Vulneración de normativa aérea vuelve a amenazar la imagen de los helicópteros en Chile

Videos de una fiesta a bordo de lanchas en el lago de Villarrica al sur de Chile, revela la imagen de un helicóptero realizando maniobras a muy baja altura sobre los asistentes. Se trata de una aeronave MD600 de la empresa Platinum Helicopters S.A. que presta distintos tipos de servicios aéreos comerciales. Su presencia -y la cuestionada operación- toma relevancia por el tratamiento público que tiene el evento, en medio de la reactivación de algunas restricciones sanitarias impuestas por la pandemia del COVID-19.

Si bien la empresa aérea se desprende de los cuestionamientos a la fiesta lacustre, no escapa al escrutinio de la opinión pública. Lo anterior, por las maniobras realizadas, especialmente cuando se ve a una de sus aeronaves sobre motos de agua y lanchas, incluyendo un supuesto seguimiento a una de estas a una altura bajo los mínimos establecidos en la normativa aeronáutica. Los hechos están bajo investigación de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) que en su rol de autoridad aeronáutica debe fiscalizar toda actividad aérea.

Ante la viralización de los videos de la fiesta y la imagen del helicóptero a través de las redes sociales, Platinum Helicopters señala que “…la presencia de un helicóptero de nuestra empresa, el sábado 05 de febrero, se debió a la necesidad de retirar del lugar a una persona de nuestro equipo capacitada en el embarque y desembarque de personas para ir en auxilio de una lancha y su tripulación que varó en la ribera sur del lago”.

La declaración choca con la evidencia registrada en los videos, así como también con la opinión entregada posteriormente a radio Bío-Bío (09/02/2022). A través de ese medio de prensa, los dueños de Platinum Helicopters, Jordi Serón Steinmetz y Jorge Serón, este último piloto del helicóptero MD600N (registro CC-AXG), contradicen su propia versión de un “rescate”. Indican que van a buscar personal de la empresa que “malamente estaba en la fiesta”.

“Llamó a una persona que trabaja con nosotros que tiene mucha experiencia, es patrón de bahía, es piloto de helicóptero también, que tiene experiencia en salvataje, una persona muy preparada. Lo llamó, él le dijo “sí, estoy aquí en el lago (Villarrica) así que venme a buscar”. Coordinaron, lo recogió en el lago, que fue las imágenes que hemos visto… esa faena no tomó más de dos minutos de tiempo total que estuvo el helicóptero ahí en ese lugar. Se hizo el rescate y después volvió a dejar a la persona que estaba ahí”, explican al diario.

Sin embargo, la versión se vuelve a quedar en juicio tras la aparición del video donde se ve al mismo helicóptero realizando un vuelo en persecución a muy baja altura de la lancha a una alta velocidad. Serón expone que se trata de una filmación para un comercial -labor que la empresa realiza-, pero abre dudas al coincidir el paisaje y las mismas condiciones climáticas del video de la fiesta.

De acuerdo con distintas fuentes cercanas al rubro, la empresa no tendría los permisos para realizar una evacuación -considerando el uso por parte de la empresa de la palabra “rescate” en un comunicado oficial-. Se suma el Certificado de Operador Aéreo (AOC) expedido por DGAC por tiempo indefinido en 2014 que entrega a Platinum Helicopters S.A. la operación como empresa Aerocomercial Chilena de Servicios de Transporte Aéreo y Trabajos Aéreos.

Respecto al nivel de vuelo utilizado (especialmente en la evidencia aportada por un segundo video), la DAN91 establece en el Capítulo C Reglas del Vuelo Visual letra g que: “Excepto cuando sea necesario para el despegue o el aterrizaje, o cuando se tenga permiso de la autoridad aeronáutica, los vuelos VFR no se efectuarán: (1) Sobre aglomeraciones de edificios en ciudades, pueblos o lugares habitados, o sobre una reunión de personas al aire libre a una altura menor de 300 metros (1 000 pies) sobre el obstáculo más alto situado dentro de un radio de 600 metros (2 000 pies) desde la aeronave; y (2) En cualquier otra parte distinta de la especificada anteriormente, a una altura menor de 150 metros (500 pies) sobre tierra o agua”.

El caso se encuentra bajo investigación de la autoridad aeronáutica. Sin embargo, las maniobras conocidas a través de los videos y las contradicciones en las declaraciones nuevamente instauran una mancha en la seguridad para la industria de los helicópteros en Chile. El caso en Villarrica ocurre a pocos días de una denuncia realizada contra un helipuerto privado en Santiago, el que aparentemente estaría funcionando sin tener todos los permisos correspondientes, y cuyos dueños y usuarios están vinculados al poder Ejecutivo del presente gobierno.

Para la industria aérea, la seguridad es -y debe ser- la prioridad número uno de todo su quehacer. Garantizarla va más allá de llevar sin novedad a una aeronave y sus ocupantes de un punto a otro, sino que involucra una serie de acciones operacionales como no operacionales, así como todo un sistema que forma parte de la actividad. Cualquier afección a la norma establecida sienta un negativo precedente que no sólo involucran a los participantes, sino que a todo el sector, especialmente en una comunidad altamente sensible que desconoce los aportes que este sector como otros de la aviación hacen al país.

Con los registros, las competencias están a cargo de DGAC quien debe determinar si existen o no infracciones a la normativa y entregar al caso al fiscal correspondiente para las respectivas sanciones si proceden.

Cuestionados antecedentes

La figura de Jordi Serón de Platinum Helicopters S.A. es conocido en el ámbito público chileno y también sudamericano. Un accidente automovilístico durante una competencia de rally, una cuestionada operación en Paraguay y una sustracción de un helicóptero en Chile, están entre los antecedentes de los protagonistas aeronáuticos de los hechos en el sur.

En 2008, Serón en calidad de piloto de rally atropella a ocho espectadores en Valdivia, mientras competía en el “Rally Mobil”. En lugar de prestar auxilio a los heridos, sigue en competencia, deteniéndose sólo para llamar a una ambulancia en el siguiente punto de control y luego retomar la carrera. Con 24 años en esa ocasión, el acto causa malestar en la Federación de Automovilismo. La fiscal a cargo lo deja en libertad.

Según el diario ABC de Paraguay, se cuestiona la participación de Serón por ser uno de los integrantes de una firma que vende cuatro helicópteros tácticos Bell UH1H a la empresa Proibérica que a su vez proporciona aeronaves a la Policía del Paraguay. Según se publica, esta firma paga por tres de cuatro helicópteros, quedando una deuda de US$1 millón judicializada en Chile. Uno de los aparatos no tiene los papeles por ese hecho y obliga al Ministerio del Interior paraguayo a contratar a otra firma que a su vez contrata a Serón para el mantenimiento. La compra de helicópteros es considerada como sobrefacturada y motiva una investigación que involucra a autoridades del país guaraní.

Quizás el hecho más controversial es la sustracción de un helicóptero Bell 206 (registro CC-ACA) avaluado en cerca de US$ 2,5 millones. El hecho ocurre en el aeródromo de San Felipe, al norte de Santiago, cuando el piloto Juan Andrés Romero Palavecino, recibe un mensaje por teléfono mientras espera s sus pasajeros. En el mensaje, identifica a Jordi Serón realizando un gesto obsceno a bordo del helicóptero, lo que lo motiva a regresar al aeródromo donde constata que la aeronave no se encuentra. Tras diligencias, la aeronave es encontrada en Curicó (al sur de Chile). La investigación establece que Serón sería socio de Aero Flight Service, dueña de la aeronave sustraída, pero la propia firma indica que sólo habría sido un funcionario despedido días antes.

Fotografía portada - Archivo Aero-Naves

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