El escenario de cancelaciones y retrasos de vuelos en los Estados Unidos amenaza con repetirse en América Latina. Pese a que la variante Omicron del SARS-CoV-2 produce síntomas leves, no muy distintos a un resfrío, los protocolos sanitarios de los contagios están afectando la dotación de las tripulaciones de las líneas aéreas y esto a la programación de los vuelos.
La primera compañía aérea en levantar la alerta para los viajeros es Aerolíneas Argentinas. Su CEO, Pablo Ceriani, alerta el 03 de enero a través de su cuenta twitter que las operaciones pueden sufrir demoras, modificaciones y/o cancelaciones. Ante el aumento de la ola de contagios en Argentina, asegura que la compañía está realizando refuerzos “muy grandes” para sostener las operaciones en plena temporada alta de verano y pide paciencia a los viajeros.
En México, las cancelaciones de vuelos se han convertido en el tema por estos días al afectar los viajeros de miles de personas. Aeroméxico es la que está expuesta por informar la mayor cantidad de cancelaciones. En los últimos cuatro días están cancelando entre 50 a 80 vuelos por día, reconociendo contagios por COVID-19. Viva Aerobus también reporta contagios en sus tripulaciones y por consiguiente, algunos aeropuertos también sufren cancelaciones de esta línea aérea como de su competidora Volaris.
En Colombia, LATAM también está cancelando varias frecuencias al día por contagios en sus tripulaciones. Se espera que otras líneas aéreas también comiencen a registrar problemas. Avianca ya está cancelando el 4% de sus operaciones, mientras que Viva Air reporta afecciones en menos del 3% de sus vuelos. Las autoridades piden a los viajeros a mantenerse informados por los canales de oficiales para conocer el estado de sus vuelos.
En Ecuador, la primera línea aérea en reportar inconvenientes es la nueva empresa EquAir. Tenía previsto iniciar vuelos en diciembre, pero contagios en sus tripulaciones de vuelos retrasa el proceso de certificación en casi un mes. La compañía espera comenzar hoy sus vuelos.
En Chile, distintos aeropuertos también han comenzado a mostrar afecciones de vuelos con cancelaciones y retrasos. Sin embargo, todavía ninguna línea aérea asocia públicamente estas cancelaciones a contagios por COVID-19. Sin embargo, el escenario puede ser similar a otros países.
Se espera que en el resto de los países de América Latina también las cancelaciones de vuelo aumenten. En ese sentido, la variante Omicron puede crear escenarios más complejos para las líneas aéreas por la inmediatez de los contagios que obligan a modificar las programaciones de vuelos mensuales.
La situación puede ser más compleja que en los meses anteriores. El término de los confinamientos extensos -que demuestra no ser efectivos para detener una enfermedad endémica- hace que exista una demanda que es necesario atender y para lo cual cada compañía coloca una cierta capacidad.
El problema de las cancelaciones de vuelo no guarda relación con que si las personas están o no vacunadas contra el COVID-19. Ninguna vacuna demuestra que la persona es inmune al contagio, los reportes indican que en distinto grado previene un agravamiento de la enfermedad. En el mundo tripulaciones de vuelo -como de otros medios de transporte- están entre los sectores que primero reciben la inoculación con el objetivo de protegerlos lo más posible de la enfermedad, sin embargo, no están libres de los contagios.
Tampoco guarda relación con la seguridad del ambiente en cabina. Simplemente es un virus endémico que está y seguirá presente en todos lados. En los casi dos años de pandemia y restricciones político-sanitarias, el avión sigue demostrando que es un medio seguro de transporte. En ese sentido, el problema que se presenta guarda directa relación con obligatoriedad de cumplir los protocolos si es contagio confirmado o un contacto estrecho.
Para vuelo, la normativa aeronáutica exige un mínimo de tripulación. Si un miembro de esta falla, la línea aérea debe reemplazarlo, pero si no puede hacerlo y la capacidad mínima se ve afectada no puede operar el vuelo, generando la cancelación. Como una tripulación realiza más de un vuelo al día, especialmente de tramos de corta distancia como son muchos vuelos domésticos en la región, la cancelación afecta a varias operaciones diarias por el efecto dominó que se genera.
Por lo imprevisto de los contagios, la programación mensual de las compañías puede que no alcance a cubrirse, pese a que cada compañía aérea intente proteger cada vuelo. Al respecto, es posible que dentro de la normativa las tripulaciones puedan ver reforzados sus turnos durante la presente temporada con la intención de minimizar en la medida de lo posible los efectos que Omicron está generando en el transporte aéreo.
El escenario de Omicron también choca con la falta de tripulantes habilitadas después de las masivas desvinculaciones generadas en 2020, cuando las medidas gubernamentales obligan a reducir drásticamente la capacidad. Si bien el sector está intentando recuperar a pilotos y tripulantes de cabina, no se trata de un proceso inmediato, ya que dependiendo que estuvieron fuera de vuelo deben someterse a un reentrenamiento y chequeos.
No hay una fórmula mágica para superar esta situación. Con dos años de restricciones y una grave crisis financiera, la industria aérea no está en condiciones de volver a parar e intenta aprovechar cada oportunidad posible. Como se menciona, si hay una demanda para volver a viajar, las compañías intentarán colocar la cantidad de asientos necesaria.
Para los viajeros, es fundamental monitorear el estado de su vuelo por los canales oficiales y estar atentos a las políticas de flexibilidad que se brindan, así como a los derechos que tienen los clientes, según cada país. Un punto importante a considerar es que las cancelaciones de vuelo por problemas de una tripulación es una situación atribuible a la compañía aérea por lo que corresponden las indemnizaciones.
Fotografía portada - Aeropuerto Tocumen