Después de semanas de conversaciones, el Gobierno de Argentina flexibiliza parte de su política de cierre de fronteras al permitir el ingreso de extranjeros no residentes al país. La medida está acompañada de un incremento en la cuota de ingreso diario de pasajeros, aunque ambas políticas no representan una oportunidad para iniciar la pospuesta reactivación. Por el contrario, las autoridades mantienen una la alta incertidumbre dado que todas las medidas son revisadas mes a mes.
El ingreso de viajeros extranjeros a Argentina sólo se permite por motivos de reunión familiar. De acuerdo con la Dirección General de Migraciones de ese país, desde el 07 de agosto sólo se autorizan bajo esa excepción aquellos pasajeros que son familiares directos o parejas convivientes de ciudadanos argentinos o extranjeros residentes. Para comprobar el vínculo, se exigirá una copia del documento de identificación del familiar y certificado de nacimiento, matrimonio o de convivencia que compruebe el vínculo.
Al igual que Chile, Argentina mantiene severas políticas de confinamiento y control de fronteras con costos que cargan y castigan directamente al usuario, sin que estas representen un aporte. Los viajeros deben presentar una prueba PCR negativa con 72 horas previo al embarque, contratar un seguro médico que garantice cobertura al COVID-19, realizar otra prueba de antígeno al llegar al país y realizar una cuarentena en el lugar de alojamiento que determine la jurisdicción donde se declara el domicilio. A esto se agrega una prueba PCR adicional al séptimo día de la llegada.
El gobierno argentino también castiga a los viajeros que lleguen con motivos de reunificación familiar. Además de las pruebas y medias exigidas, deben pagar impuestos adicionales al arribo por ARS9.000 (US$92) por considerar que su viaje es excepcional, aún cuando se realiza con una autorización gubernamental.
El ingreso de extranjeros por viajes familiares se suspende en mayo cuando se introducen las polémicas medidas de cuotas de ingreso diario de pasajeros. Por consiguiente, las nuevas autorizaciones -pese a las restricciones y medidas varias- representan el primer grado de flexibilización ante la polémica que generan las políticas de la administración Fernández en lo que respecta al cierre de fronteras.
En paralelo, para agosto el Gobierno de Argentina realiza un incremento en la cuota diaria de ingresos de viajeros desde el extranjero, independiente de la nacionalidad y el lugar de procedencia. Al igual que la medida anterior, si bien es un tímido avance no representa cambios significativos en la situación país, por lo que las medidas no representan un aporte para reactivar.
Desde el 07 de agosto, se permite una cuota diaria de 1.700 pasajeros en comparación con los 1.000 cupos diarios previos. Cabe recordar que cuando se implementa inicialmente la política de cuotas diarias Argentina apenas permite el ingreso de 600 personas lo que equivale a sólo tres vuelos con aviones con 200 pasajeros.
De acuerdo con la última decisión administrativa (793/2021), también se eliminan las restricciones de vuelos sin escalas o directos con países bloqueados como Brasil, Chile o el Reino Unido, siempre sujeto a los protocolos sanitarios definidos por la autoridad. Junto con el aumento de los cupos, la medida favorece para el reencuentro de las familias y retorno de pasajeros varados por las decisiones gubernamentales en la materia.
Una de las novedades más interesantes es la posibilidad de que los gobernadores provinciales podrían proponer a partir del 06 de septiembre corredores para el ingreso de extranjeros desde Chile y Uruguay. Sin embargo, dicha propuesta considera sólo a los viajeros completamente vacunados (sin especificar con qué dosis) y sujeto a una cuarentena obligatoria a la llegada.
La industria aérea califica las medidas del gobierno argentino como insuficientes dado que no permiten una reactivación segura. También critica el alto nivel de incertidumbre por la proximidad de fechas con la que se autorizan los vuelos lo que impide a las compañías aéreas planificar las operaciones y las tripulaciones, además de no entregar certezas a los pocos viajeros que califican para volar. Otros puntos cuestionados son la falta de una hoja de ruta, la persistencia de los cierres de fronteras y otras medidas arbitrarias, más la incertidumbre respecto a eventuales nuevos puntos de ingreso al país.
Las restricciones colocadas por el gobierno de Alberto Fernández junto con ser cuestionadas por la forma y el fondo, no se traducen en beneficios sanitarios y menos económicos para Argentina. Por el contrario, el país continúa perdiendo conectividad afectando con ello a la economía. A fecha de hoy, son ya siete líneas aéreas las que dejan el mercado aéreo argentino en los últimos 17 meses, ya sea por factores políticos, económicos condicionados por la realidad país. y por motivos asociados a la pandemia. La última compañía en abandonar el país trasandino es Ethiopian. Si bien esta última asegura que es una medida temporal, a fecha de hoy no tiene programado su retorno.
Actualmente, los únicos puntos de ingreso a Argentina son los aeropuertos de Buenos Aires (AEP, EZE y San Fernando) y la terminal marítima de Buquebús, todos ubicados en la capital argentina. Los habitantes de provincias deben incurrir en gastos adicionales en el caso de realizar sus viajes hacia o desde el exterior.
Fotografía portada – Ricardo Delpiano