Como reflejo del crecimiento en la última década que le permite lograr un alcance verdaderamente global, Turkish Airlines resalta su desempeño operativo y comercial durante la pandemia. Entre los factores que menciona como claves de su resiliencia como línea aérea están las acciones estratégicas para asegurar la liquidez de la compañía, un estricto control de costos y una rápida capacidad de adaptación destacando, por ejemplo, la capacidad de transporte de carga.
De acuerdo con CAPA (Centre for Aviation), Turkish Airlines es la línea aérea con la flota más activa de Europa durante la pandemia y se posiciona como una de las cinco principales líneas aéreas del mundo por este concepto. Asimismo, los datos financieros de la compañía indican que al cierre del año fiscal 2020 logra ingresos por US$6,7 mil millones, cifra significativa pero que constituye una disminución del 50% respecto a lo registrado en 2019. Como consecuencia, la pérdida neta de la compañía para el periodo es de US$836 millones.
Las acciones impulsadas para reducir costos y gastos, más la identificación de oportunidades, permiten a Turkish Airlines mantenerse como compañía sin solicitar ayudas financieras a los Gobiernos. En 2020, logra renegociar acuerdos con Airbus y Boeing en lo que respecta a la entrega de nuevos aviones reduciendo las necesidades de financiamiento en alrededor US$7 mil millones en los próximos años. A nivel interno, establece una reducción de salarios de todos los trabajadores hasta un 50% en una escala proporcional basada en roles y responsabilidades. De esta manera, evita incurrir en despidos masivos como otras empresas.
Adicionalmente, la posición estratégica del hub en Estambul, una red de rutas global y una operación con una flota para distintas capacidades permiten a Turkish Airlines adecuar su oferta según la demanda y también las necesidades que se presentan. Lo anterior, asegura no sólo un desempeño “más favorable” frente a sus competidores más directos, sino que también posiciona a la compañía para el escenario de reactivación que se está dando en el hemisferio Norte a medida que los países abren las fronteras.
Como ejemplo de lo anterior, está la configuración de 50 aviones de pasajeros como cargueros temporales con el propósito de incrementar la oferta de carga y compensar la reducción de capacidad en bellies generada por la paralización de parte de la flota. La operación carguera es clave para apoyar la red a través del hub de Estambul, aún cuando no están los pasajeros. La división Turkish Cargo logra posicionarse como una de las principales compañías aérea de carga a nivel mundial reflejado en la operación de uno de cada 20 vuelos de carga en todo el mundo permitiendo, por ejemplo, entregar 50.000 toneladas de insumos médicos y 45 millones de dosis de vacunas.
En abril 2021, Turkish Airlines logra un promedio de 685 vuelos por día, casi el doble de la operación de Lufthansa, según datos de Eurocontrol. En 2020, transporta a más de 28 millones de pasajeros logrando un factor de ocupación de 71%. Actualmente, conecta 179 destinos internacionales. La operación repercute también para el aeropuerto de Estambul calificado como “el más exitoso de Europa”, pese a una caída del tráfico en torno al 68%.
Actualmente, Turkish Airlines posee una flota de 310 aviones distribuidos en seis Airbus A319, 12 A320, 66 A321ceo, 30 A321neo, 23 A330-200, 40 A330-300, cinco A350-900, 41 Boeing 737-800, 15 B737-900ER, 14 B737 MAX 8, dos B737 MAX 9, 33 B777-300ER, ocho B777F y 15 B787-9. De acuerdo con datos de la industria, 258 aeronaves están activas y las restantes 52 detenidas o en proceso de reactivación.
Fotografía portada – Turkish Airlines