Como estaba previsto, en la madrugada del 29 de marzo se reinicia la conectividad entre Chile, Nueva Zelanda y Australia. Después de dos años de interrupciones provocadas por la pandemia y las severas restricciones de frontera impuestas por los Gobiernos, LATAM reanuda la ruta Santiago – Auckland – Sydney.
La recuperación de este importante enlace para la conectividad de Chile y de Sudamérica se realiza con una oferta significativamente menor en comparación a los niveles de pandemia y está impulsada por la apertura de fronteras por parte de Australia. En esta primera etapa, post-pandemia, se dispondrán sólo de tres frecuencias semanales con una capacidad de 1.878 asientos en ambos sentidos para toda la ruta.
El impacto de las restricciones se siente en el reinicio de la ruta. La cantidad de asientos entre Chile y Australia está al menos en un 30% de lo ofrecido en 2019, considerando sólo la línea aérea chilena. En el caso de Nueva Zelanda, está al 42% respecto a lo dispuesto antes de la pandemia.
Cabe recordar que hasta la pandemia, LATAM llega a disponer la mayor parte de ese año un vuelo diario Santiago – Auckland – Sydney con el cual llega a ofrecer 4.382 asientos, más otras tres frecuencias por semana Santiago – Melbourne totalizando 6.260 asientos. Incluso se puede considerar una mayor cantidad de plazas por la alta demanda con la separación temporal que llega a tener la ruta Santiago – Sydney de la operación regional vía Auckland.
Utilizando equipos Boeing 787-9, la oferta dispuesta para se comparada con la colocada en 2000 – 2001 cuando una entonces LAN Chile comienza a volar regularmente a Nueva Zelanda y Australia con sus Airbus A340-300. Por consiguiente, la cantidad de asientos dispuesta representa un retroceso en conectividad de más de 20 años.
Para el aeropuerto de Santiago y para la propia LATAM, el reinicio de la ruta es positivo. Para ambas, representa la oportunidad de reactivar el hub en la capital chilena con el único potencial que tiene de brindar conexiones altamente atractivas para el viajero. En esta ocasión, la reactivación de la conectividad entre Sudamérica y Oceanía permiten posicionar a Santiago respecto a la competencia más directa que hasta la llegada de la pandemia da Buenos Aires (EZE).
Sin embargo, todavía existen desafíos pendientes. El principal es la disminución de oferta aérea por compañía aérea, frecuencias y destinos, tanto por parte de LATAM como por el resto de las líneas aéreas que operan en Santiago. La limitante están en las múltiples restricciones que continúa imponiendo Chile para reactivar el tráfico internacional, manteniendo condicionada la demanda.
Pero no sólo la reducción de la cantidad de asientos marca el retorno de los vuelos entre Chile y Oceanía. También está la ausencia de competencia, al menos hasta nuevo aviso. Como parte de su reestructuración operacional, Qantas mantiene suspendida la ruta a Santiago. Si bien la compañía australiana efectúa algunos ensayos en los sistemas de distribución (GDS, por sus siglas en inglés) que permiten inferir un posible reinicio de los vuelos, a la fecha no existen una confirmación de cuándo podrían materializarse.
La salida de Qantas de la ruta a Santiago es consecuencia directa del cierre de las fronteras determinado por los Gobiernos de Australia y Chile. Más allá de su cooperación con LATAM, la operación a la capital chilena representa para la compañía australiana un activo importante, aunque no lo suficiente para reanudarlo en condiciones actuales. La decisión de Qantas es privilegiar otros destinos aprovechando su flota disponible como es la apertura de Roma y Nueva Delhi como nuevos destinos, utilizando los B787-9 que tras el retiro de los B747-400ER se asignan a Santiago.
Qantas espera incorporar otros tres B787-9 en el transcurso del año para reforzar la flota de larga distancia. De existir las condiciones, dichos aviones podrían ser eventualmente utilizados en recuperar el enlace con Chile, aunque desde ya la compañía anticipa una prioridad en otras operaciones como el lanzamiento del tramo Melbourne – Dallas Fort Worth.
Con tráfico corporativo, V.F.R. y turístico en ambos sentidos, que se refleja en el movimiento de más de 455.000 pasajeros transportados en 2019 por LATAM y Qantas, la ruta entre Chile, Nueva Zelanda y Australia asegura una demanda importante pendiente por reactivar. Considerando lo anterior, la constante búsqueda de oportunidades y si los cambios realizados por los operadores se mantienen, no se descarta que otras compañías también puedan ingresar al mercado transpacífico sur, especialmente con Chile.
Fotografía portada - LATAM