Industria aérea destaca la efectividad de la vacunación e insta a los Gobiernos basarse en datos para abrir las fronteras

Con una reapertura tardía y muchos países manteniendo todavía políticas de cierre, pese a la evidencia científica que demuestra su escasa efectividad, la industria de la aviación en su conjunto insta a los Gobiernos a basar sus decisiones de gestión frente al COVID-19 en datos. En ese contexto, solicitan a las autoridades terminar con las medidas de cuarentena para los viajeros que llegan a un país y volver a abrir las fronteras de los países mediante un enfoque coordinado.

La industria de la aviación tiene puestas las esperanzas en una reunión de los países del G7 fijada para fines de junio. Esperan que los Gobiernos puedan avanzar en una apertura que devuelva a las personas las libertades, incluyendo la de viajar, para de esta manera generar impactos positivos en la reactivación de los empleos, la vida diaria de las personas y también de la economía en general.

“Los datos que gestionen los riesgos pueden y deben impulsar las políticas para reiniciar los viajes mediante una gestión de los riesgos del COVID-19 para proteger a las poblaciones, reactivar las distintas formas de vida y la economía”, indica Willie Walsh, director general de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).

Junto con Airbus y Boeing, IATA resalta la evidencia de la eficacia de la vacunación contra el COVID-19 para reducir aún más el número de contagios. Con datos de las publicaciones científicas indican a las autoridades como a la comunidad en general que todo proceso de vacunación protege a las personas de enfermedades graves y en la mayoría de los casos de la muerte. Además, reduce al mínimo la introducción de gérmenes (virus, bacterias u otros) en los países.

En Alemania, el Instituto Robert Koch (RKI) concluye que todos los viajeros vacunados con sus dosis correspondientes más el periodo de inmunidad que establecen los laboratorios no son importantes para la propagación de la enfermedad. Por consiguiente, no representan riesgo para el resto de la población.

Postura similar es la que entrega el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC). Con base en datos científicos, señalan que la “probabilidad de que una persona vacunada infectada transmita la enfermedad se considera en la actualidad de muy baja a baja”.

En el Reino Unido, el Public Health England indica que las dos dosis de vacunas contra el COVID-19 son altamente efectivas contra la cepa original del SARS-CoV-2 y sus variantes. Mencionan los estudios de la vacuna Pfizer-BioNTech que tiene un 88% a 93% de efectividad dependiendo de la variante y de AstraZeneca con un 60% a 66% de efectividad.

Al otro lado del Atlántico, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) declara que las vacunas son efectivas cuando están completas, especialmente aquellas que tienen un 90% de efectividad. En ese contexto, indica que las pruebas de salud (PCR, antígenos) previo o posteriores a la llegada y una cuarentena voluntaria de siete días sólo proporcionan un beneficio adicional muy mínimo.

El panel asesor del Gobierno de Canadá para el COVID-19 indica que los viajeros vacunados no necesitan ser colocados en cuarentenas. Recientemente, este consejo ha entregado una serie de recomendaciones a las autoridades las que incluyen terminar con las cuarentenas en los hoteles sanitarios.

Para IATA, mantener las barreras para las personas que no están vacunadas crea una discriminación y una exclusión que no es aceptable. Haciendo referencia a los datos del Reino Unido sobre pasajeros arribados desde el extranjero sin referencia al estado de vacunación, indica que la mayoría de los viajeros no presentan ningún riesgo.

Entre el 25 de febrero y el 05 de mayo de 2021, se realizan 365.895 exámenes de salud a pasajeros que ingresan al Reino Unido que cuentan con una prueba PCR antes del embarque. Del total, la mayoría proveniente de países calificados de “alto riesgo” (color rojo, según el semáforo de países definido por las autoridades), apenas el 2,2% da positivo después de las medidas de cuarentena obligatoria a la llegada. Si se eliminan de esas estadísticas la cifra de positivas se reduce aún más a tan sólo 1,46%. Considerando sólo las 103.473 entradas desde países de la Unión Europea (excluyendo Irlanda), sólo el 1,35% da positivo y de esa cifra porcentual, un 60% corresponde a Bulgaria, Polonia y Rumania.

“Casi el 98% de las personas detenidas debido a las medidas de cuarentena universal dieron negativo al virus. Ahora tenemos más de un año de datos globales que pueden ayudar a los gobiernos a tomar decisiones más específicas sobre viajes internacionales”, dice Walsh. El directivo insta a las autoridades de aquellos países que mantienen políticas de cuarentena obligatoria en hogares o en hoteles sanitarios a eliminarlas porque no son un aporte ni para la gestión de la pandemia ni para los países. “Esto impide la libertad de movimiento, desalienta los viajes internacionales y destruye el empleo en el sector de viajes y turismo”.

Para la industria aérea, los costos económicos y sociales de las decisiones tomadas por los Gobiernos en el mundo han sido innecesariamente altos. Por lo tanto, trabajar sobre la evidencia científica es la manera universal para encaminar la reactivación y posterior recuperación de los países.

A nivel global hay dos enfoques fundamentales para abrir las fronteras y reanudar los viajes internacionales: correcto uso de datos científicos y la cooperación internacional. La práctica demuestra que ninguno de los dos enfoques ha primado en las decisiones políticas de las autoridades. En términos generales, cada país toma sus propias decisiones algunas con criterios más políticos que científicos lo que genera una multiplicidad de escenarios y desigualdades en el mundo. Ante la próxima reunión del G7, la industria aérea considera que hay una nueva oportunidad para tener un enfoque coordinado a medida que avanza la vacunación y hay mayores datos sobre la enfermedad.

La industria aérea apela a la realidad. El COVID-19 se volverá o ya es una enfermedad endémica, es decir, que continuará por muchos años y probablemente no desaparezca. Por consiguiente, la humanidad debe convivir con ella como lo hace con muchas otras patologías aún más mortales y que no prohíben las actividades normales. Como no existe un riesgo 0 -como en cualquier actividad humana- que prevenga la enfermedad, urge recuperar la normalidad de las vidas y para ello, la vacunación juega un papel importante.

“COVID-19 es algo que debemos aprender a manejar, al igual que hacemos con otros riesgos para la salud. Aceptamos muchas cosas en la sociedad que sabemos que conllevan riesgos, desde consumir bebidas alcohólicas hasta cómo conducimos. No prohibimos estas actividades. Tenemos algunas reglas de sentido común y la información necesaria para tomar decisiones sensatas sobre cómo gestionar estos riesgos”, comenta Willie Walsh.

Fotografía portada – Quiport

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