La industria de aviación es un área que se caracteriza por los cambios. Durante las últimas décadas, el progreso de la tecnología, la búsqueda de los más altos estándares de seguridad y enfrentar nuevos desafíos marcan el vaivén de esta industria que pese a la crisis mantiene una capacidad de resiliencia. Hoy, el sector continúa enfrentando su mayor desafío, pero también una serie de cambios, quizás los más importantes en los últimos cincuenta años. ¿Qué podemos esperar de la aviación del futuro?
La forma de transportarse por aire será quizás el principal cambio. El público lentamente comienza a ver invenciones respecto a nuevos diseños de aeronaves de pasajeros o de carga, también nuevas fuentes de energía con foco en la renovación dentro de las preocupaciones por el medioambiente. Más lentamente, algo empieza a modificarse en lo que respecta a la infraestructura, principalmente para dar espacio a las nuevas generaciones de aeronaves.
El problemática medioambiental y climática toma la agenda. Prácticamente, todas las nuevas tecnologías desde los procesos de producción hasta las actividades normales están asociadas a una disminución de las emisiones de CO2. La industria aérea asume como compromiso esencial reducir sus emisiones contaminantes a cero para 2050, aún cuando el sector aéreo es el que más aporte genera a la reducción de emisiones con compromisos autoimpuestos y cuantificables.
Pero la búsqueda de eficiencia energética y cero emisiones coloca el desafío de las energías renovables. Hoy por hoy, es imposible pensar que una aeronave logre operar completamente con energía eléctrica. La tecnología no brinda esa capacidad y probablemente pesen muchos años aún para que veamos el vuelo eléctrico hecho realidad tal como hoy ocurre con un vuelo con combustible convencional.
Dentro de las alternativas más inmediatas está la implementación de los biocombustibles o los combustibles sostenibles de aviación (SAF) como se los conoce actualmente. A corto plazo, es la forma más práctica de reducir las emisiones de CO2 con tecnología actualmente disponible. Brinda una serie de ventajas, siempre y cuando, se pueda producir de forma sostenible y a precio competitivo.
La industria está buscando formas de producción a gran escala. Algunos avances importantes son, por ejemplo, el acuerdo alcanzado entre las empresas españolas Repsol e Iberia tras conseguir el primer vuelo con SAF producido a partir de residuos.
Finalmente, un tercer pilar a considerar para el futuro de la aviación es la planificación de una infraestructura aeroportuaria sostenible. Pese a las crisis, las estadísticas y proyecciones de fabricantes, operadores y organizaciones muestran que el tráfico aéreo continuará en aumento a medida que la población crece y accede a más recursos económicos.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el tráfico aéreo mundial de pasajeros creció un 6,5% durante el 2018 en términos de pasajeros-kilómetro transportados. Adicionalmente, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) estima que para 2040 se alcanzarían aproximadamente 90 millones de operaciones aéreas, con un total de 10.000 millones de pasajeros a nivel mundial.
El aumento del tráfico aéreo continúa generando una presión adicional para la infraestructura aeroportuaria. Como solución está la tecnología que permite la optimización de los espacios y la disminución de la presión que genera la creciente carga de pasajeros en las distintas terminales y como sostener toda una operación cumpliendo las nuevas exigencias y compromisos medioambientales.
Los aeropuertos están unidos al resto de la industria en la búsqueda de energías renovables. Pese a las distintas iniciativas como uso de paneles solares o energía eólica, mantener en pleno funcionamiento una infraestructura crítica como un aeropuerto requiere bastante desarrollo. Como las aeronaves, los aeropuertos también están en constante cambio.
La creación de una industria sostenible es el principal cambio en el futuro del mediano plazo. Probablemente, las actuales generaciones sean testigos de la evolución más importante de la forma de volar, tal como nuestros antepasados vieron la transición de la hélice al motor a reacción o la llegada del transporte masivo de pasajeros.
Fotografía portada - United Airlines