Falta de personal provoca retrasos y cancelaciones de vuelos en Europa y los Estados Unidos

El verano boreal comienza con inconvenientes para miles de viajeros en Europa. Varias líneas aéreas y aeropuertos reportan desde hace unos días distintos inconvenientes con sus operaciones. Problemas informáticos, retrasos y cancelaciones son parte de los problemas que se vienen registrando en los últimos días y se estiman que continúen al menos hasta la primera semana de junio.

En los Países Bajos, KLM se ve en la obligación de poner un límite a la cantidad de boletos aéreos en Economy Class para viajes saliendo de Ámsterdam. El motivo disminuir la presión en el aeropuerto de Schiphol a fin de permitir que el personal del aeropuerto pueda procesar el alto flujo de viajeros.

Más al Norte, en el Reino Unido, easyJet cancela más de 240 vuelos para los próximos 10 días. El motivo reducir los retrasos en las salidas y asegurar que las frecuencias se operen en los horarios establecidos por itinerario. TUI también está reportando numerosas cancelaciones que, según la compañía, se deben a problemas operativos en los aeropuertos y relacionados con la cadena de suministros.

Los Países Bajos y el Reino Unido no son los únicos países que reportan afecciones en sus operaciones aéreas. Otros aeropuertos en Europa también registran problemas con los vuelos. Durante el último fin de semana de mayo se registran más de 4.500 vuelos cancelaciones y varias demoras en las salidas, según datos de FlightAware.

En la península escandinava, SAS reporta también problemas. Para este verano tiene previsto recortar la capacidad en un 5,1%, medido en asientos disponibles por kilómetro (ASK), lo que se traduce en la cancelación de alrededor 4.000 vuelos para la temporada alta del hemisferio Norte.

Al otro lado del Atlántico, la situación tampoco es de lo mejor. En los Estados Unidos, cerca de un millar de vuelos se ven afectados. La Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) advierte que muchos aeropuertos tienen problemas con los despegues, afectando también las llegadas y toda la cadena operativa.

El denominador común para los inconvenientes está en la falta de personal en las líneas aéreas y en los aeropuertos. La respuesta a esto radica en las drásticas medidas adoptadas por los Gobiernos durante 2020 y 2021 con la supuesta -e infructuosa intención- de detener la pandemia del COVID-19. Con extensas e innecesarias cuarentenas en los países y una serie de restricciones a los viajes, el tráfico aéreo de pasajeros se desploma a niveles históricos obligando a las compañías aéreas y los aeropuertos a desvincular personal.

Los Gobiernos y la propia industria aérea consideran en un principio que la recuperación de los viajes aéreos sería más lenta de lo que se observa hoy. La experiencia desde el verano 2021 demuestra que los pasajeros están volviendo a viajar rápidamente desde que las restricciones se eliminan o se flexibilizan lo que genera un aumento significativo del flujo de pasajeros que no es posible atender con el personal disponible.

El Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) advierte el año pasado que algunos mercados se recuperarían más rápido que lo inicialmente proyectado, tras observar los comportamientos de los viajeros en el Reino Unido y los Estados Unidos. Ante esta situación, en marzo de 2021, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) insta a los Gobiernos a remover las restricciones de viaje y establecer planes coordinados para el retorno a la normalidad, ya que reiniciar una línea aérea “no es como apretar un interruptor”.

Un ejemplo de lo anterior está en las tripulaciones de vuelo. Tras varios meses de ausencia su retorno requiere cursos, re-instrucción y chequeos médicos y de simulador lo que demanda tiempo. Con una infraestructura limitada en aulas o simuladores no es posible atender a todos de manera simultánea, generando una falta de personal.

A principios de año, varias líneas aéreas se ven forzadas a cancelar operaciones para adecuar la programación a la dotación disponible. Lo que sucede en Europa no es muy lejano a esa realidad y advierte también problemas para otros lugares del mundo, especialmente aquellos países que todavía mantienen políticas altamente restrictivas que limitan la recuperación de la capacidad.

Tanto easyJet como SAS reconocen una falta de personal, factor que también reporta el aeropuerto de Schiphol, específicamente en la dotación encargada de los filtros de seguridad lo que genera inconvenientes en los tiempos de procesamiento de pasajeros. En el caso de la línea aérea británica de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) se hace referencia a problemas de tecnología (IT) y falta de personal para atender los requerimientos.

La solución a los problemas presentados no es inmediata. Las contrataciones de personal son lentas y lo son aún más si se consideran los tiempos de preparación que requieren los empleados de aeropuertos y tripulantes para retomar sus funciones. Por lo mismo, las medidas más inmediatas son ajustar la capacidad con cancelaciones de vuelo u otras medidas como ocurre en easyJet que retira una fila de asientos en los Airbus A319 para poder operar los vuelos con menos tripulantes de cabina.

Las líneas aéreas aseguran que están informando a sus clientes de los eventuales cambios y entregando las compensaciones necesarias si corresponden. También indican que están dando facilidades para que los pasajeros afectados puedan reprogramar sus vuelos.

Fotografía portada – Schiphol Airport (sólo a modo de referencia)

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