Pese al crecimiento experimentado en los últimos años, la aviación chilena enfrenta el enorme desafío de renovar su parque de aeronaves. De acuerdo con datos de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC Chile), gran parte de los aviones presentes en el país cuentan con varios años antigüedad y una alta utilización.
“Desde hace un par de años, Chile necesita un recambio de aviones”, sentencia Fabián Bobadilla, uno de los socios-fundadores de Ferrypilot, empresa encargada de gestionar soluciones para traer nuevos aviones. “Lo que tenemos en la aviación general chilena son aviones como un Cessna C172, C82, Piper PA28 que son aviones la década de 1960 o 1970”.
En el Registro Nacional de Aeronaves de DGAC se puede constatar que la mayoría de los equipos usados en la aviación general corresponde a la marca Cessna, seguida de aviones Piper. También hay equipos de otros fabricantes como Aero Boero, Aeronca, Beechcraft, Champion y Stearman. Una revisión rápida muestra que existen aeronaves construidas a partir de la década de 1950, aunque la mayoría corresponden a la década de 1970 y 1980, es decir, con 40 o 50 años de antigüedad.
Si bien las aeronaves pueden operar hasta que alcancen los ciclos autorizados por el fabricante, su antigüedad impone desventajas. Hay mayores costos por la necesidad de mantenimiento más frecuentes, demanda de repuestos que se vuelven más difíciles de adquirir en el tiempo y también mayores gastos en combustible, aspecto no menor tomando en cuenta la aparición de equipos más modernos y eficientes.
Otra eventual desventaja es la relación con la seguridad operacional. Si bien se cumplen con los trabajos de mantenimiento y se realizan las verificaciones correspondientes, opiniones de personas ligadas a la aviación civil señalan que una aeronave antigua puede aumentar los riesgos. La razón es sencilla: equipos más antiguos tienden a fallar con más frecuencia y es algo que se debe considerar en todo momento, más aún cuando algunos de los aviones se usan para fines de instrucción.
A partir de la década de 1990, hay un auge en la adquisición de equipos nuevos con la aparición de otros fabricantes y el uso de materiales compuestos. La tendencia aumenta durante las últimas décadas con la llegada de las aeronaves denominadas experimentales. Si bien hay un efecto positivo, aún no es suficiente para lograr una rápida renovación de las flotas lo que también hace que la disponibilidad de equipos sea limitada.
“Si hay un avión a la venta, prácticamente la gente se lo pelea porque prácticamente no hay aviones acá en Chile y eso te obliga a buscar otros mercados”, comenta Bobadilla. Desde su opinión, no se trata de un tema de recursos dado que actualmente hay sectores en el país con capacidad financiera para adquirir aeronaves. Si hay personas que adquieren automóviles por valores por sobre los CLP50 millones (unos US$70 mil), prácticamente pueden adquirir aviones nuevos considerando que es el mismo segmento de usuarios.
En la aviación general, hay consenso de que el parque de aeronaves está limitado. Sin embargo, a diferencia de otros años, hay soluciones disponibles en el mercado para ayudar a quienes necesitan una aeronave con toda la logística involucrada. Por ejemplo, en Ferrypilot mencionan que pueden traer cualquier aeronave desde el extranjero como desde los Estados Unidos, donde se fabrican muchos de los equipos que se vuelan en Chile.
“Contamos con un equipo de pilotos profesionales para asesorar la compra y gestionar el traslado del material de manera segura y eficiente. FerryPilot cuenta con socios reconocidos a nivel sudamericano quienes contribuyen con recursos indispensables en el mercado de la aviación general”, explican.
Otra opinión en el sector concuerda que no siempre es adecuado comprar aviones de segunda mano. Si bien hay un costo inicial más bajo que una aeronave nueva, se deben considerar gastos adicionales que pueden terminar haciendo más cara la adquisición como los chequeos, repuestos, sin olvidar los eventuales traslados o certificaciones.
Hoy, existen más oportunidades para adquirir aviones nuevos y también ventajas. Una aeronave de fábrica posee un historial conocido (cero horas) y se conoce la verdadera condición del avión, con todos los boletines de servicio y mantenimiento ya cubierto. También los fabricantes facilitan mucho el proceso. Están más dispuestos a ofrecer un vuelo de prueba o entrenamiento, pueden equipar al avión o helicóptero con los últimos y más modernos accesorios, según requerimientos del comprador y ofrecen un precio fijo conocido, además de todas las garantías asociadas.
En contraposición, si bien el precio puede ser reducido o se puede negociar a conveniencia, una aeronave usada no siempre se conoce su historial verdadero y puede tener equipamientos desactualizados. Además, las personas deben recurrir a centros reparadores o mecánicos de confianza para su revisión lo que aumenta el gasto inicial y es probable que la aeronave no incluya ningún tipo de garantía.
Para que la aviación general chilena continúe con su crecimiento necesita renovar su parque aéreo. Actualmente, hay soluciones inmediatas para conseguir ese propósito y reducir la brecha existente mediante la facilitación de la compra y la gestión del traslado (lo que incluye también la internación) y eso necesariamente pasa por comprar aviones nuevos. Con necesidades crecientes y una geografía que hace que el medio aéreo sea una solución efectiva y eficiente de transporte, en la industria indican que hay una oportunidad única llaman a aprovecharla. “En todas partes la aviación civil se ha recuperado”, puntualiza Bobadilla. “El futuro va a estar en los aviones y eso impondrá una logística para soportar todas las necesidades asociadas”.
Fotografías artículo – Simón Blaise