El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anuncia nuevos créditos fiscales para que los operadores aéreos compren combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés). Continuando con los incentivos gestionados en 2021, la intención generar condiciones más favorables para reducir rápidamente las emisiones de CO2 en la aviación.
Los créditos fiscales se insertan dentro de un gasto social. Sin embargo, el plan mantiene un estancamiento en el Congreso. La administración Biden tiene fijado conseguir una reducción de emisiones de CO2 de un 20% para 2030 y defiende que la otorgación de créditos, así como todo tipo de incentivos son fundamentales para lograr que los SAF sean utilizados.
Biden dice que estas medidas darán un impulso a nuevas fuentes de energía con combustibles avanzados, más limpios y sostenibles. En un evento en Iowa, reúne a las agencias gubernamentales, a los fabricantes, las líneas aéreas y empresas productoras de combustible, aplicando lo que la industria aérea dice ser el rol convocatorio que deben tener los Gobiernos en la materia.
La convocatoria y las medidas para impulsar los SAF se interpretan también como un reconocimiento a la utilidad que tienen estos combustibles para reducir de manera inmediata las emisiones sin recurrir a nuevas tecnologías de motores o de aeronaves. Con más de 10 años de ensayos en distintos escenarios, los SAF demuestran ser seguros para todo tipo de operaciones aéreas. Cabe recordar que las nuevas tecnologías y aeronaves con propulsión eléctrica u otros están en una fase muy temprana de desarrollo.
Los SAF se crean a partir de algunas materias primas son el aceite de cocina, desecho de animales o plantas que no comprometen la cadena alimenticia. También pueden estar elaborados de residuos sólidos de hogares y negocios como empaques, papel, textiles y restos de comida que de otra manera irían a vertederos o a la incineración. La importancia respecto a su utilización en los aviones es la energía que genera considerando su peso con comparación con los actuales carburantes.
Según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los SAF proporcionan reducciones de emisiones de hasta un 80% en comparación con los combustibles tradicionales. Este aporte puede variar dependiendo del combustible al que reemplaza, el método de producción y la cadena de suministro.
A diferencia de otras fuentes de energía, tienen como característica que cualquier aeronave certificada para usar la especificación actual de combustible puede usar SAF. A la fecha, los SAF se pueden utilizar en una mezcla al 50% con JET A-1. Sin embargo, la industria trabaja para que el uso de los SAF pueda ser en un 100% antes de que termine la década.
La industria aérea tiene como prioridad la descarbonización de la aviación como parte de sus compromisos medioambientales autoimpuestos y que buscan llegar al 2050 con cero emisiones de CO2. También es una forma de correr contra la presión de los grupos ecologistas en distintas partes del mundo.
El Presidente Biden defiende el mecanismo de su gobierno para impulsar la descarbonización inmediata de la aviación. En septiembre de 2021, tres agencias gubernamentales de los Estados Unidos consideran suministrar al menos 3 mil millones de galones de SAF para 2030 y para 2050 suministrar toda la demanda de la aviación proyectada en 35 mil millones de galones por año.
Las líneas aéreas estadounidenses agrupadas en Airlines for America (A4A) destaca la política de Biden en la materia. El sector considera que los créditos ayudarían a dar un impulso a la demanda que podría favorecer a un aumento de la producción y la reducción de los precios.
Actualmente, los SAF tienen un alto precio por sus reducidos volúmenes de producción. Por tener un alto valor incluso por sobre el combustible tradicional su adquisición es muy costosa para las líneas aéreas, considerando además que deben seguir comprando combustible tradicional para utilizarlos en las mezclas establecidas bajo las actuales normas aeronáuticas.
Fotografía portada - Boeing (referencial)