En el último estudio que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) realiza a los pasajeros en junio, los viajeros se muestran muy confiados con la seguridad sanitaria en los aviones, destacando la limpieza y la acción para implementar las medidas sanitarias. Sin embargo, los puntos más críticos siguen siendo las múltiples, cambiantes e irregulares medidas colocadas por los Gobiernos en todo el mundo lo que crea incertidumbre y confusiones para viajar.
Aplicada en 11 mercados relevantes alrededor del mundo con un universo de 4.700 pasajeros, un 85% de los encuestados manifiesta que los aviones se limpian y desinfectan de manera adecuada, mientras que un 89% comenta que las medidas sanitarias desarrolladas por la industria de la aviación (especialmente las líneas aéreas) están bien implementadas. Asociado a esto último, un 90% de los pasajeros considera que el personal de cabina (tripulantes de cabina y los pilotos) realizan un buen trabajo en fortalecer las indicaciones sanitarias durante las distintas fases de vuelo.
La percepción más baja por parte de los pasajeros, pero aún así mayoritaria, es que 65% considera que el aire en cabina es tan limpio como un quirófano de un hospital. Dicho resultado sugiere a las líneas aéreas que deben reforzar sus estrategias de comunicación respecto a este tema, especialmente ante un incremento de los viajes aéreos a medida que se levantan las restricciones en todo el mundo.
Pese a que en algunos países del hemisferio Norte, el uso de mascarillas se levanta como medida obligatoria -independiente si sea en espacios abiertos o cerrados-, las personas siguen considerando que su uso debe continuar en los aviones, aunque se debiera levantar en un futuro próximo. Un 83% de las personas que viaja en avión durante junio está a favor del uso de las mascarillas y un 86% considera que la normativa y exigencia de un correcto uso debiera reforzarse.
Algunas compañías aéreas consideran a nivel interno remover el uso obligatorio de mascarillas, especialmente aquellas que están en el hemisferio Norte y en países con altas tasas de vacunación. Sin embargo, a la fecha ninguna manifiesta públicamente estas intenciones.
El uso obligatorio de las mascarillas a bordo de los aviones es probablemente la última medida sanitaria que elimine, al menos hasta la pandemia esté más controlada, la mayoría de la población tenga su vacunación completa y la velocidad de contagio disminuya. Si bien el aire de la cabina es similar a un quirófano con una renovación cada tres minutos por medio de los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) que remueven el 99,97% de los gérmenes como bacterias y virus, el uso de la mascarilla sirve para crear una capa adicional de protección que minimiza aún las probabilidades de contagio de COVID-19 como de cualquier otra enfermedad.
Como el año pasado, las restricciones de viaje y las medidas sanitarias son los aspectos más criticados o calificados negativamente por los pasajeros. Un 70% piensa que las reglas colocadas y los documentos exigidos cuesta entenderlos, mientras un 65% indica como una molesta toda la organización asociada a las pruebas de COVID-19 (PCR y antígenos). Asimismo, un 89% de los encuestados critica la falta de estandarización de las pruebas exigidas para entrar a otro país y que los Gobiernos deben trabajar para reconocer y homologar los documentos, las pruebas de salud y de certificación de vacunación.
La falta de estandarización y homologación de las políticas sanitarias es uno de los temas ausentes durante esta pandemia. Se trata de una evidencia adicional del fracaso de un enfoque multilateral durante la crisis que a más de un año de su inicio está lejos de solucionarse.
Alrededor de un 85% de las personas considera volver a viajar y dos tercios considera hacerlo en los próximos meses a medida que las fronteras se abran y las restricciones se flexibilicen o se terminen. Por consiguiente, la industria aérea considera que es fundamental que las autoridades de los países avancen rápidamente en la estandarización de los protocolos de viaje, la exigencia de documentos y también en la eficiencia en los controles en los aeropuertos.
Producto de la falta de homologación de la documentación y de las medidas, la menor disponibilidad de personas para realizar el control y en algunos casos, la inclusión de personas ajenas a procesos aeroportuarios, los tiempos de espera en fila a las llegadas aumentan significativamente. Si dichas situaciones se presentan con un número reducido de vuelos, muchos de los cuales ni siquiera se realizan con el pasaje completo, se espera que con el incremento rápido de la demanda los tiempos de espera en fila en los controles aumente de manera significativa generando aglomeraciones innecesarias y molestias para el pasajero, pero que repercuten en la calidad de servicio del aeropuerto y también del operador.
Fotografía portada - Simón Blaise