Brasil concesiona 22 aeropuertos con fuertes señales de confianza de cara a la recuperación

Pese a la grave crisis que afecta a la industria de la aviación en el mundo y la situación sanitaria local, Brasil logra un éxito en concesiones aeroportuarias al adjudicar 22 terminales aéreos por un valor de alrededor R$3.302 millones (US$588 millones). Se trata de un monto en un 1.500% superior respecto a la oferta inicial de R$186,2 millones (US$ 331 millones). La competencia de oferentes y el valor general del proceso reflejan la confianza de los inversionistas tanto en el país, su gobierno como en la recuperación de su industria aérea.

Para la licitación, Brasil divide a los 22 aeropuertos en tres grupos según su zona geográfica. En todas las zonas geográficas las licitaciones de los aeropuertos superan con creces los montos mínimos, factor que reafirma lo anteriormente señalado.

El Bloque sur está conformado por los aeropuertos de Curitiba, Foz de Iguazú, Navegantes, Londrina, Joinville, Bacacheri, Pelotas, Uruguaiana y Bagé. Con la participación de las empresas AENA, Infraestructura Brasil Holdings XII S.A., y Companhia de Participações em Concessões, es esta última la que se adjudica la administración de los aeropuertos por R$2.120 mil millones (US$378 millones).

El Bloque Central está compuesto por los aeropuertos de Goiânia, Sao Luis, Teresina, Palmas, Petronila, Imperatriz. En este grupo compiten las compañías Companhia de Participações em Concessões, ACI do Brasil y Central Airports, la que se adjudica la gestión de los terminales aéreos por R$754 millones (US$134 millones).

Finalmente, la licitación del Bloque Norte de aeropuertos comprende los aeropuertos de Manaos, Porto Velho, Río Branco, Cruzeiro do Sur, Tabatinga, Tefé y Boa Vista. En este proceso Vinci Airports resulta vencedora con una oferta por R$420 millones (US$75 millones) compitiendo contra el consorcio Aerobrasil.

Consultada, Vinci Airports señala que además de garantizar las operaciones aéreas, el mantenimiento y la modernización de terminales y pistas, los terminales aéreos se transformarán en infraestructuras verdes con emisiones netas cero de contaminantes. Para ello, Vinci Airports basará su trabajo en la política ambiental implementada desde 2018 en Salvador de Bahía.

Adicionalmente, la empresa francesa busca apoyar la reactivación y recuperación económica de la zona con el desarrollo del tráfico de pasajeros y la actividad de carga, esta última a través del aeropuerto de Manaos, el tercero en movimiento de mercancías en Brasil. Manaos es pilar del desarrollo económico y comunitario de la región del Amazonas.

Junto con los montos iniciales por los cuales se adjudican los aeropuertos y que los concesionarios deben pagar al momento de firmar los contratos, también deben abonar una subvención variable sobre los ingresos brutos. Dichos montos se calculan en porcentajes crecientes a partir del quinto al noveno año del contrato siendo constante hasta el final de este. Se trata de un mecanismo para adaptar los contratos ante fluctuaciones de la demanda e ingresos a lo largo del periodo de concesión. En ese contexto, Brasil recoge lecciones de la crisis actual y genera mecanismos de incentivos para atraer inversiones pese a un escenario adverso.

Las licitaciones deben ratificarse por la Junta de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC). Para el próximo 14 de abril está fijada la entrega de los documentos de calificación de los ganadores en cada proceso.

Brasil espera que las concesiones de los 22 aeropuertos realicen inversiones por R$6.000 millones (US$1.068 millones) en los próximos 30 años. En promedio, el Bloque Sur invertirá R$2.860 (US$509 millones), el Bloque Central unos R$1.800 millones (US$320 millones) y el Bloque Norte R$1.480 millones (US$263 millones).

El Consejo Internacional de Aeropuertos para América Latina y el Caribe (ACI-LAC) felicita a los ganadores de la sexta ronda de subastas aeroportuarias y a las autoridades brasileñas por la gestión del proceso. ACI reitera su apoyo a los operadores y al Gobierno en el desarrollo y gestión de las infraestructuras aeroportuarias las que son esenciales para el avance económico y social de las regiones y del país en general.

Al destacar las licitaciones y los avances que los aeropuertos brasileros demuestran, resalta el compromiso del sector con la sostenibilidad lo que incluye la Certificación de Acreditación de Carbono (ACA, por sus siglas en inglés) que evalúa y reconoce los esfuerzos para gestionar y reducir las emisiones de carbono (CO2). Actualmente, hay cuatro aeropuertos con certificación ACA: Brasilia, Belo Horizonte (CNF), Salvador de Bahía y Natal.

“ACI cree que la sostenibilidad es uno de los pilares principales del desarrollo de la industria aérea. Felicitamos a los ganadores de la subasta y nos ponemos a disposición de los operadores y autoridades de Brasil para apoyarlos y trabajar juntos por el bien y el desarrollo de la industria”, resalta el doctor Rafael Echevarne, director general de ACI-LAC.

El proceso de licitación en Brasil está marcado por un gran volumen de terminales aéreas y la participación de importantes empresas locales e internacionales como AENA y Vinci Airports, por mencionar algunas. Las nuevas concesiones a valores significativamente superiores demuestran la confianza de los inversionistas en el país, su gobierno -incluyendo las gestiones realizadas para enfrentar y compensar a los aeropuertos por las afecciones derivadas la pandemia- y en la recuperación del tráfico de pasajeros y de carga del país.

En 2020, el gobierno de Jair Bolsonaro adopta medidas para garantizar la liquidez de los operadores aeroportuarios durante 2020. Entre las acciones desplegadas están el aplazamiento de la fecha de pago de la tasa de concesión adeudada en 2020, posibilidad de renegociar el calendario de pagos de las tasas de concesiones a lo largo de las concesiones y la posibilidad de beneficiarse de las ayudas estatales. Se trata de soluciones que responden las demandas de 10 concesionarios de aeropuertos que piden restablecer el desequilibrio económico generado por la pandemia.

Fotografía portada – Ricardo J. Delpiano

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