La pandemia del COVID-19 y las medidas impuestas por los Gobiernos producen la crisis más grande que afecta a la aviación desde sus inicios. Nunca la población había dejado de volar al mismo tiempo en todo el mundo. Las líneas aéreas es el sector más afectado de esta industria. Sus finanzas se desploman perdiendo varios de millones de dólares desde 2020 hasta hoy.
Pese a los esfuerzos por reactivar, todavía el sector aerocomercial está lejos de volver al equilibrio de oferta y demanda. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) proyecta que la recuperación financiera tardará más tiempo, el cual se alarga a medida que los países no levanten las restricciones. En resumen, hay mucho camino por recorrer.
Si el impacto del COVID-19 es tremendo en las finanzas de las compañías aéreas, quizás lo es más en el empleo, ya que no sólo afectan a la persona, sino a todo un grupo familiar, además de frustrar sueños y proyectos de vida. Las aperturas de fronteras y término de las restricciones están ayudando que los trabajadores recuperen sus puestos de trabajo, lo que es una buena noticia. Sin embargo, ¿cuentan con las mismas condiciones en un ambiente cuando la reducción de costos parece ser un objetivo a conseguir?
El escenario es complejo, principalmente para aquellas personas que desempeñan funciones críticas y requieren habilidades técnicas específicas como los pilotos. ¿Pueden estos largos periodos fuera de la cabina de mando afectar el rendimiento de las tripulaciones de vuelo?
En julio 2020, IATA publica un aviso para informar a la industria respecto un número cada vez mayor de aproximaciones desestabilizadas con velocidades y trayectoria de descensos fuera de los parámetros establecidos. Los casos llegan al doble en comparación a los incidentes reportados previos a la pandemia.
Paralelamente, aparecen informes similares en todo el mundo de organizaciones y gremios ligados a la aviación, especialmente aquellos que se refieren a la seguridad. Uno de los más importantes, es el Sistema de Informes de Seguridad de Aviación de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA por sus siglas en inglés). Se trata de una plataforma en la que los profesionales de la industria pueden registrar incidentes de forma anónima, para su discusión y aprendizaje.
La seguridad es la prioridad número uno de la industria aérea y como tal no debe estar comprometida bajo ningún punto de vista. A lo largo de la historia, los ahorros sin control y las llamadas “búsquedas de eficiencia” sólo enfocado en temas financieros, pero aplicados en áreas críticas como es la seguridad demuestran ser “pan para hoy, hambre para mañana”. Los costos no son menores ya que se habla de la vida de las personas.
En un largo análisis, CNN publica en los días recientes una serie de errores relacionadas a la falta de entrenamiento por parte de las tripulaciones. La mayoría se atribuyen a estar mucho tiempo sin volar.
Paul Dickens, psicólogo de Core Aviation Psychology, entidad que brinda servicios psicológicos a las aerolíneas, asegura al mencionado canal de noticias que cualquiera que no haya estado practicando en el mundo real experimentará cierto nivel de degradación de habilidades. Sin ser específico en los pilotos, su opinión la aplica a cualquier profesión. “Le sucede a cualquiera que tenga un tiempo libre en el trabajo, más aún durante la pandemia, cuando ese tiempo libre era un momento tan inusual”, comenta.
En todos los países, los pilotos deben registrar una cantidad mínima determinada de despegues y aterrizajes ante la autoridad correspondiente. En Chile, por ejemplo, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) lo exige cada 90 días para los operadores nacionales. Además, deben aprobar una evaluación recurrente de capacitación semestral en simuladores de vuelo para mantener su experiencia.
¿Qué le sucede a un piloto que no ha volado en tanto tiempo? Dickens dice que pueden perder la conciencia situacional, así como también disminuir su eficiencia en la toma de decisiones y la resolución de problemas, debido a que están fuera del ciclo normal que tienen durante el tiempo de operación.
En un informe de seguridad publicado el año pasado, la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) plantea una preocupación similar. “Con poco o ningún contacto con las tareas de vuelo durante un período prolongado, es probable que la tripulación de vuelo experimente una alta demanda de tareas cognitivas en el contexto de un entorno de trabajo altamente exigente y con muchos procedimientos asociados. El riesgo de cometer errores puede ser significativo”.
El informe también establece que la disminución de la competencia puede crear un riesgo de seguridad directo. Esto porque la precisión, la velocidad y, en última instancia, la eficacia del desempeño de las tareas, se deterioran con la falta de práctica y entrenamiento.
El hecho que un piloto se sienta competente o no al regresar a su puesto de trabajo después de un periodo de descanso también puede estar relacionado a factores que son únicos para cada individuo. Cuánto tiempo ha estado volando, en qué tipo de avión, su estado emocional y el bienestar físico, son sólo algunos aspectos a considerar.
Entonces, ¿cómo pueden los pilotos volver correctamente capacitados? La mejor herramienta es sin duda el correcto entrenamiento de tripulaciones, especialmente en los simuladores de vuelo. Y eso es exactamente lo que las compañías aéreas hacen cuando los pilotos han estado en tierra durante largos períodos.
Sin embargo, la disponibilidad de simuladores también se ve afectada por la pandemia. Debido a las restricciones políticas de viaje durante 2020 y 2021 muchos pilotos no pueden llegar a los centros de entrenamiento. A esto se suma el aumento de la demanda por la mayor cantidad de operadores intentando reentrenar a sus tripulaciones en el más breve plazo posible para disponer de la capacidad necesaria antes de la competencia y capturar la demanda.
Otras formas de minimizar el riesgo, es “emparejar” a un piloto que no ha volado durante un tiempo con otro que tenga experiencia de vuelo reciente. También se menciona evitar asignar a tripulaciones o pilotos que retoman sus vuelos en rutas con aeropuertos complejos, por ejemplo, aquellos que se ubican en condiciones geográficas particulares o pistas cortas.
IATA tiene publicados varios documentos con orientación para las tripulaciones de vuelo se reintegran a sus funciones. Por otra parte, EASA dispone de una campaña denominada “Prepárate, Mantente a salvo” que incluye consejos específicos para pilotos. Los ejemplos incluyen realizar ensayos mentales, prestar más atención a la aeronave y la ruta de vuelo, además revisar de forma periódica los procedimientos de operación (SOP) que publica cada fabricante.
El reintegro de las tripulaciones de vuelo es un tema complejo para la industria aérea. Por lo mismo, el tema no debe ser abordado a la rápida y menos un enfoque estrictamente comercial. La seguridad es un bien que no debe ser transado. Lo ideal es aprovechar el momento para buscar la mejora continua con el objetivo de mantener altos los estándares de seguridad.
Fotografía portada – Delta (sólo a modo de referencia)