La Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) resalta la importancia del uso de los llamados combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) por ser una forma de avanzar rápidamente en los compromisos medioambientales autoimpuestos como en crear una aviación con menores costos que permitan crear fortalezas y democratizar el transporte en los próximos años.
Actualmente, el sector aéreo es responsable de apenas el 3% de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Pese al reducido impacto en comparación a otros sectores, la industria aérea es una de las pocas que tiene objetivos claros a corto, mediano y largo plazo, siendo el más importante la reducción a la mitad de las emisiones contaminantes para 2050 en comparación con los niveles de 2005. La crisis del COVID-19 y las ayudas estatales a la industria, especialmente en Europa, están acelerando la inversión en políticas y prácticas sustentables, con el objetivo de cumplir con las nuevas exigencias regulatorias, pero también como un reconocimiento que la nueva tecnología contribuye a reducir costos y crear una aviación más fuerte capaz de enfrentar de mejor manera los ciclos adversos futuros.
En ese sentido, ALTA destaca que varios segmentos de la industria se han fijado objetivos claros, incluida la reducción de las emisiones netas de carbono a cero, y ya están trabajando intensamente para lograrlo mediante la implementación de acciones en línea con las disposiciones del Acuerdo de París y ratificado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). “La adopción de los llamados SAF es una parte importante de esta estrategia”, señalan.
Si bien la industria aérea valora las acciones que los Gobiernos encaminan para avanzar en temas de sostenibilidad y combatir el calentamiento global, critica la imposición de algunas medidas como la creación de impuestos sobre los combustibles fósiles a la aviación, tal como propone la Unión Europea.
“Si bien, a priori, parece lógico gravar a las aerolíneas para acelerar la transición al uso de combustibles sostenibles, tal medida no nos parece la más adecuada”, dice José Ricardo Botelho, director y CEO de ALTA. “El escenario es más complejo y el efecto puede ser el contrario. La industria aérea, que ya está sufriendo la crisis pandémica y es además un segmento con márgenes notoriamente estrechos, no precisa en este momento medidas que agreguen costos. Por el contrario, necesita inversión y trabajo mancomunado con los Gobiernos”.
Previendo un escenario similar, ALTA destaca que la industria aérea y el mundo cuenta con una serie de medidas que tienen las líneas aéreas para ir avanzando en una mejora continua de sus operaciones, incorporar tecnologías y medidas de mercado. Una de las más destacas es el Plan de Compensación y Reducción del Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA) desarrollado por OACI a pesar de que no está aplicado en ningún país de la región. LATAM es la única línea aérea de la región que en su plan de sostenibilidad declara su completa adhesión voluntaria y anticipada a este programa.
“ALTA, como la asociación que representa a la industria aeronáutica en América Latina y el Caribe, reconoce el esquema como un parámetro para la mitigación de emisiones de la aviación internacional, evitando medidas unilaterales que puedan perturbar el mercado”, agrega Botelho. Resalta que el Comité de Combustibles es reconocido como un espacio común en la región para debates sobre políticas públicas e iniciativas innovadoras para la producción de combustibles sostenibles.
De acuerdo con ALTA, los SAF tienen un alto potencial para desacelerar la descarbonización de la aviación con la posibilidad de eliminar en un 80% la emisión de gases contaminantes. Sin embargo, para su uso masivo urge ampliar su uso para que aumente la producción y con ello disminuyan los costos que faciliten su adquisición. Para ello, apelan a la cooperación con los Gobiernos para brindar una fórmula conveniente para que las líneas aéreas se motiven adquirir estos nuevos combustibles y la producción crezca, disminuyendo los valores.
“El problema es que falta producto en el mercado. Tenemos el desafío de brindar escalabilidad al SAF y, para eso, necesitamos marcos regulatorios que permitan la expansión de la producción y las inversiones en las muchas tecnologías que se necesitarán y que están por llegar”, dice el director ejecutivo de ALTA.
Discusiones de este nivel se están realizando en el marco de la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil (CLAC). Entre los países que encaminan estas conversaciones destaca Brasil, Costa Rica y República Dominicana.
Ante el escenario que se avecina, urge que los Gobiernos aborden el problema de uso de los SAF en la región dentro de sus políticas púbicas. Por sus características geográficas y recursos naturales, América Latina es una región que está llamada a liderar la producción de SAF y por lo tanto debe contar con una normativa acorde para acompañar a la industria aérea en sus acciones en materia de sostenibilidad.
“Brasil aún no cuenta con una política pública para la producción de combustibles de aviación sustentables, como las políticas de etanol, pero es el primer país de la región en trazar marcos legales. ALTA acompaña a la industria en el proceso, junto con el Gobierno, para la mejora de la PL 1873/21, que instituye un programa federal para fomentar la investigación, producción y consumo de biocombustibles avanzados en Brasil”, puntualiza Botelho.
Fotografía portada – BP