por cada empleo que se crea en el sector aéreo se generan otros tres o cuatro en otras industrias. El impacto de menos viajes afecta a toda la cadena, incluyendo a los aeropuertos, la gastronomía y la hotelería, entre otros.

El tipo de cambio y la inflación puede amenazar la democratización de los viajes. En términos del perfil de pasajeros no debiera existir un impacto ya que prácticamente todos los sectores socioeconómicos de Chile hacen uso del transporte aéreo. Sin embargo, si puede incidir respecto a la capacidad económica que se disponga.

Fotografía portada – Simón Blaise O.

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