La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF, por sus siglas en inglés) se encuentra estudiando distintas alternativas para atender el desafío de renovar su flota de aviones de reabastecimiento de combustible (popularmente conocidos como aviones cisterna). De acuerdo con lo señalado en los últimos días, el propósito es contar con alternativas similares al Boeing KC-46 “Pegasus” recientemente adquirido.
La búsqueda de otras aeronaves responde a los periodos establecidos para renovar la flota de tanqueros, proceso que está también condicionado por los inconvenientes presentados por el KC-46 que determinan una postergación de la producción en serie hasta 2024. El problema coloca en una situación compleja tanto a la USAF como a la propia Boeing. Para la primera, porque retrasa el plan de renovación de las actuales aeronaves cisternas, mientras que para el fabricante es clave para mantener la producción del B767 y su competencia frente a otros fabricantes.
Los KC-46 están siendo cuestionados por sus bajos rendimientos esperados, defectos en sus sistemas a bordo, incluyendo el brazo que conecta los aviones durante el procedimiento de reabastecimiento de combustible en vuelo. Pese a las críticas, Boeing se siente confiada con el producto y “sus logros”. En el Congreso de los Estados Unidos, el secretario interino de la USAF, John Roth, declara que “en este momento, no ven sentido económico o comercial de recompensar el contrato”.
Actualmente, hay 33 KC-46 entregados que han sido sometidos a diversas pruebas por parte de la USAF y el Departamento de Evaluación y Pruebas Operacionales (DOT&E, por sus siglas en inglés), representante del Pentágono. Ambos tienen la misión de realizar pruebas a los sistemas para verificar su estado operacional, proceso en el cual se encuentran algunas deficiencias especialmente relacionadas con el sistema de visión remota (RVS).
Las perspectivas en la industria sugieren que Boeing no podrá conseguir el objetivo de solucionar todos los inconvenientes presentados hasta 2023 con un costo asociado a US$551 millones sólo en trabajos de diseño e implementación. Los plazos inicialmente informados por el fabricante consideraban una producción a gran escala del KC-46 a partir de 2017, es decir, disponer del avión con las respectivas evaluaciones y aprobaciones de sus sistemas por parte de la empresa y del operador. Diversos inconvenientes y fallas a lo largo del proceso tienen sumido hoy al proyecto en su quinta programación.
Pese a lo anterior, Mike Hafer, jefe del programa de Desarrollo del KC-46 en Boeing, señala que como compañía están preparados para competir por las nuevas aeronaves que buscaría la USAF. “Boeing está preparado para proporcionar capacidades avanzadas en el futuro. No hay otro tanquero en el mundo que cumpla con los requisitos de la Fuerza Aérea”.
El periodo de estudio es el primer paso para determinar la compra de la próxima flota de aviones tanqueros. La USAF establecer que se necesitarán entre 140 a 160 aeronaves adicionales a los actuales 179 KC-46 encargados. Si bien los KC-46 están destinados a renovar a los KC-135, es probable que también sustituyan a algunos KC-10.
La búsqueda de nuevos aviones para el reabastecimiento de combustible puede abrir la oportunidad que Airbus busca para insertar el A330 MRTT (Multi Role Tanker Transport), especialmente ahora que los Estados Unidos y la Unión Europea acuerdan una tregua de cinco años en su disputa comercial. En 2008, el fabricante europeo gana un contrato por US$35 mil millones en 2008 para construir aviones tanqueros a la USAF, pero la presión política estadounidense anula el contrato a favor de Boeing con el KC-46.
La USAF pretende renovar toda su flota de aviones de reabastecimiento de combustible en tres periodos. Este último anuncio corresponde al segundo, después de la compra de los KC-46. La Institución espera que se presenten un número adecuado de oferentes para participar del proceso, siempre y cuando, cumplan con los requisitos exigidos.
Fotografía portada – Boeing