Luego de los anuncios realizados por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos y SpaceX sobre el programa Artemis, que busca volver a colocar al ser humano en la Luna en los próximos años, China busca no quedar atrás en la carrera espacial. Para tal propósito acelera sus planes, iniciando una modificación de sus cohetes para llevar tripulaciones.
Long Lehao, diseñador en jefe de los cohetes espaciales Long March, señala que para cumplir ese objetivo, los modelos 5 de esa aeronave -aún operativas- se estudia en una modificación para llevar astronautas chinos “lo antes posible a la Luna”. De conseguir esa ambiciosa meta, China se convertiría en el primer país que colocaría seres humanos en el satélite natural desde 1972 después de los Estados Unidos.
En los últimos años, la carrera por llegar a la Luna se convierte en un tema de interés por parte de las grandes potencias. Las implicancias no son sólo a nivel científico, sino que están marcadas por una disputa hegemónica del espacio tal como en su momento ocurre entre los Estados Unidos y la ex Unión Soviética. Además de la Luna, los viajes a Marte también se pueden considerar dentro del balance de poder de las grandes potencias.
Según un medio popular de Hong Kong, Lehao explica que la idea de adaptar los cohetes Long March 5 consiste en modificar y actualizar las prestaciones actuales que se consideran similares al Falcon Heavy de SpaceX. Sin embargo, tienen una menor capacidad de empuje.
Inicialmente, los científicos chinos consideran esta modificación para llevar la primera estación eléctrica al espacio, pero se estima que esté lista para 2030. Ahora, la prioridad sería realizar los ajustes correspondientes para llevar a los astronautas a la Luna. China denominaría a este cohete como Long March 9.
El nuevo modelo de cohete chino pone presión a la NASA y SpaceX. Elon Musk, fundador y CEO de SpaceX, señala en días anteriores que las misiones hacia la Luna y Marte tardarían como mínimo cuatro años. A nivel de industria y geopolítica, se da por hecho que más allá de un año en particular, China será el próximo país en pisar la Luna.
La manera de cómo pretenden alunizar no es muy diferente al programa Artemis de NASA. Lehao asegura que la modificación en la que trabajan podrá lanzar dos cohetes Long March 9, uno con el orbitador lunar -denominado Lander-, y el otro en el cual viaje la tripulación.
Al estar en la cercanía a la Luna, la tripulación se cambiará al Lander, mientras la cápsula se mantendrá orbitando el satélite natural. El tiempo de espera en órbita sería alrededor de seis horas, periodo que tendría la tripulación para llegar y caminar en la Luna, y regresar, antes de emprender su viaje de regreso a la Tierra.
“Es un buen indicio de que China está trabajando en ese plan hasta cierto punto. Al parecer, habrá un anuncio sobre este cohete en el Salón Aeronáutico de Zhuhai a finales de septiembre o principios de octubre", dice Andrew Jones, un periodista experto en el programa chino. También comenta que las declaraciones hechas por Lehao no han sido oficializadas, pero es una persona influyente en su país lo que respecta a política espacial.
Estados Unidos versus China
Los Estados Unidos y China lideran la carrera lunar desde hace años. El gigante asiático tiene acuerdos con Rusia, mientras que los Estados Unidos con Japón, Reino Unido e Italia, países que también están incorporados en el programa Artemis.
Pese a su experiencia en programas lunares, NASA se ha visto obligada a retrasar para 2026 la nueva llegada a la Luna, principalmente por motivos técnicos y operativos. Hace unos años consideran que podrían alcanzar la meta para 2024. Ahora, China pone presión a los Estados Unidos. La fecha es tentativa ya que podría retrasarse por la construcción del Lander como de los trajes espaciales.
En 2021, China y Rusia anuncian su ambicioso plan espacial a comenzar en 2023. Los acuerdos entre ambos países dejan en alerta a los Estados Unidos, especialmente por el trabajo conjunto para los viajes a la Estación Espacial Internacional (ISS), en los cuales Rusia lleva astronautas estadounidenses a la ISS en las cápsulas Soyuz tras el fin de la “era de los transbordadores”.
Estados Unidos desde un principio tenía contemplado incluir a Rusia en el programa Artemis, pero desde Roscosmos, agencia espacial rusa, señalan que “no se sentían como parte importante de un negocio entre dos grandes”. Desde la perspectiva rusa, ven que los Estados Unidos quieren ser el protagonista lo que deriva en las negociaciones entre Rusia y China para concretar los acuerdos hoy vigentes.
Los planes de China no sólo consideran la Luna. Su programa espacial busca ir mucho más allá. Para ello, sus científicos trabajan en nuevos motores de iones y creación de una flota de transbordadores nucleares para llegar a Marte y, posteriormente, iniciar una colonización de ese planeta. En ese objetivo, la Luna es visto como “algo esencial”, donde pretenden colonizar y colocar una estación de investigación científica para 2030. Además, pretenden explorar los minerales de asteroides cercanos y extraer recursos como oro, iridio y otros metales que pueden generar múltiples beneficios para futuras misiones espaciales.
Mike Griffin, un antiguo administrador de NASA en la era del Presidente George Bush, lleva tiempo afirmando sobre el potencial del programa chino y su capacidad espacial en los próximos años. No obstante, es preciso destacar que las comunicaciones e información estadounidense es constante, mientras que desde CNSA (China) se mantienen en reserva hasta que se está en condiciones de ejecutarlos.
"Nunca parecen tener prisa. Parece que trabajan a largo plazo. Así que no digo que vayan a estar en la Luna en seis u ocho años, pero si quisieran podrían hacerlo. Y que lleguen a la Luna cuando Estados Unidos no puede volver a ella es una burla”, afirma Griffin.
Fotografía portada - CNSA