Mientras la industria aérea y del turismo todavía lucha por una reactivación después de la crisis provocada por el COVID-19, una nueva amenaza surge de la política. En Brasil, el Partido Comunista impulsa una ley que fija que todas las maletas en bodega estén incluidas en todas las tarifas aéreas. Aprobada ya por el Congreso en mayo, la propuesta está a la espera de su ratificación por parte del Ejecutivo
De ser aprobada, la medida implicará un aumento significativo en el valor de los pasajes aéreos perjudicando a los sectores con menor capacidad económica de viajar en avión. También golpeará con fuerza al turismo interno, sector que producto de la reducción de los precios también se ha visto beneficiado por la llegada de nuevos sectores de la población.
Si bien la propuesta está referida exclusivamente al cobro de las maletas en bodega, abre la puerta para afectar otros servicios adicionales que ofrecen todas las líneas aéreas. Tampoco no se descarta que sea la antesala para afectar también servicios en otros medios de transporte que utilizan servicios adicionales.
El equipaje en bodega es considerado un servicio adicional al transporte aéreo, cuya misión es transportar pasajeros desde el punto A al punto B. En los últimos años, nuevos modelos de negocios del sector en todo el mundo cambian la estructura de sus tarifas para permitir que los pasajeros puedan acceder a pasajes más baratos dependiendo del servicio que utilizan. De esta manera, las personas tienen la libertad de decidir qué servicios contratar, según sus necesidades.
En vuelos domésticos o de corto alcance, el equipaje en bodega no siempre es necesario, por lo que la obligatoriedad implicará que los pasajes más económicos suban de precio, afectando la decisión de viajar de los sectores menos favorecidos. Simplemente, las líneas aéreas compensarán la obligación de la ley con precios más altos. De esta manera, propuestas políticas que nacen con el supuesto incorrecto de beneficiar a la población terminan atentando en su contra.
Con la aparición de las líneas aéreas de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) desde comienzos del siglo XXI, Brasil como muchos países en el mundo ve una democratización de sus cielos. Producto de la reducción de los precios de los pasajes como consecuencia de la segmentación de estos, aumenta la cantidad de pasajeros transportados.
Según cifras de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), la tarifa promedio de los pasajes aéreos actualizada por la inflación está en R$357,16 reales o US$100. Se trata del menor costo en comparación los valores referenciales a 2011. Mientras menor sea el precio, mayor es la cantidad de pasajeros transportados.
De acuerdo con los datos de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil, los pasajeros pagos aumentan de 81,9 millones en 2011 a 95,1 millones en 2019. Sólo la disminución por la crisis del COVID-19 provoca una caída significativa en el transporte aéreo de pasajeros a más de la mitad en 2020. Los datos oficiales confirman que la baja sostenida en las tarifas permite que más personas puedan acceder al viaje en avión.
La disminución de las tarifas se entiende por la diversificación de las fuentes de ingreso que tienen las líneas aéreas. A diferencia de tiempos anteriores, las líneas aéreas tienen múltiples fuentes de ingreso, como el cobro por los servicios adicionales, el transporte de carga entre otros. Afectarlos, representa un retroceso no sólo en el método de financiamiento, sino que también en la disposición de medios de transporte más democráticos para las personas. También elevaría los costos en el transporte de carga, afectando empresas y personas con menor capacidad económica.
Si la población ve mermadas sus oportunidades de viaje, se espera que otros sectores dependientes de la aviación como el turismo, la hotelería, la gastronomía, también se vean afectados. Al existir menor cantidad de viajeros, se reducen las posibilidades de sostener o crear puestos de trabajo. De esta manera, los beneficios derivados de la aviación se reducen.
Otro impacto que se espera de aprobarse esta medida está en la conectividad. Algunas rutas en Brasil, principalmente secundarias, no cuentan con la cantidad de pasajeros suficientes para asegurar su rentabilidad. Por la diversificación de ingresos, incluyendo los servicios adicionales que se cobran a los pasajeros, las líneas aéreas pueden desarrollar rutas y asegurar su operación. Si se afectan, se puede comprometer el sustento a futuro de algunos tramos, especialmente aquellos en lugares remotos.
Como cualquier actividad económica, las personas tienen el derecho a elegir sus proveedores y sus servicios para los cuales paga un determinado precio. La suposición en ese sentido que un determinado servicio es gratuito es incorrecta.
La aviación es considerada una industria catalizadora de la economía de los países. En Brasil, actualmente las principales amenazas al transporte aéreo están en la falta de seguridad jurídica, la incertidumbre y el aumento de los costos.
Fotografía portada – SITA (referencial)