Líneas aéreas en Estados Unidos piden a Biden eliminar el uso de mascarillas a bordo

Siguiendo la decisión del Reino Unido de eliminar todas las restricciones impuestas por la pandemia del COVID-19, las líneas aéreas estadounidenses piden al gobierno de Joe Biden terminar con el uso obligatorio de las mascarillas a bordo. En una carta dirigida al propio Presidente, los CEO de American Airlines, Delta, JetBlue, Southwest y United Airlines, piden acabar con esta práctica porque no está alineada con la realidad epidemiológica.

El mandato de uso de mascarillas en el transporte, incluyendo la aviación, aeropuertos y estaciones de ferrocarril o terminales de buses, termina el pasado de 18 de marzo. Sin embargo, la orden se extiende hasta el 18 de abril como una medida preventiva.

Para el sector aéreo, el uso de mascarillas no tiene sentido. El argumento es el mismo que muchas personas se preguntan en todo el mundo ante las excepciones y discriminaciones que se aplican entre una actividad y otra. Además, en muchos lugares, incluso bajo los meses más críticos de la pandemia, las personas han podido no hacer uso de la mascarilla para ir a restaurantes, comer, beber (incluso por un tiempo breve en lugares cerrados) o incluso realizar deporte.

“No tiene sentido que todavía se requiera que las personas usen máscaras en los aviones, pero se les permite congregarse en restaurantes, escuelas y eventos deportivos abarrotados de gente sin máscaras, a pesar de que ninguno de estos lugares tiene el sistema de filtros de aire que tienen los aviones”, dice la carta.

La política de uso de las mascarillas a bordo de los aviones responde a una medida de protección adicional que la industria adopta como parte de las medidas impuestas por los Gobiernos. Inicialmente, su uso se justifica y se defiende ante la falta de información del virus SARS-CoV-2, su transmisión y la falta de herramientas para combatirlo. Con más de dos años de restricciones, estudios que muestran su comportamiento en la sociedad, el carácter endémico y la inmunización de la población -ya sea por las vacunas o de manera natural-, las restricciones sanitarias se vuelven obsoletas, fuera de foco e incluso algunas son innecesarias por la ausencia de lógica en su aplicación.

A diferencia de otros medios de transporte, los aviones cuentan con los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) que reciclan el aire en cabina y eliminan el 99,995% de gérmenes incluyendo bacterias y virus con partículas del rango de 0,1 a 0,3 micrones, incluyendo el SARS-CoV-2 que por su “gran tamaño” logra ser filtrado por estos equipos. El riesgo de contagio a bordo es mínimo. Según las estadísticas menos del 1% de las personas se puede contagiar en un avión. Dicho porcentaje se reduce por el carácter endémico del virus y el proceso de vacunación.

En el Reino Unido, líneas aéreas como British Airways y Virgin Atlantic ya no exigen la obligatoriedad de las mascarillas. Tampoco lo hacen algunos aeropuertos en el país. Se deja a discreción de la persona su uso.

En los Estados Unidos, la utilización de las mascarillas a bordo son un problema constante debido a que no todos están dispuestos a someterse a medidas que consideran arbitrarias. Como consecuencia, se registran un incremento muy significativo de pasajeros disruptivos. Según la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) en los vuelos domésticos se reportan más de 6.900 incidentes a bordo con pasajeros disruptivos de los cuales el 70% está relacionado con el no uso de la mascarilla a bordo.

En la materia, Biden también está presionado por el Senado que vota para quitar el uso de las mascarillas en el transporte. La decisión provoca una amenaza de veto por parte del Mandatario. Hasta el momento, la Casa Blanca no comenta al respecto. Sin embargo, en versiones de prensa indicarían que el gobierno estadounidense estaría trabajando en una nueva gobernanza para la pandemia, incluyendo cuándo se debe usar las mascarillas en el transporte público.

Con más países eliminando las restricciones, la administración Biden como la de otros gobernantes alrededor del mundo que mantienen políticas estrictas respecto al COVID-19, puede convertirse en un inconveniente. Cada vez más un número creciente de personas están menos dispuestas a seguir reglas tras dos años de severas restricciones y, muy especialmente, cuando estas difieren en su aplicación en lo que respecta a lugares, países y actividades, existe más información sobre la enfermedad y todo el entorno.

Fotografía portada – SITA

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