Luego de conocer las sanciones impuestas por la administración de Joe Biden, el director de Roscosmos, agencia espacial rusa, Dmitry Rogozin, señala en una entrevista que su país toma la decisión de terminar la entrega de motores para cohetes a los Estados Unidos. El suministro de este equipamiento data de la década de 1990 y son producidos por Energomash.
"En esta situación, no podemos seguir suministrando a los Estados Unidos nuestros motores para cohetes, que son los mejores del mundo, que vuelen en sus” escobas” o con lo que sea", dice Rogozin. Sus declaraciones hacen referencia a los RD-180, motor principal del cohete Atlas-5 y al motor RD-181 que propulsa al cohete Antares.
No es la primera vez que Rogozin emite públicamente declaraciones fuertes sobre tecnología espacial estadounidense. También menciona que suspenderá la asistencia técnica para los motores que actualmente opera los Estados Unidos y que tampoco cooperará en experimentos con Alemania en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
La Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA) ya está en la búsqueda de otras alternativas para mantener operativa la ISS. Entre las prioridades están la mantención en órbita de la ISS y reducir o eliminar la dependencia de Rusia. Para ello, considera un trabajo conjunto con empresas privadas estadounidenses como SpaceX o Northrop Grumman. Las declaraciones de Rogozin estarían acelerando este proceso.
Desde 1998, Rusia se encarga del funcionamiento de los motores de la base espacial asegurando su funcionamiento en órbita a 400 kilómetro de la superficie terrestre. Los Estados Unidos mantiene operativa la ISS con energía y soporte esencial.
El trabajo ruso es sumamente importante por lo que las declaraciones del director de Roscosmos ponen en alerta a la NASA. Se considera que de no existir una solución, es posible anticipar una pérdida temprana de la ISS cuya vida útil está prevista hasta 2030 o más.
"Si bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una salida de órbita descontrolada y una caída en Estados Unidos o en Europa?", dice Rogozin.
La invasión a Ucrania también causa que el programa de la Agencia Espacial Europea (ESA) congelara la misión de enviar una nave (Rover) a Marte. Luego de una reunión con 22 miembros de estado, Josef Aschbacher, director de ESA, señala que va a estudiar todas las opciones posibles y preparar una decisión formal sobre la misión a los estados miembros.
En estos últimos años, Rusia demuestra poco interés en los proyectos espaciales internacionales entre los que están la ambiciosa llegada a la Luna. Cabe recordar que la NASA llama a Roscosmos para participar en el programa Artemis, petición que es rechazada por Rogozin dado que la considera un proyecto político y no está de acuerdo con la comercialización y explotación de la Luna. La propuesta de participación de Rusia se realiza bajo el gobierno de Donald Trump en 2020.
Algunos científicos rusos califican como excelente la estrategia de parte de Roscosmos hacia la NASA. Desde su parecer, el abandono de Rusia a la ISS dejaría a los Estados Unidos y a la Unión Europea sin una estación espacial mientras que la agencia rusa ya estaría fabricando su propia instalación en la órbita cuyas partes se comenzarían a lanzar en 2025. Las recientes negociaciones con China confirman el poco interés de una cooperación de Rusia con Occidente.
Bajo ese escenario, la NASA está obligada a encontrar una pronta solución al inconveniente que se le presenta con la guerra en Ucrania, especialmente ante la advertencia de nuevas consecuencias para la industria espacial. En un comunicado, la agencia espacial estadounidense señala que por el momento no habría cambios en la cooperación espacial entre las naciones, incluyendo a Roscosmos.
Actualmente, en la ISS se encuentran siete astronautas: uno de la ESA (Europa), cuatro de la NASA (Estados unidos) y dos cosmonautas (Rusia).
La guerra Rusia – Ucrania ya es un conflicto local con repercusiones globales. Para algunos, las acciones desplegadas tanto a nivel militar como político permiten considerar la situación como una “Guerra Fría 2.0”, al menos en lo que respecta a la carrera espacial.
Fotografía portada - NASA