Aviación reafirma compromiso con el medioambiente: será carbono neutral para 2050

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), representante de 290 líneas aéreas de todo el mundo, aprueba una resolución en la que se comprometen con alcanzar cero emisiones netas de CO2 para 2050. El acuerdo está en línea con el Acuerdo de París para que el calentamiento global no exceda los 1,5ºC.

“Las líneas aéreas de todo el mundo han tomado una decisión trascendental para garantizar que volar sea sostenible”, comenta Willie Walsh, director general de IATA. Con los avances tecnológicos y los compromisos autoimpuestos por cada una de las partes, el periodo post COVID-19 estará marcado por una transición hacia la reducción general de las emisiones contaminantes. Para alcanzar este propósito, la industria aérea enfatiza que necesita políticas públicas apropiadas y el apoyo de los Gobiernos.

Desde IATA ven que la meta de alcanzar las cero emisiones netas será un gran desafío. Primero, porque se debe incorporar una serie de tecnologías al mismo tiempo que se adapta toda una industria a una creciente demanda a medida que las personas vuelven a viajar. Indican que poder satisfacer las necesidades de los 10 mil millones de personas que se espera que vuelen en 2050, se deben reducir al menos 1.8 gigatoneladas de carbono. Además, el compromiso neto cero implica que se reducirá un total acumulado de 21,2 gigatoneladas de carbono entre 2021 y 2050.

El Plan de Compensación y Reducción del Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA) desarrollado por la Organización de Aviación Civil (OACI) es la herramienta inmediata para iniciar la transición hacia una aviación más sostenible. Sin embargo, la industria de la aviación enfatiza que el esfuerzo debe ser colectivo.

“Todas las partes de la industria de la aviación deben trabajar juntas dentro de un marco de políticas gubernamentales de apoyo para lograr los cambios masivos que se necesitan, incluida una transición energética”, explica el director general de IATA. Según su visión, los Gobiernos deben aplicar una política de incentivos para una aviación sostenible, tal como lo hacen para otras industrias como la de los automóviles.

La reducción de las emisiones es gradual. Debe comenzar con el uso de los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), luego seguir con nueva tecnología y los cambios operacionales, que deben estar acompañados de un desarrollo de infraestructura. Finalmente, está el desarrollo de nuevas fuentes de energía como la eléctrica y el hidrógeno. Cualquier emisión que no pueda eliminarse desde la fuente, se debe hacer a través de otros como la captura y almacenamiento de CO2 o esquemas de compensación.

“En 2050 se requerirá la mitigación de 1.8 gigatoneladas de CO2. Un potencial es que el 65% e reduzca a través de los SAF. Nuevas tecnologías de propulsión -como el hidrógeno, por ejemplo-, se encargue de otro 13% y las medidas de eficiencia aporten otro 3%. El resto podría tratarse mediante captura y almacenamiento de carbono (11%) y compensaciones (8%)”, agrega Walsh.

La resolución obliga a que todas las partes participantes de la industria aérea incluyan temas de impacto ambiental en sus políticas, productos y actividades. Considerando los avances a la fecha, pareciera que esto es un gran desafío. Caso distinto es la implementación, donde si hay dudas si la aviación podrá cumplir con los plazos, especialmente cuando hay factores que no dependen directamente de ella como es la acción política y homogénea de los Gobiernos.

Hay cuatro puntos en la estrategia que IATA plantea. Se necesita que las empresas que producen SAF lo hagan a gran escala y con precios competitivos. Los Gobiernos y los proveedores de servicios de navegación aérea (ANSP) deben trabajar para eliminar ineficiencias en la gestión e infraestructura del espacio aéreo. Los fabricantes de aeronaves y motores deben trabajar de manera más eficiente para desarrollar nuevas tecnologías. Finalmente, los aeropuertos deben proveer la infraestructura necesaria para suministrar SAF de una manera asequible y rentable.

El rol de los Gobiernos será doble en esta etapa de transición hacia una aviación sostenible. Por un lado, deben generar las políticas públicas necesarias para implementar las distintas soluciones presentadas. Por otro, crear incentivos para la producción y así aumentar la oferta y reducir los costos.

La resolución de IATA insta a los Gobiernos a través de OACI a acordar un objetivo a largo plazo similar al compromiso alcanzado por la industria aérea para 2020. En ese contexto, se pide que estos apoyen CORSIA, coordinen medidas políticas estandarizadas para evitar un enjambre de regulaciones a nivel local, regional y global.

Fotografía portada - Lufthansa Group

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