¿Le gustaría a la autoridad sanitaria que un ingeniero o un piloto dirigiese un hospital? Probablemente, no. Por lo mismo confiamos en los médicos su manejo. Entonces, ¿por qué en la aviación no puede pasar lo mismo? A más de 19 meses haberse iniciado la pandemia del COVID-19, los países en América Latina y el Caribe sigue sometidos a una serie de restricciones que afectan la recuperación de la demanda y de toda una cadena de actividades económicas que se transforman en cadenas de vida.
Días antes del Foro de Líderes de la Asociación Latinoamericana y el Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), su director José Ricardo Botelho, conversa respecto a la situación que enfrenta la aviación en la región. Si bien los países están transitando a una mayor apertura, todavía existen muchos que siguen con múltiples restricciones que están impidiendo reactivar.
“Necesitamos una armonización y una apertura con responsabilidad”, sentencia. Resaltando el trabajo permanente de diálogo con los Gobiernos, insiste que las decisiones que las autoridades tomen deben estar basados en los datos no en la política o basadas en el miedo. “Tenemos que tomar con los Gobiernos decisiones técnicas. La aviación no es un vector de contagio y para garantizarlo tenemos protocolos".
El director de ALTA hace referencia a la Guía del Grupo de Trabajo de Recuperación de la Aviación (CART) de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI). Su mención es importante porque es el documento a través del cual la industria trabaja con los propios Gobiernos, ya que OACI es el órgano que los representa. En ese sentido, cuestiona por qué algunos países continúan no aplicando lo que ellos mismos proponen.
Por el grave impacto que supone la crisis para muchos sectores, en especial para la aviación, considerando su rol esencial para la conectividad de los países en una región donde no existen otros medios de transporte alternativos, no hay tiempo que esperar. No hay tiempo para la propia industria, pero tampoco para las personas que atiende dado que el transporte aéreo es fuente de empleo directo e indirecto. Así, se infiere de que si no hay transporte aéreo no hay empleos.
“Mantener a la aviación, es mantener viva a toda una cadena de vida y de actividades con los hoteles, los cruceros, la gastronomía, etc.”, señala Botelho. “No podemos esperar a que todas las personas estén vacunadas para regresar. Ya sabemos como actúa este virus y podemos vivir con él. Las cuarentenas no son la solución porque mata la demanda, destruye las economías y todo”.
Desde su perspectiva, si se colocan medidas adicionales, además de la vacuna, que es la herramienta que da la protección, no se genera la confianza que la gente necesita. Eso sólo contribuye a generar un miedo innecesario que impide que la gente vuelva a volar. A su juicio, la industria aérea tiene que seguir insistiendo en generar confianza a través de un mensaje fuerte de que los pasajeros pueden salir y volver seguros.
Si bien el diálogo con las distintas autoridades es permanente desde el inicio de la pandemia y más aún desde que existe una solución para superarla, el mensaje no es escuchado del todo. Todavía existen países muy restrictivos, siendo Chile un caso paradójico, ya que después de ser líder regional en liberalización hoy mantiene múltiples y engorrosas restricciones.
¿Cómo enfrenta la industria aérea este problema? “Sólo queda seguir hablando y hablando, pero también informando correctamente”, dice el director de ALTA. “Hay mucha desinformación. La internet es importante porque nos entrega mucha información, pero también hay todo lo contrario. Las personas no conocen como funciona la industria aérea y no saben de los protocolos, entonces se genera miedo. Como ALTA hemos estado hablando con los Gobiernos para explicar que nuestros protocolos y equipamientos hacen posible que volar sea seguro”.
América Latina y el Caribe tienen una gran oportunidad para salir de la crisis porque tiene una aviación segura con buenas compañías aéreas que brindan conectividad y es una industria que cuenta con protocolos sanitarios. Además, es una región que están buscando los turistas de distintas partes del mundo, ya que los destinos de naturaleza y diversidad están en la región. Pese a todo esto, las restricciones vigentes están impidiendo aprovechar estas oportunidades y hacen que la región sea una de las más rezagadas.
“Hoy, es primordial sacar las reglas innecesarias”, sentencia Botelho. “Este es el mensaje que hemos hablado con los Gobiernos. Si para ir a un lugar y regresar tienes que hacer dos o tres PCR, las personas no van a volar. Si estás completamente vacunado por qué tienes que hacer cuarentena, por qué sólo un test rápido antígeno”. También cuestiona por qué las autoridades no aceptan los certificados de vacunas de otros países de la misma forma como aceptan los pasaportes u otros certificados para permitir el ingreso.
Hoy, los datos indican que América Latina tiene una recuperación al 65% respecto a 2019, pero es una cifra engañadora, porque está determinada por algunos países que ya están por encima de los niveles previos a la pandemia. La mayoría sigue con una demanda muy baja. “Desde ALTA, hemos visto que México, Brasil, y Colombia están muy bien porque quitaron regulaciones innecesarias y mantuvieron los cielos abiertos. Los Gobiernos que creen en los protocolos CART han salido adelante”, agrega.
Hay dos grandes tendencias que están marcando el escenario de reactivación en la región. La primera es que los grandes mercados domésticos se recuperan rápidamente. Tal es el caso de Brasil, con más de 210 millones de personas y México con 145 millones de personas que vuelan, más el aporte de los Estados Unidos y el intercambio de personas con el país azteca. En este grupo está también Colombia, país que es ejemplo para la segunda tendencia. Aquellos que abren y mantienen sus fronteras abiertas con protocolos estandarizados y mínimos consiguen reactivar rápidamente. En ese contexto, Argentina es el ejemplo actual.
Consultado por Aero-Naves respecto a los mercados secundarios que en la última década reportan un importante desarrollo con la expansión de las líneas aéreas, en especial las de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés), José Ricardo Botelho, señala que es fundamental trabajar en la apertura para que ese logro en conectividad no se pierda.
“Tenemos que informar para que las autoridades tomen la mejor decisión en base a lo técnico”, dice el director de ALTA. Si bien hay una amenaza de pérdida de conectividad, también está la posibilidad de que esta no se concrete si se recuperan las libertades. “Siempre que hay una demanda va a estar la industria para atender. Si hay cualquier mercado abierto, la industria regresa porque para nuestra región la conectividad aérea lo es todo. La mejor manera de llegar a otra ciudad en nuestra región es con la aviación”.
Fotografía portada - ALTA