En las últimas semanas se conoce por parte de las autoridades aeronáuticas de Indonesia y Etiopía, la certificación del Boeing 737 MAX. Considerando que las dos aeronaves accidentadas provenían de esos países, sus respectivas autorizaciones pueden considerarse como el cierre del ciclo y de la crisis de esta aeronave. Principalmente, de ahí su importancia.
Tras 20 meses de la paralización de la flota mundial, tras los accidentes de los B737 MAX 8 de Lion Air (vuelo JT610) y Ethiopian (ET302) en octubre 2018 y marzo 2019, respectivamente, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) aprueba la implementación de cambios propuestos y autoriza el retorno comercial de la aeronave. Posteriormente, otras autoridades aeronáuticas siguen el mismo camino, entre las que están la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), la autoridad de Aviación Civil de Canadá (TCCA), la Autoridad de Aviación de Civil de China (CAAC), entre otras.
Tras las investigaciones de los accidentes, se concluye que la cadena de sucesos es provocada por fallas en el Sistema de Aumento de las Características de Maniobra (MCAS), equipamiento creado para compensar la posición y mayor tamaño de los motores LEAP 1-B y el nuevo diseño de alas que modifica el comportamiento aerodinámico de la aeronave. De esta manera, se podía garantizar a los operadores la estabilidad y prestaciones del avión. También se agrega una falta de información de su funcionamiento a las tripulaciones y errores en la capacitación y entrenamiento.
Para corregir los errores, se realizan una serie de modificaciones como redundancia de sensores del MCAS, advertencias en las pantallas en caso de diferencias de información, separación del cableado de equipos, implementación de medios agregados para la obtención de datos, entre otras. Sin embargo, un factor trascendental es la instrucción adicional para la tripulación de vuelo. Además, las autoridades establecen requisitos para los operadores como un mayor seguimiento en las directivas de aeronavegabilidad, inspección de aeronaves y facilitación para la revisión de los equipos por parte de organismos oficiales de aviación en caso de ser requerido.
Pese a su aprobación, las líneas aéreas de Indonesia todavía no consideran retomar la operación de la aeronave. En el caso de Garuda, la no puesta en servicio responde a un proceso de reestructuración de la deuda y reducción de la flota como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia, mientras que en Lion Air, los motivos son desconocidos.
En Etiopía, es distinto. Ethiopian Airlines tiene contemplado retomar la operación del B737 MAX 8 en febrero. Inicialmente, serán cuatro aeronaves, pero pretende incrementar la operación hasta 31 en el transcurso del tiempo. Para retomar la operación, la línea aérea apela a la confiabilidad del proceso con los aportes de cada uno de los actores relevantes, incluyendo los pilotos, ingenieros, técnicos y tripulantes de cabina.
Al respecto, Tewolde Gebremariam, CEO de Ethiopian Airlines Group, declara que “la seguridad es nuestra prioridad principal en Ethiopian Airlines y guía cada decisión que tomamos y cada acción que emprendemos. Es con base a este principio base que ahora estamos reactivando el 737 MAX al servicio, no sólo después de la recertificación por parte de la FAA, la EASA de Europa, TCCA, CAAC, ECAA y otras entidades regulatorias, sino también tras el regreso a servicio en más de 34 aerolíneas alrededor del mundo”.
Con la recertificación del B737 MAX, Boeing reanuda las entregas lo que se manifiesta en los resultados de 2021. En lo que respecta a operaciones, sólo durante diciembre se realizan 44.756 vuelos lo que representa un aumento de 76,3% en comparación con febrero de 2019, previo al accidente de Ethiopian. Cabe señalar que este incremento en la cantidad de operaciones responde también a una mayor cantidad de entregas en comparación con periodo anterior.
De los cuatro modelos que conforman la familia B737 MAX, la versión MAX 8 es la que más opera con 275 mil vuelos. Southwest es el mayor operador. Le sigue el MAX 9 de mayor capacidad al servicio en compañías como Alaska Airlines, Copa Airlines, United, entre otras, y recientemente el MAX 8 200, una variante del primer modelo con capacidad para 200 pasajeros que es utilizada por Ryanair y recientemente encargada por Allegiant.
Los avances en temas de recertificación y recuperación evidencian una fuerte señal de confianza en el retorno de esta flota, pero sin descuidar los errores cometidos en el que supuestamente sería el producto estrella de Boeing. De cara a la puesta en servicio de nuevos modelos de aviones, las lecciones dejadas por la crisis del B737 muestran que la industria aérea todavía tiene que trabajar en la generación de confianzas. Ello constituye un gran desafío tanto para los fabricantes, las autoridades aéreas, los operadores y todos los entes relacionados con la aviación.
Fotografía portada - Boeing