Desde hoy, Aeroflot tiene suspendidas todas sus operaciones internacionales, a excepción de Minsk, capital de Belarús. La inédita medida responde a una estrategia del gobierno de Vladimir Putin para proteger a las compañías aéreas rusas ante el reclamo de aeronaves por parte de las empresas de arriendo (también conocidas en la industria como lessors).
Como muchas líneas aéreas rusas, la flota de Aeroflot se encuentra en su mayoría en arriendo. De acuerdo con los últimos registros de la industria la flota está conformada por 18 Airbus A319, 68 A320, 36 A321, 12 A330-300, siete A350-900, 93 Boeing 737-800, cinco B777-300, 27 B777-300ER y 76 Sukhoi SSJ100. Hasta marzo, dispone de alrededor 270 aeronaves activas debido a la reducción de la demanda producto de la crisis del COVID-19.
Durante las últimas semanas, Aeroflot -como otras líneas aéreas rusas- enfrenta una serie de bloqueos. Estos comienzan con la prohibición de operar en el Reino Unido y otros países de Europa, la suspensión de acuerdos comerciales -como los que mantiene con Delta, por ejemplo-, la prohibición de uso de espacios aéreos de la Unión Europea, Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos.
Además, se agregan otros tres bloqueos significativos. El primero es la suspensión que hace Sabre de su sistema de distribución global, impidiendo que otras líneas aéreas, agencias de viaje, portales, etc. puedan reservar o modificar un viaje. En segundo lugar, está el retiro de la flota operativa por el reclamo de los lessors y, finalmente, la drástica disminución de ingresos que se le espera luego que operadores dejan de usar el espacio aéreo ruso cuyas tasas son usadas para financiar a Aeroflot.
Por más que el gobierno ruso intente reducir el impacto, la situación de Aeroflot es bastante compleja. Con la crisis del COVID-19, las sanciones establecidas por algunos países de Occidente prácticamente a paralizar.
Para compensar la reducción de la flota, la administración de Vladimir Putin buscaría reactivar la mayoría de los SSJ100. En una reunión con tripulantes de cabina de la propia Aeroflot visita el centro de entrenamiento de la compañía para probar un simulador de esta aeronave. Sin embargo, de utilizarse la totalidad de estos equipos la compañía no tiene una capacidad operacional para atender rutas medias y menos de larga distancia. A diferencia de la época de la ex Unión Soviética o durante la década de 1990 y de 2000, no dispone de los Ilyushin Il-62, Il-86 o Il-96M, estos últimos utilizados en varias rutas intercontinentales.
Hasta el conflicto con Ucrania, Aeroflot mantiene una extensa red en Rusia, Europa, Norteamérica, América Latina y el Caribe. También una serie de rutas hacia el Medio Oriente y Asia. La mayoría de su tráfico está relacionado con la demanda desde y hacia Rusia, incluyendo destinos vacacionales (como Cancún, por ejemplo) y aquellos con vínculos históricos de carácter político (La Habana o Teherán, por mencionar algunos). Los servicios a Minsk se mantienen por tener la relación política que tiene el gobierno de Belarús con Rusia.
Otras líneas aéreas rusas como Pobeda, Rossiya y S7 también enfrentan una situación similar.
Fotografía portada – Aeroflot