Panamá mantiene su enfoque de apertura simplificando protocolos y apostando por la aviación

Reconociendo el valor de la industria de la aviación como catalizador de desarrollo económico y social de los países, el Gobierno de Panamá mantiene su enfoque de apertura sin descuidar la preocupación por la salud de su población. Pese a que hace unos días anuncia una prohibición de ingreso de viajeros provenientes de cualquier país de Sudamérica, las autoridades del país centroamericano revierten en la medida para reemplazarlas sólo por controles más estrictos.

En su nueva disposición, el Ministerio de Salud de Panamá (MINSA) establece que todo pasajero que ingrese al país procedente de cualquier punto de Sudamérica debe presentar una prueba PCR para COVID-19 y continuar a un hotel sanitario por un periodo de cinco días y someterse a un testeo adicional para descartar la presencia del virus SARS-CoV-2. En el caso de resultar positiva debe continuar en confinamiento en un “hotel hospital” según la denominación local.

Las nuevas medidas no impiden el ingreso de las personas, pero si colocan restricciones que siguen teniendo un fuerte impacto importante en un país cuya economía necesita de conectividad aérea, de los viajeros internacionales que hacen negocios en Panamá y del turismo. Cabe recordar que estas disposiciones sólo consideran a los viajeros que ingresan a Panamá y no a los pasajeros en tránsito a través del aeropuerto de Tocumen de la capital.

La autoridad sanitaria panameña también actualiza y simplifica los protocolos de bioseguridad con base a la literatura científica. En esa línea se unifican protocolos de viajes domésticos e internacional en uno sólo, se eliminan prohibiciones calificadas como obsoletas o sin evidencia científica como el uso de entretenimiento a bordo de los aviones, la entrega de mantas o el cierre de salones VIP en los aeropuertos. Para la población nacional como internacional si expresa la recomendación de no viajar a quienes hayan tenido contacto estrecho con una persona contagiada o con probable contagio en un periodo de 14 días.

Considerando la importancia de la vacunación de las personas como herramienta preventiva frente al COVID-19, MINSA elimina el requisito de presentar una prueba PCR negativa obligatoria para ingresar al país sólo si la persona se ha inoculado con las dosis correspondientes. En caso contrario o si el viajero procede de algún país sudamericano, la exigencia se mantiene sujeto a la disposición anteriormente mencionada.

Panamá busca una reactivación apostando por la aviación como socio estratégico gracias a su capacidad para estimular la economía y el empleo. Para ello, sus autoridades trabajan con distintas organizaciones del transporte aéreo para estandarizar los protocolos sanitarios y propiciar una reactivación segura. Así, con la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y Copa Airlines se ensaya el uso del IATA Travel Pass, mientras que con el aeropuerto de Tocumen se certifican protocolos logrando la Acreditación Sanitaria Aeroportuaria (AHA, por sus siglas en inglés) del Consejo Internacional de Aeropuertos. Estas y otras iniciativas son apoyadas desde el Gobierno.

A fecha de hoy, las líneas aéreas no alteran su programación hacia y desde Panamá. Algunos cambios si ocurren en frecuencias y rutas de Copa Airlines hacia países como Argentina o Chile debido a las severas restricciones que colocan sus respectivos Gobiernos como los cierres de fronteras.

La mayoría de los pasajeros que viajan a Panamá lo hacen por motivos de conexiones al volar con Copa Airlines. Por consiguiente, el impacto de las medidas temporales de la autoridad para los pasajeros que transitan por ese país es menor. El sector que si puede ver una mayor afección es el de la aviación corporativa. Cabe recordar que por el tipo de operación la mayoría de sus vuelos son punto a punto, por lo que aquellos que consideran a Panamá lo hacen como destino terminal.

Por su parte el aeropuerto de Tocumen apoya las medidas adoptadas por la autoridad sanitaria de su país y en ese sentido manifiesta su compromiso por brindar espacios seguros para la salud de las personas. Como parte de las acciones, busca instalar un servicio clínico de pruebas COVID-19 mediante una segunda licitación pública prevista para mayo, luego de un proceso anterior fallido.

La empresa que administra el aeropuerto panameño indica que en 2020 apenas transporta 4,5 millones de pasajeros lo que representa una caída del 72,7% respecto a 2019 debido al cierre de frontera de su país hasta octubre (2020). Como resultado, ve un impacto financiero de US$170 millones en ingresos aeronáuticos y no aeronáuticos. Para este año, proyecta una disminución de ingresos en US$140 millones debido a una caída todavía importante del 60% en el tráfico de pasajeros.

Panamá espera ser un polo de atracción para miles de turistas durante la próxima temporada de verano del hemisferio Norte, apostando por los viajes que se producirán desde Norteamérica y Europa, principalmente, aunque no descarta sumar desde otros países. Indirectamente, el Gobierno viene reconociendo que con restricciones es muy difícil poder iniciar una reactivación.

Fotografía portada – Aeropuerto Tocumen

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