Siguiendo los lineamientos de Vinci Airports y Groupe ADP (Aéroports de Paris), compañías que integran el consorcio Nuevo Pudahuel, el aeropuerto de Santiago firma un convenio con Air Liquide, Colbún y Copec para iniciar un estudio que evalúe la posibilidad de incorporar el uso del hidrógeno verde en las operaciones aeroportuarias. Con el apoyo del Gobierno de Chile, la intención es que hacia 2050 la terminal aérea sea carbono neutral.
La iniciativa local se debe entender como la continuación de las acciones realizadas desde 2021 en Francia y Corea del Sur como parte de una política de empresas. En ese sentido, tarde o temprano, los trabajos en la materia replicarían en Chile, así como en otros países en los cuales las firmas participan.
En 2021, Vinci Airports y otras empresas impulsan un fondo de infraestructura que, entre otras cosas, permitirá que el aeropuerto Saint Exupéry de Lyon disponga de la primera instalación de hidrógeno. También se firma un Memorándum de Entendimiento con Air Liquide y Airbus para preparar a los aeropuertos de París (CDG y ORY, principalmente) para la operación con hidrógeno verde. La intención es que este tipo de energía pueda impulsar los futuros aviones de líneas aéreas para lo cual se deben adaptar la infraestructura de los aeropuertos.
En el caso particular de Santiago, se aprovecha el potencial que tiene Chile en la generación de futuras energías limpias como el hidrógeno verde. La industria aérea también destaca el rol estratégico que puede tener el país en la materia, siendo mencionado también por compañías como LATAM Airlines.
En los últimos seis años, Chile aumenta por cinco su capacidad de generación eléctrica proveniente de fuentes limpias. Estimaciones del sector energético indican que para 2030 el 70% de la matriz eléctrica provenga de fuentes renovables lo que abre potencial para el hidrógeno verde. El país también tiene una estrategia nacional para impulsar el desarrollo de este combustible limpio.
El estudio será liderado por Air Liquide. Su enfoque estará dirigido en la construcción y operación de la cadena de suministro del hidrógeno líquido. Por su parte, las empresas chilenas Colbún y Copec proveerán la energía renovable y el desarrollo de la infraestructura para los servicios de dispensación, respectivamente.
En los anuncios, no queda claro si el eventual uso del hidrógeno verde está dirigido estrictamente a las operaciones aeronáuticas como a las no aeronáuticas como pueden ser aquellas de abastecimiento de las instalaciones de un aeropuerto. Si bien el paso es destacable, por su intención y por estar en sintonía con los programas de descarbonización de la industria aérea hacia 2050, cuenta con un vacío respecto a su implementación.
Más allá del ideal de descarbonización, a nivel de industria todavía se debate si realmente la aviación se está realmente en condiciones de implementar el hidrógeno verde en un plazo tan corto, considerando los estudios y modificaciones que se deben realizar. Recién los fabricantes y proveedores de motores están iniciando estudios para incorporar esta fuente de energía por lo que cualquier certeza respecto a los tiempos de implementación es variable.
Para la aviación hay formas más inmediatas, confiables (seguras) y fáciles de implementar que permiten reducir las emisiones contaminantes. Se trata de los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) de segunda generación que no comprometen la cadena alimenticia, los que pueden ser utilizados en las aeronaves actualmente en operación, sin necesidad de realizar cualquier modificación.
Este año, durante la 24ª Asamblea General de la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil (CLAC), los países de América Latina y el Caribe -Chile, incluido- aprueban la resolución que insta a sus 22 Estados miembros considerar la creación de políticas regionales para la producción y uso de SAF. La declaración reconoce que es el paso más importante para avanzar hacia un transporte aéreo más limpio a corto plazo en función con los objetivos autoimpuestos por la industria aérea.
Actualmente, los SAF se pueden utilizar en un 50% en combinación con el combustible tradicional. Las pruebas realizadas hasta la fecha confirman que son seguros, por lo que la industria aérea insta a las autoridades regulatorias a una utilización a un porcentaje superior o al 100%, mientras pide a los Gobiernos cooperación para disminuir los costos de producción y facilitar su uso.
Se estima que los SAF puedan utilizarse en su totalidad recién a fines de esta década. Posteriormente, se daría paso a otras fuentes energéticas como la eléctrica y más a largo plazo, el uso del hidrógeno verde. En ese sentido, el anuncio de los estudios para el aeropuerto es positivo, pero urge un plan de acción intermedio a corto plazo.
Fotografía portada - SITA (Referencial)