La protesta de pasajeros por la demora de un vuelo genera una nueva aparente falla a la seguridad del aeropuerto de Santiago. Al menos cien personas, según reportes de prensa y de usuarios, transgreden el control de la puerta de embarque y acceden sin autorización al área de movimiento del aeropuerto. De confirmarse, se traduce en un riesgo para su seguridad, de las operaciones aéreas y terrestres que se desarrollan, como la de otros pasajeros.
El hecho ocurre con un vuelo de JetSMART entre Concepción y La Serena, que por motivos de meteorología adversa en destino, no puede aterrizar. Ante esta la situación, la tripulación aplica el procedimiento y se dirige al aeropuerto alternativa: Santiago. En la terminal aérea capitalina, la línea aérea asegura ofrecer a los pasajeros dos alternativas: traslado por vía terrestre a destino o alojamiento en Santiago a la espera de un nuevo embarque. Además, indican que se dispone de los servicios de alimentación a los afectados, según corresponde.
Los pasajeros indican que la línea aérea no entrega las soluciones lo que motiva una protesta generalizada que trasgrede el control de seguridad de la puerta de embarque y permite el acceso de la multitud a la plataforma de estacionamiento de aeronaves. De acuerdo con los registros, la situación se produce en las puertas de embarque remoto que tiene un directo acceso al área de maniobra.
No es el primer incidente de este tipo. El 14 de abril, los pasajeros de un vuelo de SKY con destino a Bogotá también logran descender a la plataforma en protesta porque el vuelo no puede despegar. La razón en esa ocasión es externa a la línea aérea y motivada por una huelga de controladores aéreos en el Perú que no permite la autorización del sobrevuelo por su territorio, impidiendo la operación. En esa ocasión, el personal de la línea aérea conduce a los pasajeros trasgresores a la terminal, mientras que el personal de seguridad (AVSEC) de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) resguarda el área.
El hecho de la tarde del lunes 25 de abril escala en la gravedad respecto al anterior. Independiente del motivo que origina la protesta, advierte una posible falla generalizada de los actores del sistema aeronáutico. En este caso, de la línea aérea y del personal que atiende el vuelo, de DGAC como autoridad aeronáutica, del administrador del aeropuerto y de los propios pasajeros que transgreden la normativa.
En el caso de la línea aérea está operar el vuelo en condiciones seguras desde el punto A al B y en caso de que no se pueda, ofrecer de acuerdo con la ley las compensaciones correspondientes. Si bien al parecer se realiza una oferta realizada, el personal a cargo parece no manejar adecuadamente la comunicación y menos la contención de la multitud.
JetSMART tiene el servicio aeroportuario tercerizado con la empresa de servicios aeroportuarios Acciona, al igual que muchas compañías aéreas en Chile y del mundo. Sin embargo, esta última como prestador de servicio actúa según los lineamientos de su cliente. De manera preliminar, se advierte una falla compartida de ambos, ya que constituyen la primera línea de contención ante estas situaciones de crisis y en caso contrario de escapar de su propio manejo, deben dar la alerta correspondiente a quien compete.
Como la única autoridad aeronáutica competente en Chile, DGAC tiene el deber de garantizar la protección y la seguridad de las instalaciones aeronáuticas, lo que incluye la prevención de todo tipo de incidentes o amenazas que puedan comprometerlas. Para propósito, existen los respectivos controles a quienes ingresan, las inducciones al personal que desempeña funciones en el aeropuerto, los protocolos establecidos y la adecuada coordinación. El eventual ingreso de pasajeros al área de maniobra infiere fallas en lo anterior.
Si se confirman los sucesos, esta vulneración se suma a los hechos delictuales de 2014 y 2020 que se producen en áreas restringidas en el aeropuerto de Santiago. En el primero, conocido como el “robo del siglo”, delincuentes asaltan un camión de valores en la plataforma y cruzan sin autorización por una pista activa del aeropuerto, mientras que en el segundo, un robo se produce en el terminal de carga con un vehículo con supuesta autorización.
En un escueto comunicado por la red social Twitter, la autoridad aeronáutica chilena declara que el hecho (el ingreso de pasajeros sin autorización a la terminal) fue controlado por personal AVSEC y PDI (Policía de Investigaciones) “sin que se afectara la seguridad”.
La declaración parece sorprender. En cualquier parte del mundo, incluido Chile, el ingreso de personas no autorizadas a un área restringida como la plataforma de estacionamiento de aeronaves, representa una afección a la seguridad aérea.
Consultada, DGAC aclara su Twitter. “No se señala que los pasajeros hayan ingresado a la plataforma, dado que ello no ocurrió. Los pasajeros ingresaron a través de una puerta de embarque remoto, que era en ese momento utilizada por la empresa aérea, al sector de estacionamiento de los buses de embarque remoto ubicados bajo el edificio terminal al costado de la calle de servicio para vehículos operacionales, no llegando en ningún momento a la plataforma de estacionamiento de aeronaves”.
La autoridad aeronáutica enfatiza que tanto en este incidente con la empresa JetSMART como el ocurrido hace dos semanas con la empresa SKY la seguridad del aeropuerto no se ve comprometida. “Los procedimientos de seguridad para abordar este tipo de situaciones se aplicaron oportunamente y ambas situaciones fueron contenidas, velando en todo momento por la integridad de los pasajeros y de la seguridad operacional”, dicen.
Si bien las informaciones preliminares no advierten responsabilidad directa, el administrador del aeropuerto también tiene un rol que cumplir, ya que el área de terminal, incluidos puertas y puentes de embarque están bajo su jurisdicción. Si bien la seguridad es un asunto ajeno a su competencia si tiene un rol de coordinación considerando los servicios de vigilancia preventiva y disuasiva, incluyendo la plataforma de estacionamiento aeronaves, a través de presencia física de personal y de equipamiento especializado.
Consultado a Nuevo Pudahuel, sociedad concesionaria que administra el aeropuerto de Santiago, comprometen su disposición a entregar los antecedentes. “Lamentamos el incidente ocurrido ayer y la afectación generada a los estándares de servicio y seguridad que esperan los pasajeros. Desde nuestro rol recopilaremos toda la información necesaria para ponerla a disposición de la DGAC, con el objetivo de que esta institución, a cargo de la seguridad aérea, pueda realizar un diagnóstico adecuado, que permita revisar aspectos que requieran ser reforzados”, declaran.
Finalmente, está el rol de los pasajeros. En los dos incidentes reportados, son usuarios del sistema aeronáutico. En ese rol, están en la obligación de cumplir y respetar la normativa vigente que establece la autoridad aeronáutica (DGAC) y en caso contrario, aceptar las sanciones que se estimen convenientes. Las situaciones descritas califican como un comportamiento disruptivo y una transgresión a la normal que amenaza a la seguridad.
Considerando la conformación del sistema aeronáutico la coordinación entre los distintos actores es esencial. Ante la existencia de protocolos para abordar este tipo de situaciones, DGAC dice que existe un Programa Nacional de Seguridad, así como la norma respectiva DAR17 que definen las directrices para la elaboración de los planes de seguridad de cada aeropuerto, de las empresas aéreas y de servicios. “Es por ello que, en las situaciones ocurridas, además del personal de Seguridad Aeronáutica, participó personal de la Policía de Investigaciones (PDI) que cumplen funciones permanentemente en este aeropuerto, de acuerdo a lo definido en el respectivo Plan de Contingencia, así también en caso de que hubiese sido necesario, habrían participado funcionarios de Carabineros de Chile”, agrega la autoridad.
Ante la situación descrita DGAC compromete una investigación sobre la cual se determinan responsabilidades y las sanciones respectivas. “Cada vez que ocurre una situación que pueda afectar el normal funcionamiento de un aeropuerto, se dispone una investigación, y de acuerdo a su resultado se imparten las respectivas instrucciones o disposiciones a los organismos involucrados”. A modo preliminar, insisten que la situación ocurrida en ningún momento afecta la seguridad operacional ni la integridad de los pasajeros involucrados.
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