Después de cuatro meses de estricto cierre, el Gobierno de Chile informa que a partir del 26 de julio, los ciudadanos chilenos y extranjeros residentes en el país que tengan completo su esquema de vacunación y cuenten con su “Pase de Movilidad” pueden realizar viajes al extranjero sin estar sujetos a los cuatro permisos excepcionales. Sin embargo, al regresar al país deben presentar pruebas de PCR previas a la llegada, un testeo adicional en el aeropuerto de Santiago y cuarentena obligatoria por 10 días en el hogar con estrictas restricciones.
Prácticamente, el plan de “Fronteras Protegidas” no representa cambios significativos respecto a la situación actual, con la salvedad de que las personas chilenas o extranjeras residentes completamente vacunadas y con “Pase de Movilidad” pueden salir del país independiente del destino, así como los extranjeros con su respectivo pasaporte. También pueden salir los chilenos no vacunados, pero sólo con los permisos excepcionales gestionados a través de Comisaría Virtual: salida por motivos laborales (determinados por el Estado), motivos de salud, razones humanitarias (ambos comprobables) y viaje de no retorno.
Sin embargo, no pueden salir del país los menores de edad que no tengan su “Pase de Movilidad”. Por consiguiente, la medida impuesta establece un primer criterio discriminatorio ya que separa a las familias en el caso de realizar un viaje o forzándolas a posponerlo hasta que el menor cumpla con el requisito de tener sus dos vacunas.
Más restricciones a la llegada a Chile
Si bien se permiten los viajes al extranjero para personas completamente vacunadas contra el COVID-19, el plan Fronteras Protegidas presentado por la subsecretaria de Salud, Paula Daza, impone restricciones a la llegada. Las medidas establecen una clasificación de las personas dependiendo si están o no vacunadas, impone un “castigo” al viajero con un confinamiento que también incluye su entorno.
De acuerdo con las nuevas disposiciones, a partir del 26 de julio pueden ingresar a Chile los chilenos y ciudadanos extranjeros residentes. El ingreso de extranjeros sigue prohibido a excepción de aquellos que cuenten con excepciones del Estado tramitado mediante salvoconductos en los consulados de Chile en el exterior y por decreto 102 del Ministerio del Interior.
Todos los pasajeros, independiente de si están o no vacunados, deben presentar una prueba PCR con 72 horas de anticipación antes del ingreso al país. Siguiendo las políticas anteriores, la prueba de salud tiene que ser válida en el último punto previo al ingreso a Chile, lo que según la autoridad sanitaria incluye a los aeropuertos de tránsito en el caso de las conexiones. En caso contrario, los pasajeros se exponen a un sumario sanitario. Además, en el aeropuerto de Santiago todos deben someterse a un testeo aleatorio.
Si el viajero cuenta con su vacunación completa y “Pase de Movilidad” debe hacer una cuarentena obligatoria en el domicilio declarado en el formulario C19 (www.c19.cl) por un periodo de 10 días. El confinamiento incluye a todos los residentes de ese domicilio, impidiéndolos de ejercer sus actividades normales independiente si están o no vacunados. Además, se establece un seguimiento del viajero por 14 días en los cuales debe reportar posibles síntomas del coronavirus, testeo y fiscalización que pueden incluir pruebas para detectar COVID-19. Si se detectan casos positivos tanto el viajero como las personas de su entorno serán llevados a una residencia sanitaria, sin excepción.
Los traslados de los viajeros a sus lugares de domicilio para realizar la cuarentena deben realizarse exclusivamente en vehículo particular. Quedan prohibido el uso de transporte público o cualquier otro medio de transporte desde el aeropuerto al domicilio en un tiempo máximo de cinco horas desde su ingreso a Chile por el aeropuerto de Santiago. No queda claro los tiempos de traslados en el caso de viajeros de regiones. Los pasajeros confinados en los domicilios informados como las personas que allí habitan no pueden recibir visitas durante el periodo de aislamiento.
En el caso de los pasajeros que no cuenten con vacunas y hayan salido del país con los permisos especiales o no declaren previo a la llegada un domicilio donde llegar, la cuarentena obligatoria se tiene que realizar en el hotel sanitario de tránsito por 10 días. El costo del hotel de tránsito sigue a cargo del viajero cuyo pago debe efectuarse antes de ingresar al país y su traslado debe ser en un tiempo máximo de cinco horas desde su ingreso a Chile.
Adicionalmente, el Gobierno de Chile realizará seguimiento y fiscalización de los viajeros con el personal de Salud y de la Policía de Investigaciones (PDI). De acuerdo con lo informado por la subsecretaria Daza, el control de las personas se realizaría mediante llamados telefónicos o visitas a distintas horas del día en forma aleatoria. Si la persona incumple las medidas arriesga un sumario sanitario y el término indefinido de su Pase de Movilidad, es decir, la persona podría perder parte de sus libertades.
Decisión del gobierno no aporta a la reactivación
Dado que las medidas no representan cambios significativos respecto a la situación anterior, la reducida apertura de fronteras no representa una oportunidad de reactivación. Prácticamente, beneficia a quienes ya cuentan viajes tramitados al exterior y califican para ingresar a otros países, siempre y cuando, estén dispuestos a someterse a las restricciones a la llegada.
Para la industria de la aviación y el turismo, los anuncios no favorecen. Al continuar imponiendo drásticos requisitos a la llegada, la política establecida se transforma en un verdadero desincentivo a viajar. A nivel mundial, un 85% de los viajeros considera no visitar un destino en donde se impongan cuarentenas a la llegada, según datos globales de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Por la mayor libertad y flexibilidad que disponen otros países, las restricciones en Chile favorecen a los viajes de salida y privan a la industria de los viajes del turismo receptivo, lo que se traduce en otro periodo incierto de pérdidas de ingresos. Por consiguiente, no constituye un escenario propicio para la reactivación y es una pérdida de oportunidad a nivel país por los avances que otros mercados abiertos logran.
A nivel local, las cuarentenas obligatorias y confinamientos a las personas del entorno limitan las actividades, incluyendo al empleo, especialmente en los casos en los cuales el trabajo presencial no puede ser reemplazado. Además de afectar la libertad de movilidad, se limita las actividades laborales.
Actualmente, Chile continúa siendo el país líder en vacunación a nivel mundial, pero también líder mundial en restricciones a su población. La persistencia en medidas de confinamientos y restricciones sólo contribuye a profundizar daños económicos y sociales de las personas, sin que a la fecha exista un horizonte temporal de vigencia de las nuevas restricciones.
Fotografía portada – Simón Blaise