Doha, la capital de Qatar, es por estos días el hub de la aviación mundial. Distintos líderes de la industria se dan cita en la ciudad del golfo Pérsico en la Asamblea General de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). El encuentro se da en un ambiente más favorable a medida que los pasajeros vuelven a volar cuando los Gobiernos eliminan las restricciones que por dos años afectan seriamente a la población mundial. Sin embargo, el optimismo es limitado porque si bien el tráfico aéreo de pasajero se recupera todavía existen múltiples desafíos por atender.
De acuerdo con información de IATA, los factores de ocupación se están recuperando más rápido que la capacidad ofrecida, medida en asientos por kilómetros (ASK). Si bien vuelos más llenos no implican mayor rentabilidad, lo mencionado si supone un potencial mayor para las líneas aéreas de recibir mayores ingresos con los cuales pueden pagar las múltiples deudas contraídas para sortear la crisis impuesta por los Gobiernos bajo el argumento del COVID-19.
A medida que los Gobiernos quitan las restricciones sanitarias, los pasajeros están retornando a los viajes internacionales. Países que se adelantan y siguen las recomendaciones basadas en la ciencia ya tienen mercados recuperados. En América Latina, México, Colombia, Brasil y quizás hasta Argentina, avanzan. En la región, otros que basan decisiones en la política -como Chile, por ejemplo- siguen estancados. IATA menciona que la brecha entre el tráfico de pasajeros doméstico e internacional se reduce lo que es un indicativo de un retorno a la normalidad.
En abril 2022, el tráfico de pasajeros se sitúa en un 37,2% por debajo de 2019. De continuar, se espera que la recuperación de la demanda siga en los meses siguientes. Lamentablemente, la política de países como China con sus cuarentenas obligadas continúa colocando presión en una región clave para el mundo como Asia.
Pero no todo es optimismo. La industria aérea tiene que enfrentar múltiples desafíos. Primero, solucionar las consecuencias financieras dejadas por las restricciones político-sanitarias asociadas a la pandemia, lo que implica pagar deudas y recuperar la rentabilidad de los negocios. Sin negocio, no hay sostenibilidad. Para ello, se requiere continuar sacando las restricciones a los viajes y a la vida diaria de las personas.
Muy ligado a lo anterior, están los factores económicos y también políticos del sistema internacional. La inflación en varios países golpea con fuerza las finanzas de empresas y personas. En muchos países, los viajes son más caros.
También está el alza del precio de combustible como resultado directo de las consecuencias de la guerra en Ucrania y los bloqueos a Rusia. Después de una década, el precio del petróleo vuelve ser un gran tema de preocupación, considerando que la aviación todavía no cuenta con fuentes de energías alternativas disponibles. Los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) todavía no pueden ser utilizados en un 100% y su adquisición es tan cara que resulta económicamente inviable. Por lo mismo, la industria pide a los Gobiernos una cooperación efectiva para estimular la producción y compra.
Otro punto no menor son los problemas operativos. Los bloqueos políticos y sanciones económicas sobre Rusia tienen comprometidas las rutas aéreas estratégicas entre Europa y Asia. Si hacia (China, principalmente) está todavía con cierres, los desvíos de vuelos, la falta de pasajeros y el aumento de los costos (combustibles, laborales, etc.) afectan la operación de los vuelos comerciales. En paralelo, está el retorno del personal aeronáutico que es lento y la reactivación de las flotas. El mundo ya ve como algunas compañías aéreas tienen que dar marcha atrás porque no cuentan con la suficiente fuerza laboral para operar los itinerarios que se proponen o la maximización de los recursos provoca en algunos casos demoras en los vuelos.
Mientras todos estos factores están presentes, la aviación mira el futuro con optimismo. Resalta la capacidad de resiliencia y el tema de la sostenibilidad en función de alcanzar la meta de carbono neutral.
“Las líneas aéreas se están recuperando simultáneamente de la crisis del COVID-19, marcando el camino para lograr cero emisiones netas de carbono para 2050, trabajando para mejorar la diversidad de género y adaptándose a un entorno geopolítico que está experimentando su mayor impacto en durante tres décadas”, dice Willie Walsh, director general de IATA en la antesala a la Asamblea.
Como anfitrión, Su Excelencia Akbar Al Baker, CEO de Qatar Airways resalta el momento de que la cumbre de la aviación mundial coincida cuando la línea aérea cumple 25 años de operaciones. “Reunirnos cara a cara nos brinda la oportunidad de discutir las lecciones aprendidas de nuestros últimos años durante la pandemia, los problemas globales que nos afectan a todos aquí y ahora, y planificar el mejor camino a seguir para la industria”, expresa.
Fotografía portada - Qatar Airways