La democratización de los viajes aéreos es uno de los mayores logros de la aviación en Chile. Hoy, se encuentra amenazado por las políticas adversas que promueve el gobierno de Sebastián Piñera que coloca al país en una paradójica situación considerando décadas de progreso sostenido. Si bien viajar en avión logra ser sencillo y rápido sólo en los últimos años, antes también hay intentos por masificar este medio de transporte.
Corre la segunda mitad de la década de 1970. La aviación en el mundo sigue afectada por las consecuencias de la crisis del petróleo, el alza de los costos y los conflictos en el mundo. Las compañías aéreas se ven en la obligación de adecuar sus servicios y estudiar nuevas fórmulas para salir adelante. La llegada de nuevos aviones más el inicio de la desregulación de los mercados, especialmente en los Estados Unidos, favorecen a una reducción de las tarifas y con ello el aumento de la demanda.
En Chile, el gobierno militar de la época dispone la reactivación del Consejo de LAN Chile que se encuentra detenido desde el golpe de Estado de 1973. Bajo la presidencia de Rodolfo Guesalaga, se establece una reorganización de rutas e itinerarios de la línea aérea nacional y además se encaminan los estudios para adquirir a LAN de aviones de fuselaje ancho. La intención es mejorar los servicios y enfrentar a la competencia, especialmente la de los países vecinos como Aerolíneas Argentinas, Avianca, Varig, entre otras que ya disponían aviones de doble pasillo en sus flotas.
La llegada de Carlos Lathrop a la presidencia de LAN como sucesor de Guesalaga continúa con los cambios. Se crea la Gerencia de Servicios al Cliente de LAN Chile a cargo de Julio Matthei la que instaura la filosofía “el pasajero está por encima de todo”. Como parte de la nueva filosofía, se lanza un programa “Vuelos a Itinerario” consistente en lograr el máximo nivel de puntualidad en las operaciones y demostrar que la línea aérea es confiable. El programa logra un 81,9% de cumplimiento calificado como “aceptable”.
Pero una de las novedades más interesantes son la introducción de nuevas políticas tarifarias como la “Súper Económica” que incorpora la idea de viajar barato, aunque con estándares muy distintos al concepto de hoy. Dicha acción se orienta a aumentar la cantidad de pasajeros en algunos vuelos de la compañía o en ciertas temporadas del año. El pasajero se podía presentar con dos horas de anticipación y solicitar un boleto con tarifa rebajada, el cual estaba sujeto a disponibilidad, obteniendo un 50% de descuento en vuelos a Arica y Punta Arenas, por ejemplo.
La medida eleva los factores de ocupación. En paralelo, se agilizan los programas de ventas y emisión de pasajeros, así como la atención en el aeropuerto para ofrecer a los viajeros trámites “rápidos”. En 1979, el programa de precios con descuentos se amplía con las tarifas “Súper Sol” y “Súper Austral” que brindan la opción de derecho a reserva de asiento al momento de comprar el pasaje y un mejor servicio a bordo.
Las políticas no son casuales. LAN Chile intenta responder a la aparición de competencia tanto externa como en rutas nacionales que amenazan su liderazgo. Además de una activa LADECO, aparecen firmas como Aero Norte-Sur o Aeronor Chile, Aeroandina, Línea Aérea Ícaro y Aerovías ASA, siendo esta última, la primera compañía en Sudamérica que incorpora algunos conceptos de las líneas aéreas de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés).
Para modernizar el servicio y diferenciarse del resto, es necesario renovar la oferta y eso incluye la flota. Las líneas aéreas en Chile de esos años utilizan aviones de segunda mano muchos de los cuales tienen varios años. Las flotas de las otras empresas nacionales prácticamente se nutrían de los aviones que la propia LAN va dando de baja.
Siguiendo los estudios de modernización de flota, LAN Chile firma con Boeing la compra de los dos primeros B737-200 Adv. que llegan en 1980 y 1981, respectivamente. Las circunstancias hacen que su competidora LADECO los reciba primero. Los “chanchitos” como coloquialmente se los denomina representan un avión ideal para las rutas cortas y medias. Para la época, son cómodos, modernos con tecnología similar a los B707 y B727, pero más eficientes lo que genera una importante reducción de costos para las líneas aéreas.
Pese a este gran paso, queda pendiente la modernización de la flota internacional. Los cambios en la competencia presionan a LAN Chile para adquirir aviones de fuselaje ancho, pero la situación económica de la empresa y el precio del combustible dificulta el trabajo. Entre las opciones disponibles, el Consejo de LAN determina que comprar un avión nuevo de fábrica no es viable, pero si es posible arrendar equipos. Se selecciona al McDonnell Douglas DC-10 para atender la temporada alta. Sus resultados determinarían si el avión podía operar o no en la empresa.
Si bien el B747-200 es popular y símbolo de estatus. Se descarta su adquisición por ser demasiado grande para el mercado chileno. Sólo en la temporada de verano de 1989, LAN Chile adquiere un equipo en régimen de wet-lease a Aer Lingus.
El primer DC-10 corresponde a la serie 30 y pertenece a la inglesa Laker Airways. Se incorpora en 1980 y al poco tiempo es reemplazado por otro modelo similar. Sus buenos resultados llevan a LAN Chile a adquirir otro ejemplar en 1981, esta vez a PAN AM.
La llegada de Patricio Sepúlveda a la presidencia de la empresa está acompañada de grandes esfuerzos por optimizar los recursos disponibles. Se aplica un programa de uso correcto de la flota y estricto control de costos. Para ello, se estudian minuciosamente la rentabilidad de cada ruta, eliminando aquellas que no aportan.
Llega 1982 y Chile ingresa en una de sus peores crisis económicas la que afecta a todos los sectores. Para el transporte aéreo nacional, la situación no es favorable lo que obliga a realizar más ajustes. Bajo ese contexto y en vista de los resultados de los DC-10, se decide estandarizar la flota internacional con este avión. Así, se acuerda con Air New Zealand el arriendo de otros dos aviones para reemplazar a los anteriores.
Para dar aires de renovación, se cambia la imagen corporativa y una total renovación en los servicios a los pasajeros como la atención en las oficinas, en los aeropuertos y durante el vuelo. Con los DC-10-30, se procede a ofrecer tres tipos de clases en vuelos internacionales de larga distancia y una clase única en vuelos nacionales y regionales atendidas con los B737-200 Adv. Siguiendo la política de incentivar la demanda, LAN Chile lanza precios promocionales como los “Súpersimple” y “Súperyapa”
Los cambios se sienten positivamente en la compañía. Aumentan notablemente la ocupación de los vuelos y hacen que el servicio de LAN Chile se reconozca tanto dentro del país como en el extranjero. La empresa recibe buenos comentarios que los pasajeros hacen llegar de las comodidades a las que podían acceder en los DC-10. Su alta valoración llega tal punto que cuando la empresa los retira en 1986 hay críticas porque ven una especie de retroceso del servicio.
Los cambios en tarifas y la llegada de nuevos aviones son los inicios de la transformación de LAN Chile. En la segunda mitad de 1980, esta continúa con la llegada de los B767-200ER y la administración privada ingresando en una carrera de despegue hasta nuestros días. Si bien el concepto de democratización no es posible aplicar hasta la década de 2010, si es posible de hablar de una incipiente masificación.
Fotografía portada – Bob Garrara