El aeropuerto Hamid Karzai de Kabul es el más importante de Afganistán operaciones aéreas y atender la escasa conectividad del país. Pese a no tener una gran cantidad de vuelos, es una infraestructura estratégica y clave para los distintos acontecimientos de la historia reciente afgana. Hoy, vuelve estar en la referencia internacional con las evacuaciones masivas de personas ante la caída de la capital por parte de los insurgentes talibanes.
La historia del aeropuerto -calificado como uno de los más inseguros en el mundo-, está directamente ligada a la realidad del país de los últimos 40 años. Es un reflejo directo la inestabilidad política de Afganistán y como consecuencia, es prácticamente es la única terminal aérea de una capital o ciudad importante de esa región de Asia que no tiene un desarrollo significativo de su infraestructura.
El aeropuerto está ubicado a unos 16 kilómetros al norte de Kabul, antes de llegar a las montañas que protegen a la capital desde el Norte, a unos 5.877 pies (1.789 metros) sobre el nivel del mar. Cuenta con una pista de aterrizaje con orientación 11-29 que divide al recinto aeronáutico en dos: una zona sur donde se ubica la terminal aérea y la plataforma de estacionamientos de aeronaves civiles; y el sector norte ocupado por las bases aéreas. Posee también más de siete helipuertos utilizados por operaciones militares.
Su construcción comienza a principios de la década de 1960 a cargo de ingenieros de la ex Unión Soviética como parte de los esfuerzos por modernizar al país. Al igual que el escenario actual, las obras de ese entonces se dan en un momento complejo con la separación de Pakistán, una crisis política interna con surgimiento de nuevos partidos, una asamblea constituyente y, sobre todo, una creciente ola de influencias que anticipan una futura disputa estratégica del territorio bajo la Guerra Fría.
Por esos años, ya los Estados Unidos y la entonces República Federal de Alemania colaboran con ayudas a la naciente nación afgana, al igual que la Unión Soviética. Sin embargo, por su cercanía, es esta última la que tiene mayor influencia en el país y que se intensifica hacia fines de la década de 1970. Por estar diseñado por ingenieros soviéticos, todo el aeropuerto incluyendo su terminal de pasajeros como la disposición de pistas y diseño de plataformas sigue la lógica de diseño de los recintos soviéticos los que se comparan más a una base militar que a un aeropuerto civil.
La habilitación de la primera infraestructura y el desarrollo de Ariana Afghan Airlines, la línea aérea nacional del país, permiten que hasta 1978 los pocos turistas y viajeros entren y salgan de Afganistán. Con la llegada del gobierno del comunista Nur Muhammad Taraki y el acuerdo de cooperación con Moscú que facilita la posterior invasión soviética a Afganistán, el aeropuerto se transforma en una verdadera base aérea de la Unión Soviética hasta su caída.
En 1996, el aeropuerto pasa al control del régimen talibán y las sanciones internacionales reducen al mínimo el número de vuelos y la conectividad internacional del país. La situación interna y la posterior percepción de inseguridad durante la invasión de los Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre 2001 colocan a la terminal aérea como un lugar negativo para las personas como para las operaciones aéreas. Hasta 2005, es escenario de bombardeos y de las misiones militares como resultado de las acciones desplegadas por los Estados Unidos y la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional.
El fin de la guerra permite comenzar a recuperar la infraestructura y las instalaciones. En 2005, se instala un nuevo radar y en 2006, Afganistán acepta un proyecto un paquete de medidas de Japón para construir una nueva terminal de pasajeros que se inaugura en 2008.
Su construcción permite separar el tráfico de pasajeros. Los vuelos nacionales quedan en el antiguo edificio soviético y los internacionales en el nuevo. La nueva terminal cuenta con dos posiciones de contacto (puentes de embarque) que permiten atender a todo tipo de aeronave, siendo las de mayor capacidad el Airbus A340-300 de Safi Airways o Kam Air o el Boeing 777-300ER de Emirates.
Sin embargo, en perspectiva general la infraestructura sigue siendo precaria y prácticamente mantiene su condición de una base aérea. De hecho, ninguna compañía aérea u operador tienen hangares disponibles por lo que deben utilizar las plataformas de estacionamiento para colocar sus aviones y brindar -en la medida de lo posible- su mantenimiento.
El aeropuerto de Kabul recibe su actual nombre en octubre de 2014, cuando el Congreso afgano propone nombrar al aeropuerto en honor al ex Presidente Hamid Karzai como reconocimiento al servicio y reconstrucción del país. La moción es aprobada por el gobierno de Ashraf Ghani y todo su gabinete.
Si bien Afganistán prácticamente no ve un cese de los conflictos, la presencia militar internacional permite un “cierto control” de la situación y con ello, la reactivación de los vuelos civiles. Junto con Ariana Afghan Airlines, aparecen nuevas compañías como Safi Airways, Kam Air, a las que se unen Emirates, flydubai y Turkish Airlines, entre otras, que se encargan de devolver la conectividad internacional del país.
Pese a la recuperación de la aviación civil en los últimos años, el funcionamiento de la terminal es propio de un país en guerra. La entrada o salida del aeropuerto de Kabul está sujeta a numerosas medidas de seguridad ajenas a la normal realidad de cualquier país. Toda persona debidamente autorizada debe pasar por varios controles de seguridad antes de llegar a la terminal o al salir de ella. Las esperas de los viajeros se realizan en el exterior del recinto aeroportuario, ya que sólo se permite el ingreso de los viajeros. La circulación en su interior es limitada únicamente al tránsito que realiza el pasajero hacia o desde el avión. Como consecuencia, la oferta de servicios es básica.
De acuerdo con la última información disponible, los servicios, instalaciones y equipamiento disponible son aduanas, migraciones, control de tránsito aéreo, instalaciones de catering, aprovisionamiento de combustible Jet A-1, servicio de salvamento y extinción de incendios (SSEI), equipo para deshielo de pistas y aeronaves. Para la navegación aérea y aproximación se cuenta con servicios de radar, VOR, NDB y ILS.
Con el deterioro de la situación, la situación inmediata de la terminal aérea es compleja, no sólo en lo que respecta a la seguridad de sus instalaciones, sino que también con todo lo relacionado con su futuro. Con toda la conectividad aérea civil suspendida hasta nuevo aviso, la operación como base aérea es la única actividad inmediata sujeta a la evolución del despliegue internacional y de la instauración del nuevo régimen.
Fotografía portada – Huffington Post