Marcando un hito en el posicionamiento de Chile como sede de la investigación espacial, el Boeing 747SP del Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy (SOFIA) aterriza en el aeropuerto de Arturo Merino Benítez de Santiago. El principal aeropuerto del país será base temporal para las ocho misiones que realizará en Chile con el objetivo de estudiar el cielo desde el hemisferio sur.
Se trata de la primera ocasión que esta aeronave especialmente modificada para llevar un telescopio infrarrojo en su interior opera en Chile y en Sudamérica. Su llegada se da casi una década después de su primera visita al hemisferio sur cuando opera desde Nueva Zelanda en 2013.
La visita se concreta luego de una serie de reuniones entre el Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Información y la propia SOFIA. Para las autoridades chilenas, la presencia de la aeronave permite al país expandir las oportunidades de colaboración para la comunidad científica nacional y abrir nuevas fronteras de conocimiento.
El principal objetivo de las misiones a realizar es la observación de todo tipo de fenómenos pendientes que no se han podido concretar desde los observatorios instalados en el Norte de Chile, ya sea por complicaciones operativas o meteorológicas. Además, algunos proyectos quedan pendientes por los problemas derivados de la pandemia del COVID-19 y restricciones impuestas.
“Chile tiene grandes ventajas meteorológicas, condiciones para la observación, moderna infraestructura y la posibilidad de contar con puntos de aterrizaje alternativos. Estamos muy optimistas de la reunión y de contar con un apoyo de tan alto nivel”, dice Ed Harmon, jefe de Operaciones SOFIA.
La llegada de la aeronave ocurre cerca del mediodía tras un vuelo sin escalas desde Palmdale, California. En Santiago, estará basado en el FBO de Aerocardal, ubicado en el sector Norte del aeropuerto Arturo Merino Benítez. Dicha empresa asegura que llevan más de un año trabajando para la coordinación de la operación.
Inicialmente, el B747SP de SOFIA estará en Chile por un periodo de dos semanas como parte de una primera etapa de investigación. Los vuelos están programados a partir del 20 de marzo y se extenderán hasta el día 29 del mes. Cubrirán todo el territorio chileno, incluyendo la zona antártica, aunque la mayoría de las observaciones se realizarán sobre el océano Pacífico. Según el programa, se prevé que la aeronave regrese en junio y septiembre de este año.
¿Qué es SOFIA?
SOFIA es una instancia de cooperación científica en el ámbito espacial entre la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de los Estados Unidos y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en alemán). El propósito es desarrollar un nuevo observatorio infrarrojo aerotransportado.
La astronomía infrarroja no es nueva. Está presente desde la década de 1930, aunque su verdadero uso comienza hacia 1960, cuando los científicos descubren la versatilidad de hacer uso del espectro no visible. Se considera como investigación infrarroja el rango entre 1 y 1.000 micrómetros de longitud de onda.
Para realizar este tipo de observaciones, se requiere de una atmósfera relativamente transparente, con la menor cantidad de contaminación y humedad en la atmosfera posible. Como solución surge la idea de montar observatorios en aeronaves para lograr imágenes de mejor calidad.
En el año 1996, NASA y DLR se embarcan en un proyecto en conjunto con el objetivo de desarrollar un nuevo observatorio infrarrojo aerotransportado. El propósito es no perder la capacidad de observación de KAO, realizada con un reflector Cassegrain de 91,5 centímetros de apertura instalado en un Lockheed C-141 Starlifter modificado cuyo periodo de servicio termina en 1995. Con esta aeronave se descubren los anillos planetarios de Urano en 1977, la presencia de una atmósfera en Plutón en 1988, y las formaciones de anillos alrededor de diversas estrellas.
SOFIA selecciona al B747SP. Se trata de una versión acortada del B747-100 cuya modificación en la sección trasera del fuselaje permite instalar un telescopio infrarrojo de 2,7 metros. NASA se encarga de la adquisición y modificación de la aeronave, mientras que DLR de la fabricación del telescopio. El montaje final se realiza en Waco, Texas, y requiere la colaboración de Airbus para llevar el telescopio en el A300-600ST “Beluga”.
Con una operación a 43.000 pies (FL430), desde el B747SP se pueden concretar observaciones fuera de cualquier obstáculo meteorológico. Hace dos años, SOFIA descubre con esta aeronave agua en la superficie lunar marcando un hito en la historia de la observación espacial.
En 2013, SOFIA realiza vuelos por primera vez en el hemisferio sur, con la misión de observar fenómenos astronómicos que solo son visibles desde esta perspectiva. La operación se basa en el aeropuerto de Christchurch, Nueva Zelanda, lugar donde los Estados Unidos cuenta con una base para la exploración antártica. Se realizan nueve vuelos de observación en un periodo de dos semanas.
Boeing 747SP de SOFIA
Como se indica, el B747SP es una versión acortada del clásico B747 (específicamente, la versión -100). Desarrollado por Boeing en la primera mitad de los años setenta, se lo presenta como una alternativa para aquellas líneas aéreas que requerían aviones capaces de volar largas distancias pero cuyas rutas no disponían de suficiente demanda.
Por su capacidad y prestaciones se puede considerar al B747SP como el antecesor de los aviones ultra larga distancia con capacidad entre 250 y 300 asientos como los actuales B777, por ejemplo. Dado a que está pensado para ciertas compañías aérea, su éxito comercial es escaso. Sólo se producen 45 unidades de las cuales son 14 siguen en servicio. Entre las líneas aéreas que utilizan este modelo están Aerolíneas Argentinas, American Airlines, Braniff, Pan American World Airways (Pan Am), Saudia, Trans World Airways (TWA) y United Airlines, además de Iran Air, su último operador en el mundo. Los ejemplares que quedan en servicio son aeronaves gubernamentales o privados en configuración VIP.
El B747SP utilizado por SOFIA corresponde al SN211441, adquirido por la desaparecida Pan Am en 1977. Cuando lo recibe de fábrica, esta línea aérea lo bautiza como Clipper Lindbergh por Anne Morrow Lindbergh, en homenaje al 50 aniversario del histórico vuelo trasatlántico de Charles Lindbergh, su fallecido esposo. En 1986, se vende a United Airlines que lo opera por una década hasta que en 1997 es adquirido por NASA para el proyecto espacial con DLR.
Tras las grandes modificaciones en su interior y exterior, el avión vuelve a los cielos en 2007 y tres años más tarde comienza sus tareas de observación astronómica. Como acto conmemorativo, la aeronave es bautizada nuevamente como Clipper Lindbergh por el nieto del aviador, Erik Lindbergh.
A lo largo de su operación, sus equipos reciben permanente actualización, dentro de los que se destaca un nuevo sistema de aviónica, instalada en 2012. Los antiguos instrumentos análogos se reemplazaron por nuevos sistemas con visualización digital multifuncionales. Conjuntamente, los sistemas de control del telescopio infrarrojo son reemplazados para obtener mejores imágenes y control sobre la dirección de estas.
Fotografía portada - Simón Blaise