Pese a la alta expectación por parte de la población, Chile mantiene hasta nuevo aviso sus fronteras cerradas y las restricciones de viaje dentro el país. Las actualizaciones realizadas por el Gobierno de Chile en el programa de “Paso a Paso” prácticamente no representan cambios significativos respecto a la situación anterior y sólo agregan nuevas normativas haciendo diferencia entre la población vacunada y no vacunada.
Pese a tener más del 73% de la población objetivo vacunada, una de las tasas más altas a nivel mundial, Chile continúa teniendo una gran cantidad de restricciones y normas para su población, afectando su vida tanto pública como privada. Tras 15 meses, la mantención de la política restrictiva contrasta con la apertura responsable que están realizando la mayoría de los países, especialmente cuando existe mayor conocimiento sobre la pandemia del COVID-19, del virus SARS-CoV-2 y sus variantes, y además, se disponen de herramientas para enfrentar como las vacunas y los protocolos adecuados.
La continuidad de las medidas no representa beneficios para la industria de la aviación, el turismo y toda la cadena de suministro asociada. Por el contrario, se continúa con un escenario incierto y altamente volátil que se manifiesta dentro de Chile en los cambios en la situación comunal dentro de las Fases del programa “Paso a Paso” que se actualiza cada lunes y jueves, mientras que en los vuelos internacionales siguen seriamente condicionados al cierre de fronteras que se extiende por cuatro meses.
Una de las novedades comunicadas que si puede tener incidencia en la futura apertura es el mayor control fronterizo que se pretende establecer como parte de las medidas de contención que pretende establecer. Según lo expuesto por la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, se creará una nueva Unidad de Control Fronteras y Fiscalización de Viajeros, además de un mayor uso de test de antígenos como parte de la búsqueda activa de casos. De las declaraciones esgrimidas, se infiere que en el plazo más inmediato estarán dirigidas para los ciudadanos chilenos o residentes que califican para ingresar a Chile o que están autorizados para salir.
La falta de anuncios relevantes y la simplificación de las medidas vuelve a golpear con fuerza a las líneas aéreas, a los aeropuertos y toda la industria del turismo que, al igual que la población, espera ver una oportunidad para superar esta crisis que por meses afecta transversalmente a todos los sectores, especialmente los menos favorecidos. Sin ayudas económicas significativas por parte de los Gobiernos, el escenario a inicios del segundo semestre continúa generando un impacto importante.
El cierre de fronteras es drástico en Chile. No sólo impide a extranjeros visitar el país, sino que también no permite que los ciudadanos chilenos o residentes tengan la libertad de viajar, independiente del motivo. Sólo se puede salir por razones de salud, viajes humanitarios, un trabajo que sea de utilidad para el país definido por la autoridad o un viaje de no retorno.
El impacto de las medidas golpea a los aeropuertos, cuyas administraciones ven cada vez más difícil continuar soportando la crisis. Al no contar con los pasajeros necesarios, los terminales aéreos profundizan el desequilibrio económico. En Chile, ya tres concesionarios tienen con conflictos con el Estado, incluyendo una demanda internacional, por el impacto de la pandemia.
El turismo y sus sectores dependientes están aún más afectados sin tener la masa crítica de viajeros para continuar funcionando. Tras la ausencia de extranjeros, las continuas restricciones también espantan a los viajeros domésticos lo que prolonga la crisis. Así, sectores como aviación y turismo que son catalizadores de empleo y de desarrollo económico están limitados no sólo para funcionar, sino que también para otorgar los beneficios al país. Se espera que el Pase de Movilidad pueda ser un aporte a nivel nacional, pero por la alta volatilidad del escenario local no constituye aún una verdadera reactivación.
Basado en un enfoque realista de la situación global, la evidencia científica y las mejores prácticas adoptadas por otros países, la industria aérea resalta la importancia de iniciar una reactivación. Cualquier extensión de los confinamientos representa más daño para los países y para las personas, muchas de las cuales ya están seriamente afectadas tras perder sus fuentes de ingresos, trabajos y oportunidades. De acuerdo con la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el transporte aéreo aporta en Chile más US$7 mil millones al Producto Interno Bruto (PIB), de los cuales US$1,9 mil millones son atribuibles al turismo.
Para la industria aérea, la evidencia científica y los datos deben constituir el marco de referencia para la toma de decisiones hacia la apertura y no el camino contrario. Pese a una realidad diferente entre unos y otros, la mayoría de los países actualmente están apostando por la reactivación y la recuperación de las libertades de las personas. En esa línea, la experiencia mundial está demostrando que la crisis puede ser superada antes de las proyecciones iniciales, siempre y cuando, los Gobiernos quiten las restricciones.
Sin cambios significativos, Chile reafirma su intención de ser el “país fantasma” que la industria aérea teme, es decir, tener a su población vacunada, pero sujeta a confinamientos y privación de sus libertades que impide volver a reactivar. Dicha realidad contrasta con la historia del país, marcada por un desarrollo armonioso público-privado en la aviación como en otros sectores. Junto esto, las últimas decisiones de la autoridad parecen también hipotecar el progreso alcanzado.
Fotografía portada - Simón Blaise