Con el objetivo de desarrollar una medición cuantificable, estandarizada y comparable, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) presenta una metodología de cálculo de emisiones de CO2 por pasajero. Se trata de una práctica recomendada que busca alinear a los actores del sector aéreo en la medición de emisiones contaminantes, de manera tal, de obtener resultados más precisos y en sintonía con las metas autoimpuestas.
Para IATA, el desarrollo de este tipo de prácticas responde a la exigencia de empresas, agentes de viaje que existen más información para calcular las emisiones de CO2 en los vuelos. Básicamente, y tal como la asociación lo reconoce, es una práctica que se da entre operadores (líneas aéreas, agentes de viaje por ejemplo) y clientes corporativos (empresas) para determinar los objetivos voluntarios que se proponen en la materia.
“A través de IATA, las líneas aéreas han trabajado para desarrollar una metodología precisa y transparente utilizando datos operativos verificados por estas”, comenta Willie Walsh, director general de IATA.
Con una guía de cálculo de CO2 más precisa, los distintos actores de la industria pueden tomar mejores decisiones respecto a compensaciones voluntarias de emisiones contaminantes, uso más eficiente de los combustibles, incluyendo el combustible sostenible de aviación (SAF).
La metodología considera los siguientes factores. En primer término, una orientación respecto a la medición del consumo de combustible en sintonía con el Plan de Compensación y Reducción del Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA) desarrollado por la Organización de Aviación Civil (OACI). En segundo lugar, un alcance definido para el cálculo de las emisiones de CO2 en relación con los vuelos de cada compañía aérea, y orientaciones sobre emisiones no relacionadas con el CO2, uso de los SAF y compensaciones de carbono.
También considera aspectos operacionales como el principio de cálculo basado en el peso, es decir, una asignación de emisiones de CO2 por pasajero y carga de belly, guía en el peso de los pasajeros (tanto real como estándar,) y un sistema para la conversión de combustible a CO2 alineado con el esquema CORSIA. La metodología incluye ponderación y multiplicadores según las distintas configuraciones de cabina que tienen las líneas aéreas. De esta manera, todos los actores pueden participar de un mismo mecanismo científico y comparable.
Hoy, las múltiples metodologías de cálculo de emisiones de CO2 crean confusiones y pueden comprometer los esfuerzos de la industria aérea por conseguir las metas autoimpuestas para 2050 (cero emisiones contaminantes). En esa línea, un sistema estandarizado es la herramienta más adecuada para no dejar vacíos ni dudas, al momento de presentar estadísticas ante las autoridades como a la sociedad civil.
Walsh dice que la metodología de cálculo de CO2 está lista para su aplicación por parte de operadores aéreos, agencias de viaje y también los pasajeros. Para validar y extender su uso, insta a los distintos actores de la industria a apoyar la iniciativa.
A pocos días de su presentación, la compañía portuguesa SATA Air Azores es la primera en incorporar en sus prácticas esta metodología. IATA califica la decisión de esta empresa como un gran paso para hacer más sostenibles los viajes en avión y apoyar los proyectos de sostenibilidad.
Fotografía portada - SITA