Después de un promedio de 100 vuelos científicos por año, incluyendo siete misiones exitosas en Chile, la Administración de Aeronáutica y del Espacio (NASA) y el Centro de Aeroespacial de Alemania (DLR, por sus siglas en alemán), anuncian el cese de operaciones del Boeing 747SP del Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy (SOFIA). La aeronave dejará de realizar vuelos en el mes de septiembre del presente año, sin que exista un reemplazo a corto plazo.
La decisión conjunta de ambas agencias responde a las recomendaciones de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, que tras realizar un estudio de la aeronave, concluye que su productividad no justifica los costos que se incurren con cada operación. Desde la junta directiva de DLR aceptan dichas recomendaciones que son obligatorias para NASA.
El cese operaciones del B747SP SOFIA no implica el fin de la cooperación entre NASA y DLR. Ambas agencias continuarán colaborando en el futuro para realizar diversos proyectos en el ámbito científico y espacial. No está previsto que en el corto plazo se considere reemplazar al avión con otro más moderno.
Una vez que el avión de SOFIA aterrice por última vez, sólo quedarán cuatro B747SP en servicio. De acuerdo con los registros aeronáuticos, quedan tres en servicio activo y uno estacionado en Omán. Los ejemplares que quedan en servicio son aeronaves gubernamentales o privados en configuración VIP.
El B747SP es una aeronave de línea aérea. El ejemplar de SOFIA es construido para PAN AM y posteriormente lo opera United Airlines. Todavía es posible encontrar algunos detalles de estas líneas aéreas. Por ejemplo, en el exterior, la línea azul del fuselaje recuerda a la antigua compañía de Juan Trippe, así como el nombre de Clipper Lindbergh, con el cual se bautiza a la aeronave. Al interior, toda la cabina de pasajeros se convierte en una sección para albergar al telescopio de 2,7 metros (ubicado en la sección trasera del avión), el equipamiento asociado y los distintos puestos de control. En la sección delantera, bajo la cabina de mando están unos asientos para el descanso de la tripulación.
El avión está especialmente modificado y equipado para observar el universo infrarrojo. Muchos de estos objetos o cuerpos celestes emiten toda su energía en longitudes de onda infrarroja los cuales son invisibles si se observan con luz visible. Durante los vuelos nocturnos, con un tiempo estimado de 10 horas, se estudia el sistema solar más allá de las longitudes de onda infrarrojas recopilando una serie de datos como: nacimiento y muerte de las estrellas, formación de nuevos sistemas, identificación de moléculas complejas en el espacio, planetas, cometas o asteroides, nebulosas y galaxias, campos magnéticos celestes y agujeros negros, entre otros.
La operación en el B747SP nace de la necesidad de no perder la capacidad de observación de KAO, realizada con un reflector Cassegrain de 91,5 centímetros de apertura instalado en un Lockheed C-141 Starlifter modificado, cuyo periodo de servicio termina en 1995. Con esta aeronave se descubren los anillos planetarios de Urano en 1977, la presencia de una atmósfera en Plutón en 1988, y las formaciones de anillos alrededor de diversas estrellas.
La adquisición y modificación de la aeronave es realizada por NASA, mientras que DLR se encarga de la fabricación del telescopio. El montaje final se realiza en Waco, Texas, y requiere la colaboración de Airbus para llevar el telescopio en el A300-600ST “Beluga”.
Con una operación a 43.000 pies (FL430), desde el B747SP concretan observaciones fuera de cualquier obstáculo meteorológico. Con esta aeronave, SOFIA descubre agua en la superficie lunar marcando un hito en la historia de la observación espacial.
Fotografía portada – Simón Blaise O.