Durante la primera sesión de la Asamblea General, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) solicita a los Gobiernos poner fin a las restricciones de viaje. Las inconsistencias en las políticas impuestas y el avance de la vacunación, más la información existente sobre el virus (SARS-CoV-2) hacen que todas las medidas adicionales colocadas bajo el argumento sanitario deben terminar.
“Las restricciones de viaje dieron a los Gobiernos tiempo para responder en los primeros días de la pandemia. Casi dos años después, esa justificación ya no existe”, sentencia, Willie Walsh, director general de IATA. “COVID-19 está presente en todas partes del mundo. Las restricciones de viaje son una red compleja y confusa de normas con muy poca coherencia entre ellas”.
Para el máximo representante de las líneas aéreas en el mundo, hay poca evidencia de que las “políticas sanitarias” de fronteras de los Gobiernos demuestran ser efectivas. Generan más daño a las personas, así como también para la economía de los países. Tomando el ejemplo del Reino Unido, los resultados de las pruebas para COVID-19 siguen demostrando que viajar no es un riesgo. “De los tres millones de llegadas entre febrero y agosto, sólo 42.000 dieron positivas o menos de 250 por día”, explica.
IATA señala que apoya todas las acciones que los Gobiernos hacen para abrir las fronteras. En los últimos meses, varios países están tomando medidas para abrirse, comenzando por los pasajeros completamente vacunados. Como ejemplos, señalan a la Unión Europea, Canadá, el Reino Unido, los Estados Unidos y Singapur. Recientemente, Australia también anuncia una “apertura anticipada” después de que a principios de año su gobierno señalara que recién retomaría una apertura de fronteras para 2022. El país de Oceanía abrirá fronteras para sus ciudadanos y residentes completamente vacunados en noviembre.
En la Asamblea General, IATA plantea a los Gobiernos considerar el siguiente marco para encaminar la reapertura de las fronteras. Las vacunas deben estar disponibles para todos y los viajeros no deben tener ninguna barrera o impedimento para viajar. En el caso de que las personas no puedan vacunarse, deben contar con pruebas rápidas para validar su estado de salud. Si las personas están sanas no deben someterse a cuarentenas. Para facilitar los testeos, se deben considerar las pruebas de antígeno y son los Gobiernos los que deben pagar por las pruebas para que no se convierten en una barrera para las personas para viajar. Finalmente, la gestión del riesgo debe ser simplificada.
“Hay demasiada complejidad en la forma en que se reabren las fronteras. El potencial de una reconexión global podría quedar secuestrado por las burocracias que favorecen a las soluciones independientes “hechas en casa” y por sobre los enfoques que funcionan a través de las fronteras”, dice el director general de IATA.
De acuerdo con una reciente encuesta global realizada en los 50 principales mercados de viajes que representan el 92% del tráfico mundial de pasajeros, hay una necesidad urgente de simplificar las medidas impuestas por los Gobiernos para gestionar los riesgos del COVID-19. De los 50 países considerados en el estudio, 38 tienen algún tipo de restricción respecto a ingresos. Otros cinco no tienen restricciones adicionales sobre quien puede ingresar, pero imponen cuarentenas al arribo.
Para la industria, la falta de coherencia en las medidas y protocolos es una razón para no continuar con ellos. También reafirma el carácter político que tienen, aunque se reconoce la intención de las autoridades de proteger la salud de la población.
“La situación es un desastre. Se está estancando la recuperación”, puntualiza Walsh. A corto plazo, su visión continúa siendo pesimista, pero hay posibilidad de revertir el escenario si las autoridades así lo desean.
Fotografía portada – Paris Aeroport