A días de un nuevo aniversario de la Fuerza Aérea de Chile, parece necesario rescatar a una de sus aeronaves más emblemáticas. No tanto por sus prestaciones, sino por todo lo que envuelve su concepción y producción, el T-35 marca un hito en la industria aeronáutica chilena.
El T-35 Pillán es probablemente la aeronave símbolo de la aviación chilena. Su origen está ligado a la búsqueda de independencia del material aéreo y a la exploración que el país realiza en la industria aeronáutica. En ese sentido, va de la mano con el origen de la Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER).
Como muchos países, Chile a mediados del siglo XX busca una independencia aeronáutica. A través de un proyecto desarrollado por la Corporación de Fomento (CORFO) se crea la Fábrica Nacional de Aeronaves (FANAERO) que funciona como empresa pública entre 1953 y 1960 para dotar de aviones a la Fuerza Aérea de Chile (FACh). Posteriormente, la propia institución abandona la idea, pero crea INDAER con el mismo propósito.
A mediados de la década de 1970, Chile enfrenta el bloqueo de armamento y falta de recursos económicos como consecuencia de la aplicación de la enmienda Kennedy. Para enfrentar esta situación, el país se vuelca hacia el desarrollo de la industria nacional, incluyendo el desarrollo de aeronaves.
La idea de contar con un entrenador para la FACh comienza a tomar forma cuando se busca reemplazar a los Beechcraft T-34 Mentor para la Escuela de Aviación. Contar con un entrenador es fundamental para la formación de pilotos del futuro, especialmente cuando Argentina -en plena carrera militar y con una infraestructura superior- también incursiona en la materia.
La aeronave que piensa la FACh debe estar inspirada en el esquema de instrucción aérea nacional y con capacidad de mantenimiento con partes locales, todo con el fin de evitar cualquier dependencia del exterior. Además, debe operar en las condiciones geográficas del país. La configuración del avión incluye asientos en tándem, monomotor y de ala baja. Entre sus prestaciones destaca una alta capacidad acrobáticas para practicar todo tipo de maniobras.
Considerando al Dakota, la Institución concibe a este avión como la base para el diseño del futuro Pillán. Para lograr el objetivo, se crea un equipo conjunto con Piper para construir un prototipo híbrido que cumpla todos los requerimientos.
El primer prototipo realiza el roll out en marzo de 1981. Precisamente, se fija el 06 de marzo de ese año como el inicio de la saga del Pillán. Las dos siguientes aeronaves cuenta con algunas modificaciones, pero sin afectar el diseño ni las prestaciones del modelo original. Su exhibición se realiza en la Feria Internacional del Aire (FIDA) de 1982, antecesora a la actual FIDAE. Sin embargo, su debut se empaña con la pérdida de un ejemplar mientras realiza una exhibición para la prensa en la Base Aérea de El Bosque.
Al Pillán, nombre asociado a un espíritu ancestral, se lo concibe como un avión entrenador militar para la instrucción primaria. Por su gran maniobrabilidad, cuenta la capacidad para aterrizar con el mismo peso máximo de despegue. Algunas de sus características son un motor Lycoming de 300 caballos de fuerza (HP) de inyección y cilindros opuestos, un tren de aterrizaje de tipo triciclo y su hélice tripala Hartzel con velocidad constante.
Por su diseño, características, equipamiento y materiales utilizados, se lo concibe un avión de alta confiabilidad, lo que queda demostrado en distintos eventos aeronáuticos de Chile y el mundo, así como en prácticas de entrenamiento de la FACh. Las mismas lo convierten en un producto de exportación, siendo España el primer país-cliente donde es rebautizado como TAMIZ. Posteriormente, es adquirido por El Salvador, Guatemala, Panamá, Paraguay y República Dominicana. Por consiguiente, califica como la “estrella del sur del mundo”, al menos en lo que respecta a material aéreo.
Con el fin de explorar mejoras, se diseñan variantes incluyendo una versión turbohélice y un “Turbo Pillán”. Esta última se utiliza para probar un sistema FLIR y es presentado en FIDAE 2004. Actualmente, está en proyecto el desarrollo de una nueva versión denominada Pillán II.
Ilustración portada - Luis Soto (Aero-Naves)