GE9X: línea de tiempo de la última tecnología de General Electric

Está por cumplirse una década desde que General Electric comienza con los estudios para desarrollar un motor altamente eficiente del GE90: el turbofan GE9X. Los primeros son conocidos por equipar a los Boeing 777 (principalmente, -200ER/LR y -300ER), mientras que el segundo está desarrollado para la familia B777X.

Con la última tecnología, el GE9X pretende reducir el consumo de combustible en casi un 10% en comparación para aviones de similar capacidad, además de generar menor cantidad de ruido y emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Basándose en los programas GEnx y LEAP (este último de CFM), el GE9X incorpora un núcleo completamente nuevo, además de álabes compuestos de cuarta generación y una carcasa de fan compuesta. El motor está fabricado con más de 300 piezas creadas aditivamente y materiales avanzados, así como cinco componentes compuestos de matriz cerámica, incluyendo la cubierta de la primera etapa y las boquillas de la primera y la segunda etapa en la turbina de alta presión, además del revestimiento interno y externo de la cámara de combustión.

El B777X es la última variante de la familia B777, oficialmente la aeronave bimotor de mayor capacidad y alcance. Además de sus prestaciones, se caracteriza por sus alas de puntas de ala plegables, mayor capacidad de pasaje y carga, y por incorporar tecnologías aplicadas en el B787. De esta manera, el fabricante busca crear una cierta “comunalidad” entre sus últimos equipos, siguiendo filosofías aplicadas desde algunas décadas por su competidor más directo al otro lado del Atlántico y cuyos resultados son algunos de los factores que impulsan sus ventas.

En febrero de 2012, General Electric anuncia el inicio de estudios para la creación de un motor turbofán de alta eficiencia derivado del GE90. Siempre pensado para una nueva generación de aeronaves de ultra larga distancia, es en marzo de 2013 cuando Boeing confirma el GE9X para el desarrollo de los programas B777-8/9.

Tres años más tarde, en marzo de 2016, la fábrica inicia sus pruebas en el primer ejemplar de GE9X y en julio de ese mismo año GE Aviation acuerda con IHI Corporation, Safran Aircraft Engines y Safran Aero Boosters una participación en el programa de diseño y creación del GE9X. Las noticias continúan siendo favorables porque en octubre se completa la segunda fase de producción del motor poniendo a prueba el diseño mediante la acumulación de 1.800 ciclos de operación en condiciones adversas.

Desde que se anuncia el inicio de la etapa de diseño hasta el primer proceso de certificación correspondiente pasan cinco años. Seis meses después, en noviembre de 2017, el programa del motor marca un nuevo hito: la empresa alcanza un récord de empuje de 60.917 kilogramos (Kg.) superando la meta anterior alcanzada por el GE90-115 en 2002 con 58.014 Kg. El GE9X vuela por primera vez en 2018 bajo el ala de un B747 reservado para ensayos.

Pese a la rápida carrera de éxitos, los primeros problemas para la nueva planta motriz aparecen en 2019. Coincidiendo con el Salón Aeronáutico de París de ese año (PAS19), General Electric informa cambios en el diseño del compresor de alta presión del GE9X lo que obliga a una nueva certificación. Los inconvenientes encontrados y las modificaciones realizadas imponen un retraso en los tiempos del programa afectando con ello las entregas. Primero en un año, pero por efectos de la pandemia se extienden ahora hasta 2023.

Superados los inconvenientes asociados al compresor de alta presión, Boeing concreta el primer vuelo del B777-9 (la versión de mayor capacidad de la familia B777X) en enero 2020. Es la “prueba de fuego” del GE9X que se reafirma posteriormente en septiembre de 2020 cuando la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) los certifica.

El GE9X como otros motores de nueva generación representan la combinación de tecnologías antiguas y nuevas en una especie de transición de las aeronaves para cumplir con los requerimientos de alta eficiencia de la operación como con los compromisos asumidos por la industria, especialmente en materia de sostenibilidad. Independiente del motor que cada fabricante u operador escoja, todos apuntan a un mismo resultado: una propulsión liviana altamente potente y eficiente, con el mínimo de consumo de combustible posible y bajas emisiones de ruido, sin que estos aspectos representen un aumento de costos que lo conviertan un producto comercialmente inviable.

Fotografía portada –

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