La administración de Joe Biden impondrá la vacunación obligatoria de las tripulaciones para el 08 de diciembre. Ya sea de manera voluntaria o acatando el mandato federal, algunas líneas aéreas -como United- indican vacunarán a todos sus empleados, y quienes no lo hagan podrían estar sujetos a medidas especiales o incluso podrían ver amenazados sus puestos de trabajo. La situación no está siendo fácil, ya que sectores políticos ligados al partido Republicano expresan su preocupación por la forma que se estaría imponiendo la vacunación obligatoria.
Para algunos líderes de ese sector político, las acciones de la administración Biden podrían ser calificadas como coercitivas al ocupar contratos gubernamentales para forzar a las empresas a vacunar a sus trabajadores, especialmente las tripulaciones. Como referencia de lo anterior se cita la utilización del programa de Flota Aérea de Reserva Civil (CRAF, por sus siglas en inglés), utilizada para las evacuaciones recientes desde Afganistán, o contratos de carga con los Departamentos de Defensa o distintas agencias gubernamentales para exigir la vacunación antes del 08 de diciembre.
Según algunos representantes, los empleados estarían pagando con sus trabajos una decisión a que a fecha de hoy es voluntaria. Para muchos, la situación no es menor porque podrían ver amenazado sus sustento -y en parte de sus familias- no por el COVID-19 sino por una decisión política. El escenario sería aún más grave para aquellos que pagan los costos de los despidos provocados por la pandemia.
En United Airlines, línea aérea que fija octubre como plazo para vacunar a sus trabajadores, más de 2.000 empleados que reciben exenciones están demandando a la empresa por su decisión. Además, se está en proceso de desvinculación de 300 personas que rechazan vacunarse. Scott Kirby, su CEO, reconoce la polémica y la decisión de empleados que no quieran vacunarse, pero justifica la medida porque una persona está más segura si se vacuna en comparación con aquella que no lo hace.
Alaska Airlines, Frontier, JetBlue y Southwest Airlines anuncian el 05 de octubre que exigirán la vacuna contra el COVID-19 a sus empleados. Las decisiones de sus empleadores están generando oposición entre las tripulaciones y no se descartan que ejerzan medidas de fuerza como huelgas o retrasos forzados de los vuelos. Ya se habla de las “Vaxx Strikes” o “los paros de las vacunas”
Durante el domingo 10 y el lunes 11 de octubre, Southwest Airlines registra más de 1.400 vuelos cancelados. En la compañía descartan una acción de fuerza asociado al tema, señalando que se debe sólo a una “mala planificación administrativa de los vuelos”.
American Airlines también compromete vacunación a sus empleados. En una carta a los empleados, Doug Parker y Robert Isom, CEO y presidente de la línea aérea, reconocen que la empresa tiene un contrato con el Gobierno de los Estados Unidos y por lo tanto se ven obligadas a cumplir con los mandatos federales, en un intento de explicar la obligatoriedad de la vacunación contra el COVID-19 a los empleados que no quieren vacunarse.
En Delta están ofreciendo incentivos de US$200 mensuales en el seguro médico de los trabajadores para que las personas se vacunen. Sin embargo, explican que no están obligando a hacerlo, aunque a juicio de los opositores a la medida dicen que ese mecanismo es una forma indirecta de obligar a las personas a inocularse.
El doctor Henry Ting, director ejecutivo de Salud de Delta, dice que la tasa de vacunación de sus empleados llega hasta el 82% en las tres semanas transcurridas desde que anuncia el incentivo financiero para los trabajadores no vacunados. En una entrevista en CNN (22/09/2021), se le pregunta ante la posibilidad de exigir la vacuna, a lo que responde: “Sabemos cómo mantener seguros a nuestros empleados y a nuestros clientes”.
Precisamente, ese es el argumento al que recurren muchas líneas aéreas en el mundo para incentivar u obligar a sus empleados a vacunarse. La razón responde a la seguridad que darían las vacunas tanto para sus propias organizaciones como para los clientes que atienden. Si bien lo anterior puede ser un argumento válido, la principal justificación se debe porque ninguna compañía está dispuesta a continuar sacrificando más meses o años de dificultades y restricciones por un grupo de personas que -independiente de sus motivos-, no quiera vacunarse.
En los Estados Unidos, la Asociación de Pilotos Aliados (APA) advierte al gobierno de Biden que la obligatoriedad de vacunación podría generar escasez de tripulaciones y problemas operativos graves. En Southwest Airlines, el sindicato de pilotos señala que la vacunación debe ser voluntaria y solicita que la administración federal estudie y considere métodos alternativos.
En el resto el mundo, distintas líneas aéreas están vacunando a sus tripulaciones para evitar problemas operativos ante las restricciones de ingreso que están colocando los países y para evitar inconvenientes operativos. Swiss, por ejemplo, menciona que las vacunas es algo esencial para continuar con el negocio en el corto plazo.
La vacunación es hasta el momento la herramienta más eficaz para salir de la crisis que provoca la pandemia COVID-19 y de esta forma retornar lo más pronto posible a la normalidad. En ese sentido, la industria aérea apoya e incentiva los planes de vacunación en todo el mundo, tanto para las personas y muy especialmente para las tripulaciones. Sin embargo, también advierte que los Gobiernos deben encontrar soluciones para quienes no se pueden vacunar o no quieran hacerlo por creencias u otras razones especiales.
Siempre se dice que la vacunación contra el COVID-19 es voluntaria. Sin embargo, lo mediático de la pandemia y la práctica hace que desde sus inicios este proceso termine siendo obligatorio para todas las personas, realidad que probablemente se imponga de alguna u otra forma.
Fotografía portada – Ministerio de Salud Chile