A poco más de un mes de la recomendación emitida por Boeing para dejar en tierra a más de 100 aeronaves B737 MAX por los nuevos problemas eléctricos descubiertos, la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos aprueba los cambios sugeridos por el fabricante. De esta manera, se abre el camino para que los operadores puedan reactivar los aviones afectados.
La aprobación llega en el momento preciso para las líneas aéreas ya que les permitirá contar con una capacidad adicional con aeronaves más eficientes que otros equipos de su flota antes del inicio de la temporada alta de viajes producto el verano del hemisferio Norte. Con una recuperación en curso, el retorno al servicio de los aparatos afectados permite acompañar el aumento de capacidad para satisfacer la creciente demanda. Cabe recordar que de acuerdo con las proyecciones de la industria, las líneas aéreas estadounidenses proyectan terminar mayo con un 76% de capacidad, medida en asientos disponibles por kilómetro (ASK), respecto a los niveles de 2019.
De los aviones identificados con los problemas eléctricos, 17 corresponden a American Airlines, otros 30 están en la flota de Southwest y otros 16 están en United Airlines, por mencionar algunos operadores afectados. Los modelos afectados corresponden a las versiones MAX 8 y MAX 9.
La falla eléctrica aparece después de cinco meses de que la FAA vuelve a autorizar las operaciones comerciales con el B737 MAX tras casi dos años de paralización. Según información de las entidades reguladoras, el problema se atribuye a un cambio de fabricación a principios de 2019, específicamente en la perforación de unos orificios que interrumpen la conexión eléctrica por la conexión del cableado con el metal generando problemas para ciertos sistemas de la cabina.
La FAA señala que el problema eléctrico descubierto podría resultar en funciones críticas o múltiples fallas en el panel de vuelo. Dichas situaciones podrían comprometer la seguridad del vuelo, ya sea su continuidad o durante la fase de aproximación y aterrizaje. Ante situación descubierta, la autoridad aeronáutica encamina una auditoría para comprender cómo Boeing efectúa el cambio de fabricación y por qué ocurren este tipo de situaciones que debieran ser consideradas como “evitables”.
Boeing declara que trabajará con las líneas aéreas afectadas para solucionar los problemas encontrados y puedan volver operar estos aviones en un periodo corto de tiempo. En paralelo, espera que estos cambios “sean los últimos” que tenga realizar a fin de disminuir el impacto mediático que todavía tiene el B737 MAX por las consecuencias derivadas de los accidentes de octubre 2018 y marzo 2019.
Para el fabricante estadounidense, asegurar las entregas y la operación del B737 MAX es fundamental para asegurar pedidos y entregas a las líneas aéreas. Por sus prestaciones y capacidad de transporte entre 150 a 230 pasajeros, esta familia de aeronaves está destinada a atender la demanda de viajes en rutas medias en los próximos años, por lo que es un instrumento para revertir las pérdidas causadas por la paralización de esta flota y la crisis de la industria.
Fotografía portada – Luis Colima