Los 27 países miembros de la Unión Europea han acordado abrir las fronteras exteriores del bloque permitiendo todo tipo de viajes a aquellas personas que completen su vacunación contra el COVID-19 y el periodo de inmunidad. La apertura oficial cuyo anuncio se realizará el viernes 21 podría quedar efectiva a partir de la próxima semana y no se descarta que considere también a países catalogados con bajo riesgo, según los criterios epidemiológicos definidos.
Lo acordado por la Comisión Europea es una recomendación a los Estados miembros con base a la propuesta indicada a principios de mayo cuando se sugiere reducir las restricciones que actualmente rigen sobre los viajes no esenciales. Por consiguiente, cada Gobierno puede tomar decisiones individuales, si así lo estima conveniente, aunque se infiere que debiera primar el criterio común dentro de la zona Schengen.
La propuesta aprobada considera abrir las fronteras para las personas inoculadas con sus dosis -y el correspondiente periodo de inmunización de 14 días- con algunas de las vacunas aprobadas por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) o que estén aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las vacunas aprobadas en Europa son Pfizer – BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen Johnson & Johnson. Además, se incluye la vacuna china elaborada por Sinopharm, incluida en la lista de uso de emergencia de la OMS desde principios de mayo. Por el momento, quedan excluidas las vacunas CoronaVac de China y Sputnik V de Rusia.
Con base a las recomendaciones aprobadas, los países miembros pueden dar acceso a sus territorios sin solicitar otros requerimientos adicionales a los viajeros de terceros países como por ejemplo, pruebas PCR o cuarentenas, medidas que son un desincentivo a todo tipo de viajes.
Salvo algunas excepciones, los viajes calificados arbitrariamente como “no esenciales” hacia la Unión Europea están prohibidos. Sólo se permiten pasajeros en tránsito o bajos situaciones especiales determinadas por las autoridades de cada país o a las personas que están incluidas en un reducido grupo de países considerados como seguros por su bajo nivel de contagios por COVID-19. En ese grupo están Australia, Corea del Sur, Israel, Nueva Zelanda, Singapur, Tailandia y también China, pero este último no entrega reciprocidad a Europa.
En el caso chino, se espera que las negociaciones políticas puedan favorecer en un futuro próximo la inclusión de vacunas procedentes de ese país. En su defecto, estas también podrían quedar incluidas dentro de la nueva normativa europea de ser aprobadas para el uso de emergencia por parte de la OMS. La inclusión de las vacunas chinas -como la CoronaVac, elaborada por Sinovac- permitiría abrir las fronteras a ciudadanos de un número mayor de países de África y América Latina, por ejemplo.
La recomendación también sugiere abrir las fronteras a aquellos países con una tasa de contagios inferior a 75 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, estén o no inmunizados los turistas procedentes de esos territorios. Hasta ahora, la Unión Europea bloqueaba el acceso a países con más de 25 casos por cada 100.000 habitantes.
Con el fin de mantener un control respecto a la situación epidemiológica, se establece un “mecanismos de freno” en el caso de aparición de nuevas variantes o un alza en los contagios. El objetivo es permitir una acción coordinada y rápida de los Gobiernos para limitar de manera temporal los viajes desde ciertos países. Dichas eventuales restricciones podrían aplicarse por país o a nivel comunitario y deberían ser revisadas cada 14 días. En esos casos, las únicas personas exceptuadas de las posibles restricciones de viaje serían los profesionales de la salud, personal de transporte, diplomáticos, pasajeros en tránsito, aquellos que viajen por razones familiares imperiosas, personas que necesitan protección internacional o razones humanitarias. Cuando apliquen nuevas restricciones, esos viajeros deben estar sujetos a pruebas y/o cuarentenas, incluso si están vacunados.
En paralelo a esta aprobación, los países europeos continúan discutiendo la implementación de un certificado de vacunación común o como se lo denomina un pasaporte sanitario, altamente polémico. Actualmente, el proyecto sigue en discusión en la Eurocámara y el Consejo, pero se espera que esté listo durante junio y sea utilizado como base para homologar los certificados de vacunación de otros países.
La apertura de las fronteras llega justo ad-portas del inicio de la temporada de verano y favorecería la reapertura de los viajes a través del Atlántico Norte, al incluir a los Estados Unidos, por ejemplo. Algunas líneas aéreas de ese país ya advertían que un retraso en la apertura de las fronteras de Europa podría significar en otro verano perdido para la industria aérea.
En términos generales, para la industria aérea y de los viajes, el anuncio dado a conocer por Europa es una buena noticia aunque advierte un escenario de alta volatilidad. Lo anterior, debido a que no todas las personas vacunadas estarían inicialmente incluidas en los beneficios, y por el “mecanismo de freno” que podría activar en cualquier momento.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) apoya el término de las restricciones y el libre tránsito para los viajeros completamente vacunados. En los casos en que la vacunación no sea posible, se debe proporcionar acceso a los países sin cuarentenas a través de pruebas de salud (PCR o antígenos) las que deben ser gratuitas y ampliamente disponibles, tal como lo dispone el artículo 40 del Reglamento Sanitario Internacional.
Fotografía portada - Paris Aéroport