Un tripulante de cabina de pasajeros (TCP) es considerado un actor fundamental en la aviación por ser la persona quien vela por la seguridad. A bordo de una aeronave, su misión consiste en dar seguridad a los pasajeros, además de informar y vigilar el cumplimiento de la normativa y procedimientos establecidos para el transporte de vía aérea. Para ello, la transmisión de tranquilidad y comodidad es esencial.
Sin embargo, existen situaciones complejas como la que protagonistas los pasajeros disruptivos. El hecho que un pasajero no siga las instrucciones de seguridad plantea un desafío y una compleja tarea para las tripulaciones respecto al manejo de la situación.
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) señala que a expresión “pasajero insubordinado o perturbador” se utiliza para definir a aquellos “pasajeros que no respetan las normas de conducta a bordo de las aeronaves o que no siguen las instrucciones de los miembros de la tripulación y de ese modo perturban el orden y la disciplina a bordo”.
Para enfrentar esta amenaza, las compañías aéreas poseen procedimientos estandarizados, aunque pueden existir modificaciones según cada empresa o el país donde operen. Adicionalmente, existen distintos niveles que clasifican el comportamiento de los pasajeros disruptivos y que es significativamente útil a nivel internacional.
La OACI define cuatro niveles de amenaza para clasificar la gravedad de un incidente incontrolable de uno o más pasajeros y de esta manera desarrollar políticas de respuesta en el nivel adecuado. El nivel 1 corresponde a el comportamiento disruptivo únicamente verbal; el nivel 2 es aquel comportamiento físicamente abusivo; el nivel 3 para un comportamiento que amenaza la vida o con exhibición de un arma; y un nivel 4 que especifica un intento o violación real del compartimiento de la tripulación de vuelo.
Producto de la pandemia y el establecimiento de nuevas obligaciones en aeropuertos y a bordo de los aviones, como el uso de mascarillas en todo momento, por ejemplo, en los Estados Unidos ocurren en el último año un incremento significativo de pasajeros disruptivos con agresiones incluso a la tripulación. La razón es la negativa por parte de algunas personas de hacer caso de las nuevas medidas sanitarias, ya que algunas consideran que afectan sus derechos o libertades.
Por la importancia que tienen los TCP para la seguridad del vuelo y por el hecho de que un pasajero puede entorpecer la responsabilidad a bordo, la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) propone elevar las sanciones civiles con multas desde US$9.000 a US$22.000. Las acciones van contra ocho pasajeros de líneas aéreas que están acusados por supuestas interferencias a la labor de los TCP y atentar contra varias regulaciones federales.
La FAA se encuentra trabajando en la política de tolerancia cero para en lo que respecta al comportamiento rebelde y peligroso de los pasajeros. También en redes sociales lanza una campaña de información para alertar de las sanciones a la que se exponen los pasajeros por atender contra la tripulación de un avión.
En un reciente comunicado de prensa publicado, la autoridad aeronáutica estadounidense menciona que desde el 1º de enero de 2021 se han recibido aproximadamente 3.000 informes de comportamiento rebelde de los pasajeros. De ese total, 2.300 informes corresponden a pasajeros que se niegan a cumplir con el uso de mascarillas a bordo.
En los Estados Unidos, la instrucción del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) y el Departamento de Transporte (DOT) obliga a los pasajeros al uso de mascarilla en los aviones, buses, trenes y otras formas de transporte público que viajan hacia, dentro o fuera de ese país, así como también en aeropuertos y estaciones de trasporte. Además, la ley federal prohíbe interferir con las tripulaciones de una aeronave, así como agredir físicamente o amenazar con agresiones a las tripulaciones u otros pasajeros.
Los pasajeros están sujetos a sanciones civiles por mala conducta que puede amenazar la seguridad del vuelo al interrumpir o distraer a la tripulación de cabina de sus deberes primordiales e indispensables. La normativa federal considera como castigo multas penales e incluso cárcel a los pasajeros disruptivos.
Adicionalmente, cada Estado puede tener su propia normativa frente a este tipo de comportamiento y puede considerar el manejo de la situación, además del destino final del pasajero. En ese sentido, se podrá considerar prisión, además de demandas por parte de la línea aérea en el caso de que se inicie un proceso judicial. Lógicamente, el pasajero disruptivo pasa a ser parte de la llamada “lista negra” de las compañías aéreas.
La política de tolerancia cero que la FAA busca establecer hacia los pasajeros disruptivos abre la interrogante si otros países en el mundo pueden adoptar medidas similares. A nivel mundial, la autoridad aeronáutica estadounidense es considerada un referente por la injerencia e influencia que posee los Estados Unidos. Sin embargo, la decisión de endurecer los castigos frente a pasajeros disruptivos dependerá del grado o número de incidencias. Si se produce algo similar a lo ocurrido en los Estados Unidos es posible que las autoridades evalúen un aumento de las sanciones.
Mientras tanto cada país posee sus propias normativas para atender este tipo de amenazas a la seguridad en vuelo. En Chile, por ejemplo, el Código Aeronáutico especifica en su artículo 65 que el comandante de aeronave “tiene potestad disciplinaria sobre la tripulación, autoridad sobre los pasajeros y el control total sobre la aeronave y la carga transportada”.
Adicionalmente, en el artículo 67 plantea que será su responsabilidad “impedir el embarque de personas que puedan constituir un peligro para la seguridad del vuelo, de los pasajeros o de la carga. Asimismo, impedir el embarque o transporte de aquella carga que constituya un peligro para la aeronave, pasajeros o carga” además de “no iniciar o interrumpir el vuelo cuando, a su juicio, esté en peligro la seguridad del mismo, debiendo comunicar su decisión de inmediato a la autoridad competente del lugar donde se encuentre, y al explotador”.
En términos generales, en Chile el rol de los TCP es y será fundamental a la hora de lidiar con los pasajeros disruptivos, pero en términos generales deberán notificar al capitán sobre la situación e intentar tranquilizar al pasajero. Adicionalmente, si es que el pasajero llega a agredir físicamente a algún otro ocupante o miembro de la tripulación, se podrá pedir ayuda para contener al disruptivo, pudiendo incluso llegar a controlarlo a través de esposas plásticas y otros materiales.
Fotografía portada - Simón Blaise