Como mecanismo para asegurar la continuidad y sostenibilidad del negocio, SKY se encontraría en las etapas de finales de negociación con un potencial socio cuyo nombre se mantiene en reserva. Según publica Diario Financiero (08/09/2021), el proceso se estaría ad-portas de su cierre después de un proceso demorado por el contexto impuesto por la crisis provocada por la pandemia y las restricciones gubernamentales.
De acuerdo con el diario, el futuro socio realizaría un canje por acciones por un valor estimado en US$70 millones. El monto permitiría mantener el control de su actual propietario (familia Paulmann Mast) en un 60% de la compañía.
Para SKY, la llegada de un inversionista es fundamental para salir al paso del escenario actual afectado por los pasivos derivados de las suspensiones de operaciones y las restricciones gubernamentales que limitan la recuperación de la capacidad previos a la pandemia. En el periodo inmediato, el aporte que puede realizar el potencial socio daría mayores espaldas financieras para afrontar la reactivación, especialmente con un proceso de expansión en curso. Cabe recordar que la compañía aérea pretende retomar su crecimiento en rutas medias en América Latina y Norteamérica, principalmente hacia el Caribe y los Estados Unidos, lo que debiera materializarse a partir del cuarto trimestre de este año y con la llegada del Airbus A321neo.
A nivel de industria, desde el comienzo de la pandemia se advierte que el periodo de reactivación será de mayores desafíos y gastos. Las compañías aéreas deben volver a impulsar la demanda de viajes, brindar facilidades a sus clientes (flexibilización) ante los cambios constantes en las restricciones que las autoridades imponen y volver a incentivar confianza en los viajeros, lo que en su conjunto genera mayores gastos que deben ser afrontados. Adicionalmente, dada la volatilidad de los escenarios y la lenta eliminación de restricciones en algunos países, las líneas aéreas están obligadas a manejar una proyección de capacidad mucho más acotada y flexible.
En ese contexto, SKY llega a esta etapa con algunas ventajas. Culmina la renovación de su flota con equipos de última generación y tiene completamente implementado el modelo de negocios de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) cuya estructura simplificada permite afrontar mejor la coyuntura. Además, una de sus características en los últimos años es su férreo control de costos lo que le permite salir “prácticamente sola” de distintos escenarios, además de enfrentar la competencia.
Sin embargo, a diferencia de sus competidores más directos, la firma que encabeza Holger Paulmann no cuenta con un socio estratégico de gran envergadura que entregue un respaldo financiero importante como ocurre con JetSMART a través del fondo de inversiones de Indigo Partners S.A. o se encuentra acogida a un programa de protección judicial de quiebras como es el caso de LATAM Airlines Group o Avianca bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos.
Recientemente, otro futuro competidor como Viva Air en Colombia, fortalece su estructura como compañía al incluir a fondo de inversiones Cartesian Capital Group en la propiedad de la empresa con el fin de brindar el soporte financiero necesario para enfrentar el escenario actual y el crecimiento de los próximos años. La llegada de este fondo de inversiones fundadora de la argentina Flybondi se interpreta como necesaria después de que en 2020 las operaciones se detienen por casi seis meses.
La información publicada durante los últimos meses sugiere que SKY está en la búsqueda de dos tipos de alianzas. La primera de carácter estratégico orientada a dar sustento financiero a la compañía en el corto-mediano plazo. La segunda en temas comerciales para responder a la dinámica competitiva en la región determinada por la reciente alianza de American Airlines con JetSMART y también a las sinergias que se generen los acuerdos de negocios conjuntos de Delta – LATAM, LATAM – Aeroméxico o Avianca – Copa Airlines – United, entre otros. La expansión en rutas medias y el contexto de la crisis fuerzan a la LCC chilena a recurrir a aliados estratégicos.
Fotografía portada - Alfredo Vera