En un paso para avanzar hacia operaciones más eficientes y sostenibles, LATAM busca sumar a su flota 28 aviones Airbus de la familia A320neo. La compra sujeta a aprobación de la Corte que revisa el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos considera a todos los modelos, incluyendo las últimas variantes del A321neo entre las que destaca el A321XLR.
Hasta antes de la crisis del COVID-19, LATAM descarta introducir las variantes de largo alcance del A321neo. En conversación con Flightglobal (18/06/2019), Ramiro Alfonsín, CFO de la compañía, señala que la aeronave no formaría parte del plan de flota. En ese entonces, las razones que explicarían esa decisión responden a que el segmento internacional de rutas medias se podía cubrir con equipos Boeing 767-300ER más las sinergias que derivarían de los acuerdos de negocios conjuntos (JBA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, los cambios que la pandemia del COVID-19 impone en el negocio internacional con una demanda más reducida y una reactivación más lenta obliga a repensar el escenario de reactivación para los próximos años. A esto se agrega, el gradual retiro de la flota B767-300ER del negocio de pasajeros en los próximos años. En ese sentido, ahora LATAM cambia su perspectiva señalando que si está dispuesta a evaluar una posible incorporación del A321XLR como una oportunidad de crecimiento más competitiva.
“Estamos viendo un mercado internacional que no tiene el volumen previo a la pandemia. El A321XLR es un avión más pequeño con buenas prestaciones que ahora nos puede hacer más sentido”, señala Ramiro Alfonsín, CFO de LATAM durante la presentación de los últimos resultados financieros. “El acuerdo con Airbus incluye una posibilidad de opciones que la compañía está evaluando y va a definir cuando lo estime oportuno. Es una tecnología que puede resultar atractiva en estas condiciones de mercado”.
El A321XLR es un avión que puede llevar hasta 240 pasajeros (y hasta 244 personas en una configuración de alta densidad) en rutas de 4.700 millas náuticas (mn) (8.700 kilómetros) por los tanques de combustible adicionales y otras mejoras aerodinámicas que posee. De esta manera, permite a las líneas aéreas operar rutas de más de ocho horas de duración de manera más eficiente y sin restricciones, respondiendo rápidamente a los cambios de la demanda.
Históricamente, la mayor línea aérea latinoamericana no ha sido muy proclive a utilizar aviones de fuselaje angosto en rutas de larga distancia, pero los cambios en las tendencias de viaje y una mayor demanda de vuelos punto a punto están inclinando la balanza hacia modelos más pequeños y versátiles. En ese contexto, ya muchas compañías aéreas están aprovechando las características de las nuevas aeronaves para lanzar nuevas rutas y crecer en el segmento medio.
En los Estados Unidos, líneas aéreas como American Airlines o United Airlines seleccionan al A321XLR para su expansión futura, permitiéndoles no sólo reemplazar equipos más antiguos y menos eficientes, sino que también crecer hacia nuevos destinos. Probablemente algunos de estos aviones puedan ser colocados en algunas rutas hacia Sudamérica. En paralelo, las líneas aéreas de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés) también aprovechan las características del avión para crecer. En la región, JetSMART y SKY lo tienen en sus planes de flota a partir de 2023.
LATAM podría colocar al A321XLR en algunos de los hubs que opera para desarrollar rutas que tienen potencial, pero no la demanda suficiente para requerir un equipo de fuselaje ancho. La aeronave también podría servir para desarrollar algunas rutas punto a punto que por distintos factores no han prosperado, como ocurre con algunas desde Brasil hacia Norteamérica. Por el momento, no hay una decisión tomada ya que la compañía se encuentra evaluando la evolución de los distintos escenarios a medida que vuelven abrir los mercados y de que forma se reactiva la demanda.
Cinco B787-9 adicionales de segunda mano
Con el fin de avanzar hacia la búsqueda de operaciones más eficientes y versátiles con reducción de los costos, LATAM cierra acuerdos con Avolon y Orix para incorporar cinco B787-9 ex Norwegian. Los aviones están pensados para reemplazar en el mediano plazo parte del vacío dejado por los A350-900 y también a los cuatro B787-9 pendientes de entrega comprados directamente a Boeing cuya adquisición está cancelada.
“Nosotros hemos rechazado los A350. Parte de esta mejora de costos y eficiencia es disminuir el número de aviones widedobies y tipos de aviones que estábamos operando. En ese sentido, se han renegociado contratos de B787. En el mercado, estamos viendo posibilidades de traer B787 en buenas condiciones y cuando los tengamos que traer tienen que ser sometido a retrofit, por lo tanto, tardarían en llegar”, dice el CFO de LATAM.
Aprovechando las condiciones de mercado, la compañía aprovecha el contexto para reservar equipos que están disponibles bajo contratos favorables. De esta manera, busca asegurar una capacidad para cuando la demanda se reactive. Según lo señalado por Alfonsín, los aviones podrían entrar en servicio a fines de 2022 o principios de 2023 lo que coincidiría con un escenario más optimista en comparación con el periodo actual.
La estrategia de LATAM es contar con una flota sencilla, homogénea y más flexible para atender de mejor manera los distintos ciclos económicos. A diferencia de una flota propia, el arriendo de aeronaves brinda la posibilidad permitiendo contar con una capacidad adicional de manera más inmediata o ajustarla a la baja cuando no existan condiciones.
Por la renegociación de los contratos, actualmente la línea aérea sólo paga el arriendo de sus aviones cuando los utiliza dándole una mayor holgura y un mejor control de los costos para sortear este periodo adverso. A través de este mecanismo, también puede asegurar una capacidad para el futuro sin tener que devolver aeronaves y buscar otras nuevas.
Fotografía portada - Airbus