El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sepulta la propuesta de Ley impulsada por el Partido Comunista y aprobada por el Congreso que buscaba incluir en todas las tarifas aéreas el derecho a transportar el equipaje en bodega. La industria aérea celebra la decisión ya que mantiene un respeto por la libertad de elección de los consumidores y del negocio, salvaguarda el desarrollo del transporte aéreo y evita violaciones a acuerdos internacionales que norman la actividad.
De haberse aprobado, los pasajes aéreos habrían experimentado un alza importante en sus valores, afectando a directamente a los consumidores con menos recursos. Simplemente, las líneas aéreas compensarían la obligatoriedad del cobro de las maletas con precios más altos que todos los pasajeros tendrían que pagar. También hubiese afectado al turismo interno brasilero al existir menos pasajeros que harían uso del avión como medio de transporte.
El equipaje en bodega es considerado un servicio adicional al transporte aéreo. En los últimos años, nuevos modelos de negocios del sector en todo el mundo cambian la estructura de las tarifas aéreas permitiendo que más pasajeros accedan a los viajes, según el tipo de servicio que quieran utilizar.
En vuelos domésticos o de corto alcance, el equipaje en bodega no siempre es necesario, por lo que la obligatoriedad implicará que los pasajes más económicos suban de precio, afectando la decisión de viajar de los sectores menos favorecidos. Simplemente, las líneas aéreas compensarán la obligación de la ley con precios más altos. De esta manera, propuestas políticas que nacen con el supuesto incorrecto de beneficiar a la población terminan atentando en su contra.
Como muchos países en el mundo, Brasil vive una democratización del transporte aéreo con más pasajeros en el sistema por la reducción de los precios de los pasajes. Según cifras de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), la tarifa promedio de los pasajes aéreos actualizada por la inflación está en R$357,16 reales o US$100. Se trata del menor costo en comparación los valores referenciales a 2011.
De acuerdo con los datos de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil, los pasajeros pagos aumentan de 81,9 millones en 2011 a 95,1 millones en 2019. Sólo la disminución por la crisis del COVID-19 provoca una caída significativa en el transporte aéreo de pasajeros a más de la mitad en 2020. Los datos oficiales confirman que la baja sostenida en las tarifas permite que más personas puedan acceder al viaje en avión.
El establecimiento obligatorio del cobro de las maletas en bodegas también hubiera abierto la puerta para afectar otros servicios adicionales que ofrecen las líneas aéreas. Esto, sin descartar eventuales impactos en otros medios de transporte que también están descubriendo nuevos mecanismos comerciales por medio de los servicios adicionales.
Otro posible impacto que hubiera generado la aprobación de esa Ley está en la conectividad. Algunas rutas en Brasil, principalmente secundarias, no cuentan con la cantidad de pasajeros suficientes para asegurar su rentabilidad. Por la diversificación de ingresos, incluyendo los servicios adicionales que se cobran a los pasajeros, las líneas aéreas pueden desarrollar rutas y asegurar su operación. Si se afectan, se puede comprometer el sustento a futuro de algunos tramos, especialmente aquellos en lugares remotos.
La obligatoriedad del cobro de equipaje en bodega atenta contra los acuerdos internacionales que permite que las empresas aéreas cuenten con la libertad de precios, productos y servicios ofrecidos. Acuerdos de transporte aéreo también bilaterales como multilaterales también tienen cláusulas al respecto.
Finalmente, el establecimiento de una política de ese estilo podría derivar en una inseguridad jurídica. Dicho escenario, sería perjudicial para el país, ya que como cualquier empresa, las líneas aéreas privilegian mercados con más certezas para invertir lo que deriva en beneficios para la población. En términos comparativos, por cada empleo que se crea en aviación se crean otros tres o cuatro en otros sectores.
Distintos organismos de aviación esperan que el Congreso de Brasil mantenga el veto presidencial para evitar que el país incurra en un retroceso del transporte aéreo. En ese país, la falta de seguridad jurídica, la incertidumbre política y económica, más el aumento de los costos son la principal amenaza a la aviación.
Fotografía portada - Ricardo J. Delpiano